Te cuento la película

Decision to Leave
Decision to Leave

Heojil kyolshim (2022) * Corea del Sur

          También conocida como:
                    - "La decisión de partir" (Hispanoamérica)

Duración: 138 min.

Música: Jo Yeong-wook

Fotografía: Kim Ji-yong

Guion: Chung Seo-kyung, Park Chan-wook

Dirección: Park Chan-wook

Intérpretes: Tang Wei (Song Seo-rae), Park Hae-il (Jang Hae-jun), Lee Jung-hyun (Ahn Jeong-ahn), Go Kyung-pyo (Soo-wan), Park Yong-woo (Im Ho-shin), Kim Shin-young (Yeo Yeon-soo), Park Jeong-min (San-oh), Seo Hyun-woo (Sa Cheol-seong / "Mano abierta").

El detective Jang Hae-jun, de Busan le indica a su ayudante Soo-wan, que deben resolver el caso del barrio de Jilgok, pues está convencido de que sus autores fueron o G-goo o San-oh, quejándose Soo-wan de que le haga salir a patrullar de noche solo porque Hae-jun no puede dormir.

Trabaja en Busan, pero los fines de semana viaja hasta Ipo, donde vive Jeong-ahn, su esposa, que trabaja en la central nuclear, teniendo de hecho enmarcado un artículo del periódico local con su foto donde se indica que es la operadora más joven.

Su siguiente caso es la investigación de la muerte de un alpinista que se precipitó.

Deben ascender a lo alto de la montaña, desde donde cayó y examinan sus cosas, viendo que se trata de Ki Do-soo, un hombre de 60 años que trabajaba en extranjería.

Cuando van a la morgue, aparece una mujer a la que le indican que tienen allí a su padre, diciéndoles ella que es su esposa, Song Seo-rae, que es de nacionalidad china y no habla muy bien el coreano, observando ellos que no está muy afectada, indicando ella que cuando no vuelve de la montaña se preocupa por si ha muerto finalmente.

Una doctora informa a Hae-jun de que la mujer estuvo en urgencias por una costilla rota, pero que no quiso denunciar a su marido, que fue meticuloso golpeándola solo en zonas que no se veían, teniendo la parte baja de su abdomen amoratada, habiendo él hecho además que le tatuaran en la pierna sus iniciales.

En comisaría le cuenta que su esposo falleció porque al caer se le rompió el hueso de la cabeza, mostrándole las fotos, diciendo ella que murió como quería.

El policía se acuesta con su mujer que recuerda que llevan 16 años y 8 meses casados y que el sexo es bueno para los problemas de corazón y de tensión, e incluso para el desarrollo cognitivo, por lo que, le dice, harán el amor semanalmente aunque se odien.

Habla con la jefa de Seo-rae, que trabaja en el cuidado de ancianos, asegurándole su encargada que todas las ancianas hablan maravillas de ella.

El forense les informa que encontraron ADN bajo las uñas de Ki Do-soo, por lo que tendrán que tomar muestras de su ADN.

Comienza a vigilarla mientras cuida a las ancianas, y la llama para informarle de la aparición del ADN, diciéndole que debe acompañarlos a comisaría para tomarle muestras, respondiéndole ella que no puede porque está trabajando, y ante la extrañeza de su rápida incorporación al trabajo, ella dice que para ella son más importantes los ancianos vivos que los maridos muertos.

Pese a todo acude a la comisaría para que le tomen la muestra.

Allí le cuenta que había discutido porque él quería que la acompañara, y ella se negó porque odiaba la montaña. Le muestra tras ello un arañazo en su muslo, y le dice, se lo hizo ella sola porque no conseguía que Do-soo la entendiera, y él la detuvo y le arañó la mano, al hacerlo, estando por ello su ADN bajo las uñas de su marido.

Pide la cena antes de poder continuar el interrogatorio.

Le recuerda tras ello que, en agosto de 2015, la guardia costera detectó la presencia de 38 ciudadanos chinos ocultos en un carguero del puerto de Pyenongtaek, y todos fueron deportados menos ella.

Ella cuenta que fue porque su abuelo perteneció al ejército de liberación de Corea en Manchuria y Do-soo consiguió que le concedieran la medalla del mérito a este.

Consiguen detener finalmente a G-goo, aunque consigue escapar y la deben perseguir.

Seo-rae sigue a Hae-jun con su coche, viendo cómo alcanza a G-goo y lo domina pese a que aquel tenía un cuchillo, tras lo que le dice que no debió ser él quien mató a Beom, pues es demasiado inútil, y le pregunta si fue San-oh, asegurando G-goo que nunca cogerán a San-oh, pues no quiere volver a la cárcel y que antes de que le cojan los matará y se los llevará por delante a todos, pues está loco.

Reprende luego a Soo-wan, su ayudante por haber intentado usar la fuerza para hacer confesar a G-Goo, diciéndole que debe escuchar a los detenidos sin violencia, y cuando este le insinúa trato de favor hacia Seo-rae, le dice que tienen pruebas de que esta estaba trabajando en casa de la anciana cuando ocurrió el accidente, pues fue grabada a la entrada y a la salida de su casa por una cámara.

Hae-jun comienza a vigilarla en su tiempo libre, espiando todos sus movimientos.

De hecho, cuando ella sale al día siguiente lo encuentra dormido en su coche y le fotografía, comentando luego en el trabajo que está contento, pues durmió bien.

Mientras la vigila, la ve enterrando a un cuervo que bajó a comer la comida de su gato, al que luego acaricia y le habla en chino, grabando el policía su conversación para escuchar luego cómo le dice al gato que no quiere al cuervo, que si quiere hacerle un regalo le traiga el corazón del detective tan simpático.

Pero su jefe lo llama para decirle que está obsesionado con el caso del monte Guso y le pide que lo cierre y siga con el de Jilgok.

Soo-wan sin embargo no está de acuerdo, cree que fue asesinado por Seo-rae, pues ya cometió otro asesinato en China y si regresa será condenada a cadena perpetua.

Pero siguiendo las órdenes de su jefe, le pide que investigue a las numerosas amantes de San-oh, aunque él insiste en que mató a su propia madre.

Recibe, mientras está con su mujer un mensaje de Seo-rae, pidiéndole que vaya a su casa, conduciendo él a toda velocidad para hacerlo, y cuando le pregunta por qué le hace ir a su casa, ella le dice que lo hace a menudo, sabiendo que la espía.

Él le pregunta por la muerte de su madre.

Recuerda que esta estaba ingresada en el hospital, ya muy mal y le dijo que tenía que ir al monte Homi en Corea, pero acabando antes con ella, que protestó, pues, se hizo enfermera para cuidarla, no para acabar con ella. Pero finalmente cumplió su voluntad y le dio cuatro cápsulas de Fentanilo, guardándose otras cuatro para ella.

Él le da la noticia de que, oficialmente, Do-soo se suicidó, aunque le pregunta si tenía enemigos, mostrándole ella una carta amenazante porque sabían que él hacía que le pagaran sobornos para evitar las deportaciones.

Él le pregunta cómo se casó con un hombre así, que no tenía amigos, diciéndole ella que después de pasar 10 días en el mar en pleno verano en un contenedor de pescado, y estando esquelética y llena de heces, lo único que hacía era balancearse como una loca, y él la vio y la escuchó.

Ella le pregunta luego a él si su mujer sabe a quién espía en mitad de la noche

Al día siguiente aparece una carta, que parece de despedida, en que Do-soo decía que no podía seguir viviendo con esas acusaciones falsas y deseaba recuperar su honor, pese a lo cual Soo-wan, muy borracho sigue insistiendo en que es culpable, y le recuerda sus propias palabras de que matar es igual que fumar, que solo cuesta la primera vez.

Recibe luego una llamada de Seo-rae, cuando llega a casa ve todo tirado por el suelo y tumbado en su sofá a su compañero Soo-wan, dormido, diciéndole a Seo-rae cuando se despierta y mientras se marcha, que tenga cuidado cuando mate a su siguiente marido, pues no se librará.

Él le cuenta que cerraron el caso, reconociendo que está contento y le prepara luego una comida, el único plato chino que sabe hacer, mientras ella observa las fotos de algunos de sus casos sin resolver que tiene en una pared.

Él le cuenta que padece insomnio, y ella le dice que es por culpa de esas fotos.

Le muestra una de la calavera de Beom, al que mató San-oh y al que encontraron cuando llevaba un mes muerto en el monte y a su lado el hacha con la que le abrieron la cabeza y le dice que siempre que puede vuelve a ese caso.

Le cuenta que, pese a temer más a la cárcel que a la muerte, San-oh dio una paliza a un tipo que creía que era amante de su mujer, aun sabiendo que eso haría que pudiera volver a la cárcel, concluyendo Seo-rae que ama más a esa mujer que a la muerte.

Tras la observación envía a Soo-wan a investigar a Ga-in, esa mujer, que es peluquera, en Gyenoggi, que es lejos de allí y que, además, ya se casó.

Soo-wan va armado, pese a lo cual se ve sorprendido por San-oh, que le clava unas tijeras en el costado, persiguiéndolo Hae-jun, que llega un momento después por las terrazas, hasta conseguir acorralarlo, diciéndole que sabe que no mató a Beom por dinero, sino porque, mientras él estaba en la cárcel se acercó a Ga-in.

El muchacho amenaza con clavarse las tijeras que lleva en el cuello, pidiéndole al detective que le diga a Ga-in que ha vivido un infierno por ella porque sin ella su vida estaría vacía.

Luego se acerca al borde de la terraza para lanzarse al vacío, pidiéndole la propia Ga-in, que vio la persecución y los siguió, que no lo haga, aunque no le hace caso.

Su mujer le llama y le pregunta si va a verle, pues sabe que esas cosas le afectan, aunque él dice que está bien, si bien, al llegar a su casa llaman a la puerta, viendo cuando abre ve que es Seo-rae que dice que ha ido para ayudarle a dormir.

Para ello quita las fotos de los casos ya resueltos y las quema, incluyendo las de su marido en las que está también ella, que observa que una de ellas es muy oscura, diciendo él que sale guapa, pidiéndole ella que se lo diga en chino, diciéndole que puede quedarse esa, aunque él se acaba quedando con casi todas las de ella.

Lo lleva luego hasta la cama, se sienta a su lado y le pide que cierre los ojos, preguntándole él por qué le pidió su corazón al gato, explicándole que no le pidió su corazón, sino su amor.

Le pide cuando cierra los ojos que se concentre en su respiración y le dice que está bajo el mar y es una medusa sin ojos, nariz ni pensamientos, ni alegría ni pena y al ir dejando el agua tras ella le va dejando a ella todo lo malo que le ha pasado.

Al día siguiente salen juntos para hacer visitas, y observa que ella tiene las manos llenas de durezas por su trabajo y le da una crema.

Le dice que cuando la conoció supo que ellos dos eran iguales. Desde que miró la foto de su marido, pues prefiere mirar las cosas de frente.

Ella examina todos sus numerosos bolsillos, viendo todo lo que lleva, llevando muchas cosas por si hay un asesinato.

Le muestra luego las grabaciones que hizo de ella mientras la observaba e investigaba.

Ella le pregunta si borra los archivos tras cerrar el caso, diciendo él que sí, decidiendo borrarlos ella misma.

Vuelve a cocinar para ella.

Cuando vuelve con su mujer, esta le acusa de engañarla al oler su ropa, diciéndole que ha vuelto a fumar, aunque él dice que fue Soo-wan.

Como no consigue dormir, y escribe a Seo-rae.

Esta le pide al día siguiente, que se pase por su casa para coger el cuaderno verde, que le gusta a la anciana a la que cuida.

Se lo lleva a la mujer y le lee alguna de las historias, examinando luego su móvil, pues la mujer se queja de que no le va bien, observando que es exactamente igual que el de Seo-rae, y cuando trata de cerrar todas las aplicaciones que tenía abiertas, ve que en los datos de salud del 26 de octubre de 2020 figuran 138 pisos subidos.

Piensa que pudo intercambiar los móviles y salir, y saliendo por la ventana de atrás no la grabarían las cámaras y que, como cada mañana su supervisora la llamó al móvil de la anciana para comprobar que había llegado al trabajo y por eso se llevó el de esta.

Con él fue hasta la ruta que iba a hacer su marido, y al subir a la roca, y debido a que esta resbalaba mucho, se le estropearon las manos.

Cuando llegó, sorprendió a su marido de espaldas admirando el paisaje y lo empujó.

Hae-jun, hace el mismo camino, viendo que le marca 138 pisos.

Cuando esa noche ella llega a su casa, ve que está allí Hae-jun muy serio. Le muestra el móvil y los 138 pisos y le pregunta si no le daban miedo las alturas, diciéndole que sabe que la maltrataba e incluso le marcó a fuego sus iniciales, por lo que le pregunta por qué no lo denunció a la policía, diciendo que la amenazaba con deportarla.

Él pregunta si por ello hizo llegar las amenazas, diciendo ella que las habría recibido igualmente, pues todo lo que estas decían era cierto, concluyendo que también envió la carta supuestamente escrita por él a inmigración, alterando una carta escrita por él.

Le pregunta si también era mentira la agresión de la que acusó a Soo-wan, habiendo tirado ella misma las cosas cuando se quedó dormido, aunque, le pregunta ella, si no era una agresión, que un policía borracho entrara en su casa.

El policía se da cuenta de que ya no tiene pruebas, pues ella quemó las fotos y borró sus grabaciones simulando que le gustaba, aunque ella le pide que ni se le ocurra hablar así de sus días, mientras lo abraza.

Él le dice que estaba orgulloso de ser policía, pero ella le ha vuelto loco y ha saboteado un caso por lo que está devastado, tras lo que le pide que tire el móvil de la anciana a lo más profundo del mar, pues él le compró otro igual, antes de marcharse.

Algún tiempo después Hae-jun pide su traslado a Ipo, pese a que allí nunca pasa nada, y va a ver a un psiquiatra por sus problemas de sueño.

Su mujer le dice que desde que está allí, ella está mejor gracias a sus comidas, pero él se está marchitando porque necesita crímenes y violencia para ser feliz de verdad.

En Busan, en un lujoso apartamento, Seo-rae, que lleva peluca, es golpeada por un tipo que le pregunta por su marido, contándole ella que la abandonó, aunque él ve que tiene varias bolsas de tiendas de lujo que dice no pudo comprar sin el dinero de su marido, y que, mientras ellos viven allí, rodeados de lujos, su madre le suplica que la mate, quedándole menos de un mes, y le asegura que si se muere, acabará con su marido.

Se acerca para golpearla de nuevo, pero ella le clava un tenedor en el brazo y le dice que ha aguantado 10 minutos por respeto a su madre y le pregunta si ella sabe que va pegando a mujeres y cómo le llama la gente.

Él insiste en que si ella se muere la meterá en el congelador y no celebrará el funeral hasta que mate a su marido.

En Ipo, el caso policial más importante es el robo de 58 tortugas de caparazón blando, que cuestan más de 3.000 dólares porque ayudan para la depresión en hombres.

Seo-rae recibe la llamada de su marido, que le pide que haga las maletas, pues "Mano abierta" ya sabe dónde están y le indica que deben reunirse con los clientes chinos cuanto antes, aunque al verla, cuando abre la cámara, se da cuenta de que estuvo allí Mano abierta, y que, con su cara magullada, no podrá reunirse con nadie, aunque deben buscar un lugar seguro para ocultarse, sonriendo ella al escucharlo.

En Ipo, ella se cuela en el edificio policial y desde una ventana observa a los agentes mientras fuman en el patio, y observa que Hae-jun lleva zapatos de vestir.

La subinspectora Yeo Yeon-soo le pregunta si es cierto que se fue a vivir allí porque tenía depresión tras la muerte de un sospechoso, observando ella que no parece estar mejor, indicando él que es porque padece de insomnio.

Un día, mientras compra pescado con su mujer en el mercado, se topa con Seo-rae y su marido y el policía le pregunta qué hace allí, contándole ella que se han mudado, preguntando él por qué, de forma tan brusca que sorprende a su esposa, cambiando su tono para decir que en ese pueblo no hay nada, diciendo ella que le gusta la niebla.

Le presenta tras ello a su esposa, contándole Seo-rae a su esposo que ese es el policía que sospechaba de ella, presentándose él como su nuevo marido Im Ho-shin.

Él cuenta que se mudó a Ipo porque su mujer, Ahn Jeong-ahn, trabaja allí.

Le cuentan que Seo-rae trabaja como guía turística, pues hay muchos chinos que viajan hasta Ipo porque allí rodaron "Alerta roja", una serie sobre un accidente nuclear muy popular en China, comentando Hae-jun que precisamente su esposa trabaja en la central y para ella es un tema delicado y no le gusta esa serie.

Jeong-ahn reconoce a Ho-sin del programa de inversiones, pues es analista de valores.

Mientras hablan, Seo-rae se fija en sus zapatos, diciendo él que allí no tiene que correr.

Recibe una llamada de la subinspectora Yeon-soo por un asesinato. Un hombre que apareció muerto en una piscina con 17 puñaladas.

Ve al muerto, Ho-sin, en su piscina, vacía, y observa que el asesino era zurdo.

Se reúne con Seo-rae, y le pregunta si fue a Ipo para eso, y si le parece tan blando, preguntando ella si tan retorcida le parece ella, diciéndole él que más le vale que esta vez su coartada se sostenga.

La subinspectora le pregunta si sospecha de ella, contándole él que la conoce porque investigó la muerte de su anterior marido en Busan, observando Yeon-soo que, sin embargo, ella no es zurda.

En el interrogatorio le dice que, como salió a pasear sin el móvil no tiene modo de probar su coartada, aunque ella no parece muy preocupada.

Ella le dice que su marido estaba sufriendo pérdidas, indicándole él, que pese a ello vivían en una mansión de lujo, indicando ella que su marido decía que para hacer dinero le tenían que ver gastarlo.

Él le pregunta cómo pudo casarse con un hombre así, diciendo ella que para poder olvidar a otro hombre.

Ella dice que se mudaron allí porque no conocían a nadie, huyendo de los acreedores.

Él observa las coincidencias con su anterior marido, pues se casó sin amor y los dos murieron, diciendo ella que el anterior se suicidó y a este lo asesinaron.

Va luego a su casa, abrazándole ella, preguntando él por qué se mudó allí en realidad, diciendo ella que era la única manera que tenía de verle.

Él le pregunta por el vestido que llevaba cuando se vieron y con el que vio que estaba en una foto echa por unos turistas, uno que parecía verde o azul según se mirara, encontrando restos de este en la barbacoa.

Entretanto, un trabajador de la central nuclear llega a esta con la prensa, donde Jeong-ahn puede ver la foto de Ho-sin y la noticia de su muerte.

Seo-rae le cuenta a Hae-jun que, cuando volvió de pasear, el olor a sangre era insoportable. Su marido estaba muerto en la piscina, y, sabiendo que él iría y no quería que sufriera, por lo que la vació y lavó a su marido con la manguera y limpió la sangre de la piscina, aunque mientras lo hacía, él abrió los ojos.

Le dice que destruyó pruebas importantes, por lo que decide arrestarla, indicando ella que no quería que la policía pisara la sangre de su marido.

Pide a la subinspectora que extraiga los audios de su reloj mientras la someten a la prueba del polígrafo.

La subinspectora le entrega la transcripción de sus audios y le informa de que hicieron un control de los coches de los alrededores de los últimos días y vieron que había uno perteneciente a una de las personas estafadas, arrestado varias veces por agresión, un hombre chino y zurdo.

Detienen a Mano abierta, que les cuenta que le estafaron 270 millones de wones, todos los ahorros de su madre tras 10 años trabajando en un puestecito de comida y luego con su restaurante, 18 horas al día y que por ello tenía que matar a ese hombre para poder ser considerado él mismo un hombre.

El inspector le pregunta si Seo-rae le pidió que lo matara, lo que niega, pero le dice que logró localizarlos gracias a ella, pues le cogió el móvil y le puso una aplicación de geolocalización.

La subinspectora se siente feliz al haber resuelto el primer asesinato de la historia de Ipo, aunque él dice que no está del todo resuelto.

Consiguen entretanto detener a los ladrones de tortugas, mordiéndolo una de ellas.

Cuando llega a casa, Jeong-ahn le indica que el marido de Seo-rae la llamó dos veces en plena noche y le pregunta si sería por error, y ella dice, no le daría importancia si no fuera porque justo después de eso lo mataron y le pregunta si lo mató él o entre los dos.

Le pide que analice la información del móvil de prepago de él a la subinspectora, viendo

que tras la muerte de él se encendió justo en un lugar donde saben que estuvo Seo-rae por las fotos de los turistas.

Él cree que ella tiró el móvil al mar. Pero la subinspectora cree que está obsesionado pese a tener ya al asesino confeso.

En las transcripciones ve que grabó que le veía que ahora llevaba zapatos de vestir y la barba descuidada. Le veía decaído y se preguntaba si sería porque la echaba de menos.

Recuerda que cuando le cocinó su plato chino le dejó fumar a su lado, pero su marido odia el tabaco y recuerda las noches en que la observaba a escondidas, y era como si tuviera a alguien de confianza velando por ella.

Cuando se vieron se preguntaba a sí misma si debía decirle por qué había ido realmente a Ipo, aunque estaba convencida de que se lo imaginaría.

Tras leer las transcripciones, va de nuevo a su casa, aunque no está allí, por lo que la llama por teléfono, diciéndole ella que está en el monte Homi.

Cuando llega allí nieva. Ella le cuenta que su madre le decía que en Corea estaba el monte de su familia y ella lo siente así, aunque legalmente sea del gobierno y allí desea esparcir las cenizas de su madre y de su abuelo.

Ella le responde ahora a su pregunta de por qué se casa con hombres así, diciéndole que lo hace porque los hombres legales como él no quieren casarse con ella, que, de hecho, para que él le hablara, tuvo que ocurrir un asesinato.

Ella le pregunta en chino, haciendo que traduzca el teléfono, si ha vuelto a dormir bien alguna vez desde que lo dejó y le pregunta también si no recuperó las ganas de vivir el día que se encontraron en el mercado.

Él reconoce no haber estado bien durante los últimos 402 días, pero él es policía y ella sospechosa.

Él recoge la urna con las cenizas y ve que no están ya las cuatro pastillas de fentanilo y las esparce, pues, ella dice que tiene vértigo.

Ella le muestra entonces su viejo móvil, recordando él que le pidió que se deshiciera de él, diciendo ella que lo utilice para su investigación y regrese al momento anterior a que se quedara devastado y le dice que tal vez volviera a Ipo para convertirse en uno de sus casos sin resolver y lo besa luego.

Cuando regresa a su casa ve que su mujer sale con las maletas, acompañada por otro hombre, Jooim, recordándole él la promesa que se hicieron de hacerlo cada semana aunque se odiaran, aunque ella solo le pide que se aparte y se marcha.

Vuelve a detenerla, yendo esposado a ella en el coche, contándole que le hicieron pruebas de sueño y vieron que se despertaba 47 veces cada horas y le mandaron un aparato para respirar por la nariz.

La subinspectora le lleva el móvil que encontraron unas buceadoras mientras pescaban y ve que el fallecido envió un mensaje amenazante a Seo-rae, diciéndole que iba a enviarle un mensaje a Jeong-ahn pero que no le contestó, respondiendo ella que las reuniones con los chinos están yendo bien y que no debe fastidiarlas.

Él le dice que la madre de "Mano abierta" está a punto de morirse y sabe que siempre lo encuentra, por lo que, le indica que, si no consigue respuesta en 2 días, subirá la nota de audio a Internet para que la gente sepa que la policía tontea con sospechosos.

Ella le indica que en dos días comerán con los chinos, pidiéndole que esté allí a las 10.

Pero no encuentra en el teléfono la nota de audio.

Interroga a Cheol-seong en prisión y le pregunta si vio a Seo-rae el día de la muerte de su madre, diciéndole este que ella fue a ver a su madre al hospital con un ramo de rosas diciendo que se sentía muy mal por su estado y le dio un masaje con el que se le pasaron los dolores.

Él aprovechó su llegada para bajar a desayunar y cuando volvió ella se había ido y su madre descansaba plácidamente, aunque al poco rato murió.

Llama a Seo-rae para decirle que no encontraron ninguna nota de audio en el móvil de su marido y que fue Cheol-seong quien lo mató, pero porque ella antes había matado a su madre, sabiendo ella que este mataría a su marido cuando eso ocurriera, concluyendo que su marido y la madre de Cheol-seong murieron por él.

Él le pregunta por qué la mató con el fentanilo, pues si de todos modos iba a morir, diciendo ella que se lo agradeció.

Le pregunta qué contenía el archivo de audio, diciendo ella que contenía su voz diciendo que la amaba, pues a ella le gustaba mucho y la oía a menudo, pero su marido se enteró.

Él pregunta cuándo le dijo que la amaba, diciendo ella en chino que al decirle que la quería se le acabó el amor, y cuando se le acabó a él el amor, empezó a amarlo ella.

Habla con ella por teléfono mientras conduce hacia ella, al tener su coche geolocalizado.

Ella se para cerca de la playa y baja hasta esta con un cubo con el que comienza a cavar en la arena, mientras él llega hasta su coche vacío, del que rescata su móvil.

Busca las notas de audio, encontrando la conversación donde le pedía que tirara el móvil al mar a lo más profundo para que nadie lo encontrara.

Tras cavar un profundo agujero, ella se sienta a esperar la subida de la marea.

Él recuerda que le dijo en la montaña que había ido allí para convertirse en un caso sin resolver. Para que colgara sus fotos en la pared y pensara solo en ella.

Él baja hacia la playa, aunque no la encuentra, mientras el agua comienza a golpear el montículo de arena que va llenando el agujero en que ella se metió, de modo que cuando él llega está ya completamente enterrada.

Al no encontrarla pide una orden de búsqueda.

Él recuerda nuevamente, mientras ella yace bajo sus pies su propia voz en la nota grabada, que ella dice que escuchaba a menudo, en que le decía que le volvió loco y que por ella saboteó un caso.

La llama y llora angustiado tratando inútilmente de encontrarla entre las olas, mientras anochece.

Calificación: 4