Te cuento la película

El renacido (The revenant)
El renacido (The Revenant)

The Revenant (2015) * USA / Hong Kong / Taiwan

          También conocida como:
                    - "Revenant: el renacido" (Hispanoamérica)

Duración: 156 min.

Música: Ryuchi Sakamoto y Alba Noto

Fotografía: Emmanuel Lubezki

Guion: Alejandro González Iñárritu, y Mark L. Smith (Novela: Michael Punke)

Dirección: Alejandro González Iñárritu

Intérpretes: Leonardo DiCaprio (Hugh Glass), Tom Hardy (John Fitzgerald), Domhnall Gleeson (Capitán Andrew Henry), Will Poulter (Jim Bridger), Forrest Goodluck (Hawk), Duane Howard (Elk Dog), Arthur Redcloud (Hikuc), Melaw Nakehk'o (Powaqa), Grace Dove (Esposa de Glass), Lukas Haas (Jones), Paul Anderson (Anderson), Kristoffer Joner (Murphy), Joshua Burge (Stubby Bill), Fabrice Adde (Toussaint).

Un niño duerme entre sus padres, con los que poco antes jugaba y se divertía.

A continuación vemos cómo unos hombres blancos queman su cabaña y las de todo su pueblo, viendo el niño cómo su padre sujeta en sus brazos a su madre fallecida.

Años después, ese hombre, Hugh Glass y su hijo Hawk, avanzan con un grupo de cazadores por un terreno pantanoso y entre la niebla, acabando con un enorme ciervo.

No muy lejos de allí otro hombre, John Fitzgerald, se queja del disparo que puede atraer a los indios mientras conmina a sus hombres a que trabajen deprisa limpiando bien las pieles, pues sus fardos no son de 15, sino de 30.

El encargado de la partida, el Capitán Andrew Henry le dice que deben salir cuanto antes, pues están a pocas jornadas del fuerte, recordándole Fitzgerald que los hombres están muy cansados.

Llega a este grupo el joven Jim Bridger pidiendo ayuda para trasladar al ciervo, pues es muy grande, pero ellos le dicen que ellos están cansados de limpiar pieles.

Aparece entonces un hombre desnudo pidiendo ayuda y con una flecha en su espalda, siendo alcanzado otro de los hombres por otra flecha que atraviesa su cuello, haciendo que todos se pongan en alerta, sin lograr ver a sus atacantes, cayendo varios más, escuchando Glass y los cazadores el tiroteo.

El capitán ordena que no se muevan para no estar en campo abierto, señalando otro hombre que deben ir hacia el barco o les robarán todas las pieles.

Glass se une a ellos cuando ya los indios plantean una batalla de hombre a hombre, pidiendo Hugh que vayan hacia el barco y dejen las pieles, aunque Fitzgerald insiste en que las lleven.

El propio Glass está a punto de morir a manos de un indio, salvándole un compañero.

En medio del caos, algunos de los hombres consiguen llegar hasta el barco, algunos con fardos de pieles, otros ayudando a sus compañeros mientras las flechas llegan de todas partes, mientras en tierra los indios saquean los cadáveres y prenden fuego.

Los supervivientes logran alejarse, pero Glass les dice que el Missouri no es seguro mientras los sigan los Arikara, por lo que les conviene buscar una nueva ruta por tierra, algo que Fitzgerald pone en duda aunque el capitán decide seguir el consejo de Glass, por lo que abandonan el barco y lo dejan a la deriva, decidiendo ir hasta el Río Grande para seguir luego el curso de este hasta el fuerte, aunque Fitzgerald sigue quejándose pues dice que les pillará el invierno y no podrán llegar si no encuentran una posta con caballos, algo improbable tan lejos del fuerte.

Para poder avanzar más deprisa deciden enterrar las pieles y dejar marcado el lugar para regresar a buscarlas, aunque Fitzgerald dice que él sobrevive gracias a esas pieles y no desea echar por tierra su trabajo de los últimos 6 meses, comenzando a hostigar a Glass insinuando que si los Arikara los sorprendieron por culpa suya y de sus amigos los indios con los que vivía, y se pregunta qué clase de salvaje era la madre de su hijo, que piensa que es también un salvaje.

Le pregunta tras ello al propio Glass si es verdad que mató a un teniente cuando vivía con los salvajes, ya que señala que es muy raro que murieran 21 soldados y más de 40 indios y que él y su hijo sobrevivieran.

El capitán trata de hacerle callar sin éxito cuando le pregunta a Glass si es cierto que mató a uno de los suyos para salvar a su hijo.

El capitán media pese a que Glass no responde a las provocaciones, y evita que lo haga su hijo, ordenando cesar a Fitzgerald en las mismas, aunque este sigue provocándolo cuestionando nuevamente la orden de abandonar el barco mientras caminan por el bosque entre la lluvia, respondiendo Glass que yendo por la montaña ganan una semana de camino, pues allí la tierra no es fértil y los Arikara no cazan.

El capitán le pregunta si es cierto lo que dijo Fitzgerald, aunque tampoco le responde.

Mientras el grupo descansa Glass sale a estudiar el terreno, escuchando a un animal, por lo que prepara su rifle, pese a lo cual se ve sorprendido por el ataque de un gigantesco oso que aparece por un lado y se abalanza sobre él para solo dejarlo cuando aparecen sus cachorros, momento que Glass aprovecha para volver a coger su rifle con el que le dispara a su regreso, aunque solo consigue enfadarlo más.

A la tercera embestida del animal, Glass responde acuchillándolo hasta acabar con él, tras lo que caen ambos colina abajo, cayendo el enorme oso encima de Glass.

Será encontrado así por su hijo que llama a los demás, viendo que está en un muy mal estado, pese a lo cual Fitzgerald se queja de que disparara, pues pudo ser oído por los indios, momento en que Hawk se lanza contra él.

El propio capitán se encarga de coser sus heridas más profundas, aunque Fitzgerald dice que lo están torturando y que lo mejor sería acabar con él, pues asegura que morirá en menos de una hora, y si sigue gritando hará que maten a los demás.

Cuando le colocan la pierna pierde el conocimiento, momento que el capitán aprovecha para coserle el cuello optando por acampar allí esa noche.

Entretanto Hikuc, el jefe de los Arikara negocia con un grupo de comerciantes franceses de piel a los que le entregan las que consiguieron en el ataque a los miembros de la Compañía de Pieles tratando de conseguir a cambio caballos.

Los americanos salen de madrugada cargando con Glass en una improvisada camilla con la que avanzan dificultosamente al empezar a nevar, resbalándose al tratar de subir una fuerte pendiente, comprobando que Glass tiene además mucha fiebre, por lo que viendo que es imposible seguir con él, deciden sacrificarlo, ordenando que cubran sus ojos, a lo que Hawk se niega, decidiendo el capitán, que se disponía a acabar personalmente con él, ofrecerles 70 dólares al día a las dos personas que acepten quedarse con Glass hasta que este muera.

Se ofrecen Hawk y Jim Bridger aunque Fitzgerald señala que es muy poco dinero y que Jim y Hawk son solo dos críos incapaces de detener a los indios, ofreciendo el capitán 100 dólares, aunque tanto Hawk como Jim renuncian a su parte, ofreciéndose Fitzgerald a quedarse con ellos a cambio del salario al que renunciaron, señalando que con los 300 dólares podrá rentabilizar su aventura.

Antes de partir el capitán le recuerda que deben cuidarlo el tiempo que sea necesario hasta que se muera y darle una sepultura digna.

Su hijo le habla y le recuerda su pasado junto a su madre y cómo le salvó a él la vida cuando estuvo a punto de morir quemado cuando los soldados masacraron a la población y prendieron fuego a sus viviendas viendo el muchacho cómo mataban a su madre de cuyo pecho surgió un pájaro.

Fitzgerald aprovecha el tiempo cavando la fosa mientras piensa que con los 300 dólares podrá retirarse a Texas y comprar un terreno y olvidarse de esas tierras.

Jim observa que tiene un trozo de su cabeza sin pelo, y mientras hace una figura en forma de caracol en su cantimplora con una piedra le pregunta si fue obra de los Arikara, contándole que sí.

Mientras los muchachos están lejos Fitzgerald habla con Glass al que le dice que ha aguantado, pero piensa que ya ha sido suficiente y que debe dar su último suspiro, pues los Arikara están ya cerca y el invierno les dificultará cada vez más subir hacia la montaña y debe pensar en su hijo al que va a matar, por lo que le dice que él puede apagarle y acabar con su sufrimiento y que nadie sabrá que se rindió, y para pedirlo le basta con parpadear y salvará a su hijo, lo que Glass finalmente acepta.

Pero mientras acaba con él aparece Hawk, que lo golpea y llama Jim para pedirle ayuda diciéndole que le contará todo al capitán y le ahorcarán, tratando Fitzgerald de decirle que tiene un acuerdo con su padre, aunque Hawk sigue gritando llamando a Jim, que, metido en el río no lo escucha, pidiéndole inútilmente Fitzgerald que se calle para que no lo oigan los indios, pero viendo que no se calla saca su cuchillo y lo apuñala ante la impotente mirada de Glass, que ve cómo tras matarlo arrastra a su hijo.

Cuando poco después regresa Jim contento tras haber cazado un castor y pregunta dónde está Hawk, Fitzgerald le responde que pensaba que estaba con él.

Glass trata de contarle lo ocurrido, pero es incapaz de hablar, viendo cómo Jim trata de encontrarlo sin éxito.

Esa madrugada Fitzgerald despierta a Bridger al que le pide que no grite, pues ha visto a una veintena de indios cerca del río y deben marcharse sin esperar a Hawk que probablemente le dice, estará ya sin caballera y destripado, debiendo dejar allí a Glass llevándose incluso su rifle, insistiendo Bridger en que no pueden dejarlo, viendo cómo Fitzgerald lo arrastra hasta la fosa que cavó, donde se dispone a darle una sepultura digna, echando tierra sobre él aunque sin acabar con él, decidiendo Jim marcharse con Fitzgerald por temor a los indios, dejándole a Glass su cantimplora.

Los demás continúan su camino por paisajes helados según las indicaciones de Glass.

Pese a sus escasas fuerzas y sus intensos dolores Glass consigue librarse de la tierra que le cubría y arrastrarse hasta el lugar donde yace muerto su hijo congelado.

Jim afirma no sentir los pies cuando Fitzgerald le conmina a continuar, pues, le dice que 12 Arikaras van más rápidos que ellos, recordándole Jim que le había dicho antes que antes le dijo que eran 20.

Comienza a sospechar y le pregunta qué hacía en el río de madrugada, si ya había traído agua él, y le pregunta si es cierto que vio a los indios en el río mientras le apunta con su rifle, reconociendo Fitzgerald que no vio indios, tras lo que le quita el rifle y le dice que tenía que hacer que entrara en razón y que no arriesgaran la vida y le recuerda que él se la ha salvado dos veces, tras lo que le dispara, aunque no ocurre nada, pues no tenía pólvora, pidiéndole que coja sus cosas para seguir.

En medio de ese paisaje nevado, Glass solo encuentra para comer los huesos de un toro muerto, comiendo lo poco que queda dentro de los huesos poco antes de la llegada de los Arikara, que descubren los restos que dejaron y el cadáver de Hawk.

Glass consigue llegar hasta el río donde puede beber agua, aunque entonces se da cuenta de sus heridas del cuello que sangran al beber, por lo que se coloca pólvora sobre estas, y hace fuego, que se aplica sobre la pólvora para cauterizar la herida, ocultándose en una cueva junto al río donde se calienta haciendo fuego, debiendo alimentarse de raíces, mientras ve de lejos a los ciervos lamentando no tener un rifle.

Escucha entonces a los caballos de los Arikara y debe ocultarse adentrándose en el río, aunque es descubierto y debe huir nadando, mientras desde arriba empiezan a lanzarle flechas, dejándose llevar por las aguas bravas hasta unas pequeñas cataratas, hasta llegar a una zona de aguas tranquilas en la que puede salir.

Fitzgerald y Bridger llegan entretanto a una aldea india sembrada de cadáveres, donde solo hay una mujer que ha sobrevivido y a la que solo ve Jim, que le entrega comida, mientras su compañero se felicita, ya que tienen caballos para seguir su camino.

Por la noche y mientras se calientan y cenan Fitzgerald le cuenta a Jim que su padre salió a cazar a unas montañas en Texas y a la segunda noche desaparecieron sus compañeros y los indios se llevaron los caballos, por lo que, muerto de hambre, se arrastró hasta una arboleda y en aquel momento vio a Dios en forma de una jugosa ardilla que asó y se comió.

También Glass se calienta en una hoguera, mezclándose en su cabeza sueños en los que ve la muerte de su esposa, el homicidio de un oficial, su hijo…

Cuando se despierte baja hasta el río, donde consigue pescar un pez que come crudo.

Continuando su camino se topa con una manada de bisontes, viendo cómo un grupo de hienas caza a uno de ellos.

Por la noche le despiertan ruidos, viendo fuego y una hiena huyendo, por lo que avanza hacia las llamas viendo a un indio Pawnee comiendo los restos del bisonte que no pudieron comer las hienas a las que ahuyentó, apuntando con su arco a Glass, haciéndole entender este con gestos que también él tiene hambre, lanzándole el indio un trozo de carne.

Mientras duerme, el indio observa su cuerpo lleno de cicatrices, explicándole él cuando lo despierta que fue atacado por un oso, mostrándole las garras que pulió Jim.

El indio, unido en el dolor con él, ya que también su familia fue asesinada, lo invita a ir con él a caballo mientras busca otros indios Pawnee.

También a caballo llegan Fitzgerald y Bridger al fuerte, recordándole el primero al segundo antes de entrar que hicieron lo que debieron aunque se saltaran lo del enterramiento, y que si él no habla se librarán de la horca.

Una vez en el fuerte Fitzgerald le explica al capitán que le dieron una sepultura digna a Glass con una cruz incluida, observando cómo el capitán sube al piso de arriba para buscar los 300 dólares prometidos, ofreciéndole a Bridger también algún dinero pese a que renunció a la recompensa, aunque el muchacho lo rechaza.

Glass y el indio avanzan, pero se acerca a ellos una fuerte tormenta, cayendo Glass sin fuerzas, debiendo el indio improvisar un refugio hecho con ramas y cubierto de pieles para resguardarse, poniendo hierbas curativas sobre las heridas de Glass, el cual sueña que llega a un templo destruido donde vuelve a ver a su hijo al que abraza, aunque de pronto ve que lo que abraza es un árbol.

Cuando despierta, aliviado, observa que el indio ya no está allí, aunque le ha dejado comida y bebida, por lo que, ya mucho más recuperado podrá continuar su camino.

Poco tiempo después de comenzar a caminar se encuentra con el Pawnee que le ayudó colgado de un árbol y con un cartel en francés que indica que es así como deben estar todos los salvajes.

Muy cerca de allí encuentran acampados a los autores del crimen, los tramperos franceses a los que se queda vigilando hasta que anochece y ve cómo estos, ya borrachos cantan en torno a la hoguera, retirándose uno de ellos con una joven india, Powaga, hija de Hikuc a la que tienen secuestrada y a la que se dispone a violar.

Glass se acerca hasta el lugar donde los caballos colocando las pieles que le dejó el indio y sus cosas sobre el caballo de aquel.

Ve entonces como uno de los franceses se aleja de los demás con la muchacha a la que viola.

Glass lo sorprende con el arma del propio soldado que había dejado en el suelo, tras lo que deja que la muchacha se vengue mientras él se acerca hacia los caballos y coloca sobre el que perteneció al Pawnee sus pieles y sus cosas, tras lo que sorprende con su propio arma al violador, permitiendo a Powaga que se vengue castrándolo.

Al escuchar a los caballos inquietos los demás franceses comienzan a coger sus armas. Glass le pide a Powaga que salga corriendo mientras él dispara a varios de los tramperos mientras escaba cabalgando tras espantar al resto de los caballos.

Entretanto, en el fuerte celebran el Año Nuevo y Fitzgerald, que está con los demás hombres bebiendo y divirtiéndose le pregunta al capitán cuándo les va a pagar, y cuándo regresarán a buscar las pieles que dejaron enterradas, señalando el capitán que espera a que lleguen tropas para poder ir a recogerlas con protección, y hasta entonces no podrá pagarles, quejándose Fitzgerald de que le contrataron como trampero y no para resguardar pieles, y le pide que les pague, pues para eso tiene una caja fuerte con dinero, señalando el capitán que se le contrató también para cuidar de sus jefes, recordándole que a la caja le faltan ya los 300 dólares que le pagaron a él y que además, según su contabilidad, se ha gastado durante la campaña más de lo que le deben.

Powaga se lava en el río la sangre mientras su salvador continúa su camino.

Una noche, mientras duerme junto a una pequeña hoguera sueña de nuevo con su mujer, que se acerca primero y que levita sobre él más tarde.

Escucha entonces el ruido de caballos avanzando, que descubre son los de los Arikara, viendo antes de reaccionar cómo se clava una flecha en el árbol en que dormía, estando a punto de alcanzarle un hacha, por lo que reacciona cogiendo su arma, acabando con el primero de los que se acercaban, tras lo que sube al caballo y sale a toda prisa perseguido por los indios esquivando disparos y flechas, sin darse cuenta de que llegan a un acantilado al que se precipita sin tiempo para reaccionar.

Solo las ramas de los árboles y el caballo, que muere, amortiguan su caída, y aunque muy dolorido, al ver que se avecina una fuerte tormenta y un intenso frío, abre el vientre del caballo, y tras sacar sus entrañas y desnudarse se refugia dentro de la piel de este.

Tras haber salvado su vida gracias a ello, reinicia su camino a la mañana siguiente debiendo atravesar un largo e inmenso desierto de nieve.

Por la noche se refugia en una improvisada cueva donde al calor del fuego escribe en la pared: "Fitzgerald mató a mi hijo".

Llega entonces a las puertas del fuerte un hombre blanco en muy mal estado, que pronto comprobarán es uno de los tramperos franceses, que les cuenta que fueron atacados por un hombre blanco que les dejó sin caballos, debiendo seguir su camino andando, él y dos compañeros más, uno de los cuales murió en el camino y al otro lo mató un lobo.

Bridger observa que el francés tiene en su poder la cantimplora que él le dejó a Glass, y que el francés cuenta, la perdió en su huida el hombre que les atacó, pensando Jim que debió ser Hawk por lo que el capitán ordena que salga una patrulla a rescatarlo.

Solo Fitzgerald sabe que eso es imposible, aunque no dice nada y no se une a la expedición que parte hacia Yellowstone.

Siguen buscándole aun de noche a la luz de sus antorchas hasta que escuchan un disparo, apareciendo entonces Glass ante ellos medio congelado, aunque con rabia aun pregunta dónde está Fitzgerald, mientras los demás le preguntan qué ha ocurrido.

Detienen a Bridger y el capitán se adelanta para detener a Fitzgerald, aunque llega demasiado tarde, por lo que interroga a uno de sus amigos que cuenta que le dijo que se iba a Texas para reengancharse.

Se dirige tras ello a las oficinas dándose cuenta de que han vaciado la caja fuerte.

Llegan entonces el resto de los hombres y el capitán se dirige a Jim echándole en cara, tras golpearlo con la culata de su rifle que le mintió al decirle que Glass había muerto, señalando Jim que lo dijo porque es lo que creía, y tras volverlo a golpear y acusarlo de haber dejado a Glass a su suerte le pide que rece el Padre Nuestro mientras le encañona, aunque en vez de matarlo le dice que queda preso acusado de traición.

El médico de la compañía trata las heridas de Glass mientras este le explica al capitán que Bridger dice la verdad y que es cierto que no estaba cuando Fitzgerald mató a su hijo, tras lo cual le pide un caballo y un arma, señalándole el capitán que necesita descansar y alimentarse como dijo el doctor, y que será él quien vaya tras Fitzgerald, diciéndole Glass que si no va él no le encontrarán, asegurándole que no ha huido muy lejos, pues sabe lo que ha vuelto para buscarlo y es como los ciervos acorralados que corren a esconderse en el bosque.

El capitán le dice que no le dejará que vaya, señalando Glass que morir ya no le da miedo, pues eso ya lo ha vivido, y se muestra decidido a ir con él.

A la mañana siguiente parten, en efecto los dos en sus caballos siguiendo el rastro que dejó en la nieve el caballo de Fitzgerald, sabiendo que no pudo cabalgar toda la noche.

Cuando acampan por la noche el capitán le cuenta que se le ha olvidado de la memoria la cara de su mujer y teme no reconocerla cuando vuelva a casa.

Le pregunta tras ello si es cierto que mató a un oficial, señalando él que solo disparó contra el hombre que quería matar a su hijo.

Cuando al día siguiente reinician su camino, y calcula Glass que lo tienen a una milla, le pide al capitán que se dirija hacia el este mientras él va por el oeste tratando de encontrar sus huellas y si son de los Arikara volverán al mismo punto de encuentro.

Será el capitán quien se tope con él, escondido tras una roca indicando que no esperaba a un hombre de su categoría en una mañana tan fría lejos de una estufa, mientras lo encañona, señalando este que ha ido para llevarlo al fuerte donde será juzgado por homicidio, tras lo que saca su arma para disparar a Fitzgerald.

No muy lejos de allí, Glass escucha el disparo y se dirige de inmediato al lugar del que provenía este, encontrando al capitán muerto y con la cabellera arrancada.

Glass carga al capitán en un caballo y continúa buscando al asesino parándose a cortar unas ramas.

Oculto un poco más arriba, y desde su posición dominante Fitzgerald ve a Glass avanzar con su caballo llevando el cuerpo del capitán en el otro caballo y decide dispararle, viendo cómo cae del caballo tras ser alcanzado por su disparo.

Se acerca luego cautelosamente con su caballo hasta el lugar donde está el cuerpo de Glass, al que se acerca apuntándolo con su arma hasta que lo gira para ver su cara dándose cuenta solo entonces de que el muerto es el capitán Henry, al que Glass había hecho figurar erguido gracias a las ramas que cortó antes, no teniendo tiempo de reaccionar cuando desde el otro caballo el supuesto cadáver del capitán, Glass, en realidad, le dispara.

Herido, Fitzgerald huye hacia el bosque, perseguido por Glass, al que espera escondido tras un árbol y protegido por la niebla, hasta que cuando lo tiene a tiro le dispara, aunque sin alcanzarlo, delatando así su posición, siendo esta vez Glass quien le dispare, sin alcanzarlo tampoco.

Fitzgerald huye seguido por Glass hasta llegar a un terraplén por el que caen ambos, aunque Glass con su hacha consigue amortiguar la caída.

Herido y sin apenas fuerzas, Fitzgerald avanza gritándole a Glass que tenían un trato y que su hijo no quiso escucharlo, diciéndole Glass que no había ningún trato y que mató a su hijo, diciéndole Fitzgerald que no debía haber criado a una niñita, lanzándose Glass con su hacha contra él, cortándole varios dedos en el primer envite.

Continúan la pelea tras ello, hiriéndole esta vez Fitzgerald con un cuchillo.

Ya sin hacha, y Fitzgerald con el cuchillo está a punto de acabar con él, aunque consigue durante la pelea volver el cuchillo contra el propio Fitzgerald para acabar clavándoselo en el estómago, pese a lo que este consigue derribar a Glass y le clava el cuchillo en la mano, si bien aquel recupera su hacha y se la clava a Fitzgerald, tras lo cual, y mientras este se arrastra le clava el cuchillo en la pierna e intenta ahogarlo, momento en que Fitzgerald le dice que ya ha conseguido su venganza, aunque haciéndole ver que eso no le devolverá la vida de su hijo.

Glass se da cuenta de que así es, viendo entonces cómo se acercan al río los Arikara, que llevan con ellos a Powaga, por lo que, en vez de acabar con él lo lanza al río, dejando que sea el destino quien decida la venganza, llevándolo la corriente hasta los indios, que lo recogen y le arrancan la cabellera, ahogándolo.

Los Arikara avanzan luego hacia él cruzando el río, pasando a su lado sin detenerse y sin hacerle nada en reconocimiento a su ayuda.

Mientras avanza entre la nieve escucha las dulces palabras de su esposa a la que ve esperándolo una vez cumplido su cometido.

Calificación: 3