Te cuento la película

Encadenados
Encadenados

Notorious (1946) * USA

          También conocida como:
                    - "Tuyo es mi corazón" (Hispanoamérica)

Duración: 101 min.

Música: Roy Webb

Fotografía: Ted Tetzlaff

Guion: Ben Hecht

Dirección: Alfred Hitchcock

Intérpretes: Cary Grant (Devlin), Ingrid Bergman (Alicia Huberman), Claude Rains (Alexander Sebastian), Louis Calhern (Paul Prescott), Leopoldine Konstantin (Anna Sebastian), Reinhold Schünzel (Dr. Anderson), Moroni Olsen (Walter Beardsley), Ivan Triesault (Eric Mathis), Alex Minotis (Joseph), Wally Brown (Hopkins), Eberhard Krumschmidt (Emil Hupka).

Miami, abril de 1946. Huberman, un emigrante alemán es condenado a 20 años de prisión tras ser declarado culpable de traición como espía colaborador de los nazis.

Su hija Alicia, con fama de juerguista y bebedora trata de olvidarlo celebrando una fiesta en la que bebe demasiado, saliendo con Devlin, uno de los invitados para tratar de aliviar el calor, conduciendo ella el coche a demasiada velocidad, por lo que acaban siendo detenidos por un policía, que, al ver la documentación de Devlin les deja marchar sin multarlos.

Se da cuenta así Alicia de que es un policía y se enfada con él pensando que la está espiando, aunque está tan borracha que finalmente pierde el conocimiento, llevándola Devlin a su casa.

Una vez serena, Devlin le explica que es un agente del servicio secreto, y que le han enviado para tratar de convencerla de que colabore con el gobierno aprovechando que los cómplices de su padre tendrán mayor predisposición a confiar en ella, y necesitan conocer qué planean, tras haber detectado que se instalaron en Río de Janeiro.

Ella, en principio reacia a colaborar, acepta finalmente el encargo para tratar de dar un giro a su vida, tras reconocer que discrepaba abiertamente de las ideas de su padre, tal como ya sabía el servicio secreto por unas grabaciones en su poder.

Parten finalmente hacia Río Alicia, Devlin y el jefe encargado de la operación, Paul Prescott, que, durante el vuelo informa a Alicia de que, durante la última escala del avión recibió la noticia del suicidio de su padre en el calabozo con una cápsula de veneno.

Durante los días en que se ven obligados a convivir, Alicia se enamora de Devlin, dejando además el alcohol, que se había convertido en algo imprescindible en su vida, si bien, al ver que él no le corresponde y que parece no creer en su capacidad para cambiar de vida vuelve a recaer echándole en cara a él que está amargado por no querer reconocer que se ha enamorado de una borracha.

Finalmente Devlin debe reconocer, que, en efecto, él también se ha enamorado de ella, pasando finalmente unos días muy felices juntos, hasta que Prescott lo llama a él para ponerle al corriente de su plan, consistente en que Alicia trate de conquistar a Alexander Sebastian, el cerebro de la trama, ya que este fue un estrecho colaborador de su padre y ya en el pasado estuvo enamorado de ella, que entonces lo rechazó.

Devlin trata de oponerse a dicha proposición, alegando que no será buena para ella, si bien, cuando habla con Alicia se lo expone fríamente, y cuando ella le pide su opinión esperando que él se oponga no encuentra ninguna objeción, ni siquiera una palabra de ánimo ni un consejo, ante lo que ella decide aceptar la misión pensando que el enamorarla no fue más que una parte de su estrategia para convencerla y obtener su colaboración.

Conociendo las costumbres de Sebastian, Devlin y Alicia salen a caballo por el parque por el que saben que él sale, haciéndose los encontradizos, al pasar por delante de él, que, en principio no parece inmutarse, hasta que Devlin hace que el caballo de ella salga corriendo sin control, provocando que Sebastian salga tras ella para ayudarla.

Y esa misma noche estarán ya juntos cenando, invitándola a una cena que celebra al día siguiente en su casa.

En ella Sebastian le presenta a su madre, que se muestra extrañada de que ella no actuara como testigo en el juicio seguido contra su padre, a lo que alega que fue su propio padre quien se negó a que ella subiera al estrado.

En la fiesta el invitado de honor es el Doctor Anderson, observando cómo otro de los invitados, Emil Hupka, se pone extremadamente nervioso al ver las botellas de vino.

Esos nervios hacen que al final de la fiesta sus amigos se planteen la necesidad de librarse de él, que, en efecto desaparecerá sin que nadie vuelva a saber nada de él.

Ella le informará a Devlin de todo lo averiguado en el hipódromo, donde fingen un encuentro casual lejos de la vista de Sebastian.

En la misma Alicia le informa de que puede añadir el nombre de Sebastian a sus conquistas, ante lo que él se muestra irónico sobre las palabras que ella le dijo de que era una mujer nueva, reprochándole ella haberla lanzado a los brazos de Sebastian al no haber mostrado ninguna objeción a su misión, ante lo que Devlin le dice que era ella la que tenía que decidir libremente y que debería haberse negado por amor.

Finalmente llega Sebastian junto a ellos, mostrándose convencido, pese a que ella lo niega, de que Devlin está enamorado de ella y que entre ambos hay algo más que una amistad.

Poco tiempo después ella acude al departamento de inteligencia americano confusa y sin saber qué decisión debe tomar, pues Sebastian pidió su mano y desea que ella le conteste durante el almuerzo.

Tras deliberar sobre el tema Prescott le dice que debe aceptar, siendo Devlin el único que parece no verlo claro, pues, según señala, la boda retrasará sus planes, ya que si se casan partirán de viaje de novios, lo que para los demás no es un grave problema.

Una vez casada Alicia trata de familiarizarse con su nueva casa, haciéndose con todas las llaves de la misma, excepto la de la bodega, que Sebastian siempre lleva encima, lo que lleva a Devlin a pensar que es en ella donde precisamente deben buscar.

Le pide a ella que convenza a su marido para que dé una fiesta en su casa para presentarla en sociedad, y que lo inviten a él.

Así lo harán, consiguiendo hacerse ella con la llave de su marido mientras este se viste, y, aunque los vigila celoso, consiguen finalmente burlarlo, dirigiéndose juntos a la bodega, donde no ven nada anormal hasta que, de forma accidental Devlin rompe una botella igual a la que hizo ponerse nervioso a Hupka, descubriendo que en ella no hay vino, sino una especia de mineral negro, del que toma una muestra, saliendo tras limpiar el destrozo.

Salen de la bodega justo cuando Sebastian bajaba para sacar más champán, y, para evitar que descubra su maniobra Devlin la besa apasionadamente, para, después excusarse ante Sebastian, diciendo que fue él, enamorado de ella y demasiado bebido quien la besó y que ella no pudo evitarlo pese a su oposición.

Tras ello, Devlin, fingiendo haber bebido más de la cuenta se despide y se marcha.

Pero poco después Sebastian baja a la bodega para buscar más champán, dándose cuenta de que no tiene la llave, comprendiendo lo que vio minutos antes.

Al día siguiente encuentra de nuevo la llave en su llavero y baja a comprobar si hay algo anormal, no apreciando en principio ningún problema, hasta que se percata de que hay unas gotas en el suelo, descubriendo al examinar las botellas que una de ellas es de la cosecha del 40, y no del 34 como las restantes, y que tiene el tapón superpuesto, descubriendo entonces bajo el mueble los cristales de la rota.

Apesadumbrado, Sebastian le cuenta lo ocurrido a su madre, con temor a que pueda ocurrirle lo mismo que a Hupka, con más razón, al haber metido a una espía en su casa.

Frente a su nerviosismo, su madre, más calmada le aconseja que la deje moverse libremente, como si no supiera nada, pues conviene que desaparezca poco a poco, no dejando que sepa nada nuevo que pueda contar.

El siguiente encuentro de Alicia será directamente con Prescott, que le dice que lo que esconden en la bodega es uranio, siendo su siguiente objetivo averiguar de dónde lo extraen. Le cuenta además que pronto tendrá que cambiar de enlace, pues Devlin se trasladará a España a petición propia.

Alicia se irá sintiendo peor cada día, y en su siguiente encuentro con Devlin, este la encuentra muy desmejorada, aunque lo achaca a la resaca.

Cuando los visita el Dr. Anderson para despedirse antes de partir de viaje, y ve que su marido y su suegra le impiden contar el lugar al que va, enterándose solo de que es a la montañas Aimress, se da cuenta de que ellos saben ya que es una espía, y cuando observa cómo aquella se altera cuando Anderson coge su taza de café por error, comprende que la están envenenando.

Le quitan además el teléfono de la habitación con la excusa de evitarle molestias.

Cuando Devlin observa que Alicia no acude a sus reuniones empieza a preocuparse, y, aprovechando su condición de amigo de la familia decide ir a visitarla.

Cuando llega a la casa, Joseph, el mayordomo le informa de que Sebastian está reunido con sus socios y de que Alicia no puede recibirlo debido a que está enferma en cama desde una semana antes, decidiendo él esperar de todos modos, para luego colarse en la habitación de Alicia a la que encuentra muy débil, contándole que la están envenenando.

Devlin reconoce que está tan enamorado que pidió el traslado a España para no sufrir, pues no podía soportar verle con Sebastian para siempre.

Tras ponerle un abrigo y tratar de mantenerla despierta salen juntos de la habitación, siendo sorprendidos por Sebastian, al que le dice que va a llevarla a un hospital y que si trata de impedírselo se lo contará todo a sus colaboradores, con lo que ello le supondría.

Salen entonces sus socios y les dicen que la llevan al hospital, diciendo Devlin que llamó al hospital y les están esperando, llegando así hasta el coche, donde, tras subir a Alicia, le impide a Sebastian hacerlo.

Y sus socios, que ya tenían sospechas debido a que habían notado que les seguían, y tras recordar que ella no tenía teléfono en su cuarto y por tanto no pudo llamar, le piden a Sebastian que vaya a hablar con ellos, adivinando este ya su final mientras ve marcharse a Alicia y a Devlin juntos.

Calificación: 4