Te cuento la película

En los márgenes

España / Bélgica (2022) *

Duración: 105 min.

Música: Eduardo Cruz

Fotografía: Arnau Valls Colomer

Guion: Juan Diego Botto, Olga Rodríguez

Dirección: Juan Diego Botto

Intérpretes: Penélope Cruz (Azucena), Luis Tosar (Rafa), Christian Checa (Raúl), Aixa Villagrán (Helena), Juan Diego Botto (Manuel), Adelfa Calvo (Teodora), Nur Levi (Alejandra), Font García (Germán), María Isabel Díaz Lago (Paty), Somaya Taoufiki (Badía).

Suena la alarma del reloj, pero Azucena está despierta en la terraza.

Trata de preparar el café, pero está muy nerviosa y no lo consigue.

Otra mujer, Teodora, lee el requerimiento judicial en que se le insta a abandonar de forma voluntaria su vivienda en 15 días.

Rafa, abogado, le dice a Helena, su mujer que cuando pase su último trabajo tendrá más tiempo, recordándole ella que tienen la amniocentesis esa tarde a las 7'15, asegurando él que lo cancelará todo para tener tiempo para ellos, aunque ella le reprocha que no le advirtiera que se iba a pasar el embarazo sola.

Otra mujer, esta magrebí, Badia Hataui deja preparada la ropa para su hija mientras duerme, antes de salir al trabajo.

Por la mañana, Selma, la niña se levanta y se prepara el desayuno y las cosas del cole.

Se corta cuando una llamada a la puerta la asusta, viendo que los que llamaron son policías locales preguntando por su madre.

Ven su herida y observan que está sola, entrando uno de los policías para lavarle la mano, comprobando su compañero, que, en efecto está sola.

Le preguntan si vio a su madre esa mañana, diciendo ella que no se acuerda, ya que llega cuando está dormida y sale también cuando duerme, aunque finalmente les dice que la vio esa misma mañana.

Les informan que tienen abierto un expediente en servicios sociales, por lo que deciden llevársela pese a las protestas de la niña, que no quiere irse, llevándosela entre los dos pese a las protestas.

Rafa sale con Raúl, el hijo adolescente de Helena, y se da cuenta de que se dejó las llaves en el coche, advirtiendo a Raúl que tienen que parar un segundo para dejar una cosa a una persona, pese a que Raúl le advierte que llegarán tarde.

Paran para llevarle una bombona a Badia, viendo cómo los agentes se llevan a Selma, aunque no le escuchan cuando les llama, por lo que decide seguir al coche policial, estando a punto de atropellar a una persona.

Cuando llegan, ven que los autobuses de la excursión con sus compañeros del instituto ya se marcharon, enfadándose Raúl, porque llevaba días pensando en esa excursión.

Rafa le pide que le acompañe, pues tiene prisa, pero Raúl prefiere marcharse a su casa, aunque Rafa no quiere que se quede solo ni quiere que se meta en ningún lío, por lo que le ofrece 4 Euros por cada 45 minutos que esté con él, accediendo por 5.

Azucena va a llevar a su hijo al cole antes de ir a la sucursal bancaria que va a quedarse con su piso, donde le espera un grupo de manifestantes para apoyarla, incluido Rafa.

Teodora va a la farmacia a comprar pastillas. Cuenta que la doctora le dio otra receta porque perdió la caja.

Llama luego insistentemente tratando de localizar a su hijo Germán, que no le coge el teléfono. Está junto a otros trabajadores, intentando conseguir un trabajo para ese día, consiguiendo que le cojan.

Azucena tiene problemas también en el trabajo. Le indica a su compañero que no podrá ir al día siguiente por lo del desahucio, aunque este le dice que como el desahucio será por la mañana y tiene turno de tarde podrá ir para no tener problemas con sus jefes.

Rafa miente a su mujer diciendo que dejó en el autobús a Raúl, pidiéndole un contacto con una antigua compañera para encontrar a Badia, aunque esta se niega a darle esa información, por ser ilegal, y además le ponen una multa.

Va a ver a Helena, que pudo ver el expediente y le cuenta que la madre no ha ido a ninguna cita ni con servicios sociales ni con la tutora de la niña, aunque los policías fueron por la denuncia de que habían enganchado la luz ilegalmente y llevaron a la niña a un centro de primera acogida, diciéndole que su labor es proteger al menor.

Al final él le dice que no podrá ir a buscarla, que se verán en el hospital.

Entre tanto, ajena a lo ocurrido, Badia limpia en un locutorio.

Rafa va al colegio de Selma y la directora le dice que la niña va sola cada día y con fuerte olor por no lavarse, y por eso llamaron al educador y les devolvían todas las cartas y no fue a ninguna reunión.

Teodora sigue tratando de llamar a su hijo, que está trabajando en una obra por 4 Euros diarios, y allí coincide con Manuel, el marido de Azucena, que ve que no coge el teléfono pese a que no para de sonar, afeándole que no se lo coja a su madre, diciéndole él que ha hecho muchas cosas mal.

Rafa y Raúl llevan una bombona a casa de Badia, debiendo abrir por la fuerza para dejársela en casa y aprovechan para tratar de encontrar alguna pista de dónde trabaja.

Teodora va a la compra y pregunta al pescadero cómo grabar un video.

Azucena ve videos de desalojos, yendo cuando sale del trabajo al banco de alimentos antes de pasarse a recoger a su hijo en el cole, llamando de cuando en cuando al banco para tratar de conseguir que la reciban.

Mientras Rafa firma unos documentos en los juzgados, Raúl le pregunta si es tan importante, asegurando que él no se fastidiará la vida por nadie, asegurándole Rafa que si lo ve también lo hará, a no ser que se haga el loco para no mirar.

En la obra, Manuel insiste en decirle a Germán que debe llamar a su madre, y que, aunque él es un mal marido y un mal hijo, siempre le coge el teléfono a su madre.

Germán le cuenta que sus padres le ayudaron cuando puso un negocio, pero se vino todo abajo y no pudieron pagar y cree que cuanto más lejos esté de su madre será mejor, insistiendo Manuel en que llame a su madre, que seguro que le perdonará.

En su casa, Teodora coloca su mantel y la vajilla más lujosa y como si estuviera con su marido y su hijo, de los que coloca fotos en la mesa.

En la plataforma de afectados que luchan porque acepten la dación en pago para no estar endeudados de por vida y poder obtener alquileres sociales.

Rafa le pide a Alejandra, una joven abogada de la plataforma social, que se quede con Raúl mientras él va con Helena al médico.

Paty le asegura a Azucena que conseguirán parar el desahucio, aunque tienen un sitio preparado por si no saliera bien.

Está además preocupada porque Diego, su hijo lleva un mes sin hablar, diciendo que ha hecho todo mal en la vida, aunque Paty le dice que no es así y le dice que si lo desea irán varias con ella a dormir a su casa para que no esté sola, aunque ella le dice que no hace falta, pues a Manuel no le gusta.

Helena espera en la puerta del hospital mientras Rafa está en un atasco.

Raúl va con Alejandra a una asamblea donde la gente habla de sus problemas como los avalistas que pierden sus casas además de las de sus hijos.

Desesperado, Rafa deja el coche abandonado en medio del atasco y echa a correr, aunque poco después recibe un mensaje de Helena diciéndole que no hace falta que vaya, pues ya pasó la prueba. Él la llama, pero no recibe respuesta.

Raúl lo espera con Alejandra, que le habla de sus tiempos en la universidad, contándole él que lo que quiere es tener tiempo, que no desea que las cosas le pasen y no ser capaz de decidir sobre ellas, pues hay gente que por ejemplo decide ser abogado y esa es la última decisión que toman en su vida y todo lo demás es por inercia.

Llega entonces Rafa para recogerlo y le dice que van a casa a pesar de no haber localizado a la niña, pues no puede fastidiarlo más, recriminándole Raúl que no siga, y, enfadado se baja del coche y echa a correr, haciendo que Rafa se baje también.

Le explica, cuando lo alcanza que le falló a su madre y estuvo sola en la prueba, y le dice que intentaron encontrar a Badia, diciéndole Raúl que no lo suficiente y que no ha cumplido una promesa en su vida, que va prometiendo a todos que les va a arreglar la vida, pero al final nunca está para nadie y le pregunta si dejará tirada también a Badia a lo que le responde que, aunque quiera, no sabe por dónde seguir buscando.

Raúl le entrega un papel que cogió en la casa, de un comedor social.

Azucena acude al banco que le dio el crédito para hablar con el comercial haciéndole ver que les va a dejar en la calle en enero con un niño.

Por fin el niño, que, aunque se quedó fuera la oyó, dice que no se quiere ir de la casa.

Germán y Manuel cobran tras finalizar la jornada, volviendo a decirle este al primero que vaya a ver a su madre.

Va hasta la casa de esta, pero no sube. Coge el autobús y se marcha.

Manuel llega a su casa, un poco borracho y Azucena le dice que le esperó en el banco, diciendo él que todo ese circo no sirvió para nada, reprochándole él toda la vergüenza que pasaron con las asambleas para nada.

Ella no se lo toma bien y le dice que lo que es una vergüenza es que él no fuera con ella, más que en una ocasión y se quedó al fondo y todos la animaron menos él, diciendo él que de nada sirvió todo ese apoyo, diciendo ella que sirvió para darse cuenta de que le importaba más el director de una sucursal al que no conoce, que ella.

Él dice que podrían haber empezado en otro lugar, diciendo ella que no quería perder todo lo que ganaron, y que se van a quedar en la calle y a él le da igual y no ha hecho otra cosa que enfadarse e irse al bar.

Él le recuerda que durante años se vivió de su trabajo y ahora lo mira con desprecio cada vez que vuelve de buscar otro trabajo y le han dicho que no y que está siempre con su superioridad moral de ir a las asambleas e ir a los abogados, diciéndole que él no hizo nada. Que él no ha llevado nunca el niño al colegio, le hizo la cena o le ayudó a hacer los deberes y que es un vago y le dice que la ha dejado sola.

Que llegaba y no le decía nada, ni del trabajo, ni de la hipoteca. Que todo lo hizo sola y necesitaba contarle a alguien su miedo y no le puede contar nada porque se enfada y ella está tomando pastillas y él hace como que no va con él.

Él dice que tenía razón él, que están solos y nadie va a venir a ayudarle y todo eso no sirve para nada, pues no están allí sus amigos de la asamblea.

Se interrumpe la discusión cuando se despierta el niño y vuelven a llevarlo a la cama.

Rafa y Raúl siguen buscando a la mujer, llegando al locutorio, aunque el dueño no sabe dónde trabaja por la tarde.

Pero una llamada de Alejandra les ayuda. Consiguió la dirección del otro local y corren a buscarla.

Manuel le dice a Azucena que deberían irse antes de que lleguen para el desalojo, a lo que se niega, pero ella dice que prefiere que la echen, pues es su casa.

Germán llega a su piso compartido y cena a solas.

También cena sola Teodora, que sirve cava en las copas que colocó.

Rafa y Raúl llegan a un bar de copas. Entra el primero y pregunta al dueño, que le dice que no la conoce y le pide que se marche.

Para colmo, cuando sale, ve que se dejó las llaves dentro del coche, por lo que, enfadado y desesperado busca una piedra para romper el cristal, aunque cuando trata de romper el cristal con ella lo sorprende una patrulla de la policía municipal.

Ven que es abogado y le preguntan a Raúl si es su padre, diciendo por primera vez ese día, pues siempre aclara que es su padrastro, que lo es.

Le dejan inmovilizado el coche y le citan.

Pese a lo que le dijeron, Badia sale del baño del bar con los utensilios de limpieza.

Mientras esperan fuera, recuerda por fin el día del cumpleaños de Raúl, que le preguntó esa mañana y que no supo antes, tras lo que le recuerda el día de mierda que le ha dado y le pregunta si tenía algún plan especial para la excursión, contándole que le gusta una chica, preguntando si es una bajita que siempre lleva pendientes que en su cumpleaños estuvo hablando con su madre, diciendo que sí, que es Olga.

Llega Helena en un taxi para recogerlos.

Él se excusa con lo de la niña, preguntándole Helena si tiene que hacerlo todo él y le dice que se siente sola y que no le importan ni ella ni Raúl, pues tenía dos cosas que hacer ese día y no hizo ninguna, diciendo él que fue un día de locura, preguntando ella si no podía dejar el trabajo un día, y además le mintió con lo de Raúl.

Mientras discuten y le pide perdón por la mentira, Raúl ve salir a Badia del bar y corta la discusión, diciéndole a Helena que debe ir, pues le pueden quitar a su hija, y que seguirán hablando en casa, saliendo tras ella, mientras Helena y Raúl van hacia su casa, viendo Raúl, satisfecho, desde el taxi, que Rafa consigue alcanzar a Badia.

La acompaña hasta el lugar donde se llevaron a su hija y consigue llevársela, abrazándose ambas felices con el reencuentro.

Él regresa finalmente a su casa, encontrando su maleta en la puerta.

Agotado física y mentalmente se sienta en la puerta y sale Raúl con otra bolsa y se sienta junto a él, contándole que le dijo a su madre que era la caña, pero Rafa le dice que su madre tiene razón.

Raúl le pregunta si va a desaparecer, diciendo él que no, que le quiere mucho y se abrazan, acabando Rafa llorando.

A la mañana siguiente Azucena está despierta y preparada cuando suena el despertador a las 7. Manuel está ya en el bar

Teodora le dice a su hijo que le ha llamado muchas veces y que llamó a Maite y a todos los que pensaba que podrían contactar con él pero no lo consiguió.

Le dice que a ella lo único que le importa es que él esté bien y que no debe sentirse mal porque no tiene la culpa de nada, y que le volvería a avalar si se lo volviera a pedir, pues su padre y ella solo querían lo mejor para él, y su padre estaba muy orgulloso de él.

Le dice que le quiere y que es lo mejor de su vida y le pide que viva, pues tiene toda la vida por delante y se merece ser feliz, cortando la grabación tras ello, escribiendo luego algo en un papel que besa antes de sacar un montón de pastillas.

Germán recibe el mensaje de voz, y duda en abrirlo. Finalmente lo escucha y cuando oye que su madre le dice que va a hacer un viaje largo, y antes de terminar de escucharlo sale corriendo hacia su casa.

Azucena ve desde su balcón la llegada de la policía.

Poco después escucha el timbre del portero automático. Cuando contesta ve que se trata de los miembros del colectivo antidesahucios y le dicen que son un montón, viendo al asomarse que hay, en efecto a muchísima gente en la calle, incluida la profesora de su hijo y Rafa.

Llega la juez, con la que habla Rafa mientras la gente se manifiesta frente a la policía.

Manuel, desde la esquina ve toda la gente que lucha frente a su puerta.

Germán llega al portal de su madre, donde hay varios funcionarios y policías municipales a los que pide que llamen al SAMUR mientras él corre por las escaleras para encontrar a su madre muerta, y una nota en la que le dice que le quiere, junto con su reloj y sus escasas joyas.

Frente a la casa de Azucena la policía comienza a actuar contra los manifestantes, uniéndose Azucena a ellos.

En la última década en España se han producido más de 400.000 desahucios y se realizan alrededor de 100 cada día.

Calificación: 3