Te cuento la película

El año pasado en Marienbad
El año pasado en Marienbad

L'année dernière à Marienbad (1961) Francia / Italia

Duración: 94 min.

Música: Francis Seyrig

Fotografía: Sacha Vierny

Guion: Alain Robbe-Grillet

Dirección: Alain Resnais

Intérpretes: Delphine Seyrig (A), Giorgio Albertazzi (X), Sacha Pitoëff (M), Françoise Bertin, (Cliente del hotel), Luce Garcia-Ville (Cliente del hotel), Héléna Kornel (Cliente del hotel), Françoise Spira (Cliente del hotel), Pierre Barbaud (Cliente del hotel).

La voz de un hombre con acento italiano describe los pasillos e instalaciones de un suntuoso hotel que parece desierto.

Los clientes, elegantemente vestidos, se encuentran disfrutando de "Rosmer", una obra de teatro, aunque parecen casi estatuas inmóviles, tanto ellos como los actores.

En el escenario, una mujer espera en el jardín a un hombre que no llegará y que no podrá alejar a la nueva pareja.

Terminada la obra, todos aplauden y parecen quedar paralizados, aunque de vez en cuando continúan con sus conversaciones mientras se sigue escuchando la voz del hombre que habla del hotel y de unos primeros encuentros en que podían verse, pero sin poder tocarse.

Un hombre cuenta una anécdota ocurrida el año anterior en que un hombre dijo a una de las clientes que era amigo de su padre y ella no se dio cuenta de sus intenciones hasta demasiado tarde, cuando lo descubrió una noche intentando entrar en su habitación con un pretexto tonto.

Entre los que escuchaban había un hombre, M, que propone al hombre que va describiendo el hotel, X, un juego de cartas en que pierde el que coge la última, asegurando el hombre que lo propuso que él siempre gana, como así sucede.

X explica a una mujer, A los secretos del hotel para que se fije en todos los detalles, diciendo ella que no se había fijado tanto porque no había tenido un guía tan bueno y luego bailan juntos, preguntando la mujer a su compañero por qué la mira así, señalando él que parece que no lo recuerda.

Le cuenta que la primera vez que la vio fue en el jardín de Frederiksbad, donde estaba sola, apartada de los demás mirando hacia el pasillo central y no lo vio llegar hasta que escuchó sus zapatos sobre la grava, aunque la mujer asegura que no era ella.

Él recuerda que estaban al lado de una escultura de una pareja, y cuando estaban allí juntos se fue acercando más gente y comentaron que eran personajes mitológicos de la antigua Grecia, pero ella parecía ausente y se separaron.

Mira a M, que realiza el mismo juego de antes, ahora con cerillas, con otro cliente.

Él le reta a jugar otra vez, pero haciendo que comience el otro, pero el resultado es igual.

Vuelve luego a recordarle a ella que fue el año anterior y le pregunta si ha cambiado tanto, o es que finge no reconocerlo, tras lo que le dice que ella sigue igual, con la misma mirada ausente y la misma risa repentina y su forma de llevarse la mano al hombro, y el mismo perfume.

Vuelve a describir aquel encuentro, con más detalles. Cuando la vio apoyada en la balaustrada, y él se acercó aunque se quedó a cierta distancia y ella lo miró, aunque parecía no verlo.

Habló de la estatua y mantuvieron una larga charla sobre esta, y le ofreció su mano para ir a ver otra estatua, aunque ella lo rechazó, igual que hace ahora asegurando que no es posible, pues nunca ha estado en Frederiksbad, diciendo él que entonces pudo ser en otro lugar, como Carlstadt o Marienbad.o Baden-Salsa, charlando frente al cuadro que representa ese jardín, llegando M, que les interrumpe y le dice que la estatua representa a Carlos III y a su esposa en la escena del juramento ante la Dieta en el proceso por traición.

La mujer sube al piso de arriba y él la sigue y le pregunta si le estaba esperando, asegurando ella que no, y le pregunta por qué debería esperarle. Él le dice que la ha esperado mucho tiempo, preguntando ella si en sus sueños.

Él le dice que trata de escapar de nuevo, aunque ella dice que no entiende qué dice y él le pregunta por qué tiene miedo si fue un sueño, y ella le pide que continúe contándole su historia.

Él recuerda que volvieron a verse esa misma tarde.

Ella estaba con unos amigos ocasionales que apenas conocía y él la observaba interviniendo en la conversación de esos amigos con un entusiasmo fingido, evitando su mirada de forma deliberada

En este nuevo recuerdo ella camina por un jardín diferente, con setos entre los que parece perdida y camina con dificultad con un zapato en la mano tras perder un tacón.

Él intervino en la conversación para obligarla a mirarlo e hizo una frase irónica sobre su comentario y no recuerda de qué hablaron a continuación.

La charla es frente a las estatuas, donde está M, y el jardín es el que no tiene setos.

Siguen bailando entre los demás asistentes mientras le recuerda el año anterior.

Recuerda que no le gustaba caminar por el parque porque sus zapatos no eran los adecuados para la grava.

Juega a las cartas con M y con otros hombres.

A ella se le rompió un tacón y tuvo que aceptar su brazo y él se ofreció a buscarle otro par, aunque ella lo rechazó. Él le dijo que podría llevarla en brazos y se rio sin responder.

Comenta que nunca parecía estar esperándolo, pero se encontraban constantemente, como si no hubiera nadie más que ellos en aquel jardín.

Hablaban de todo, y de nada, arbustos, agua de los estanques, estatuas, o no hablaban, pues por la noche prefería no hablar.

Una noche, él subió a su habitación.

Mezcla imágenes de ella en la habitación, rodeada de zapatos con otras en el salón, prácticamente inmóviles mientras ven pasar a los demás clientes.

La risa inicial de ella al verle en la habitación, se convierte en susto y tira algo, igual que la risa de otra mujer la hace sobresaltarse en el salón y tira un vaso.

Él asegura que nadie levantaba la voz en aquel hotel y las conversaciones siempre eran las mismas, los sirvientes no hablaban y se jugaba en silencio, pues era un lugar de reposo y no se hablaba de negocios ni se conspiraba ni se hablaba de algo que pudiera levantar pasiones y había carteles pidiendo silencio por todas partes.

Ella le pregunta qué quiere de ella, pues sabe que es imposible.

Vuelve a recordar que una noche subió a su habitación y estaba sola.

Le propone acompañarla al concierto del hotel.

Mientras se dirigen a este se topan con M, que le pregunta a ella si va al concierto, a lo que le responde que se verán en la cena, y sigue con X hacia el concierto.

Los jardines aparecen como una foto fija. Con todos los paseantes parados, pero luego la fuente corre y ellos dos, escondidos se besan y él la toca, mientras ella le suplica que la deje.

Durante el concierto, la observa. Parece ensimismada.

Un día él fue a la mesa de otros clientes en la cafetería del hotel, sin percatarse de que ella estaba detrás, sola hasta que se van las otras personas, e insiste en que no parecía esperarle, pero se encontraban en cada esquina.

Pasean de nuevo por el parque y él recuerda, ella siempre guardaba cierta distancia.

En el paseo ella va con un vestido claro, pero junto a la estatua lleva uno negro y luego ocultos besándose con otra ropa, mientras ella le pide sin convicción que la deje. Él le dice que intenta escapar, pero que sigue en esos jardines al alcance de su mano.

Ella le pregunta quién es y cómo se llama, aunque él le dice que no tiene importancia a lo que ella le responde que es como una sombra, pero quiere que se acerque, y le pide nuevo, sin convicción que la deje.

Él recuerda que le pidió que no se vieran, pero volvieron a hacerlo y le pidió que se fuera con él y ella le dijo que era imposible, pero él le dice que es posible y que no puede hacer otra cosa.

La mujer se pregunta por qué tiene que ser ella, y él le responde que lo esperaba, aunque niega que esperara a nadie.

Él recuerda que estaba a punto de irse y ella le pregunta qué pretende hacer con ella y si cree que puede hacerle llevar otra vida, a lo que le responde que no es otra vida, que es la suya.

Cuando termina la frase ya no está junto a la estatua, sino en el bar y recuerda el último día, casi de noche. Volvieron a encontrarse. Ella lo reconoció y se detuvo y se mantuvieron a varios metros el uno del otro como si no pudiera avanzar ni retroceder.

Ella cierra un momento los ojos tratando de recordar

Por detrás aparece X, sin que le vean, y que se vuelve a alejar.

También entonces apareció un hombre. Seguramente el mismo y M se pregunta quién es. Tal vez su marido que la buscaba o quizá solo pasaba por allí, pese a lo cual ella seguía inmóvil y como no parecía verla, decidió marcharse.

Él le dice que parece tener miedo de que vuelva o de que ya esté allí cuando él vuelva a entrar en su habitación.

Él se alojaba en la habitación contigua, pero en ese momento estaba en el salón de juegos

Recuerda que le dijo que iría y ella no respondió, pero encontró todas las puertas entreabiertas y solo tuvo que empujarlas una tras otra y volver a cerrarlas a su paso.

Pero al verle, ella, que estaba sentada en la cama gritó

Pero por la descripción que hace de la habitación, ella dice que no la conoce y asegura que no hay un espejo sobre la chimenea como él dijo.

Un grupo de clientes, entre los que está X ensaya en el salón de tiro.

Él le pregunta por qué está allí si todo eso es falso.

Caminan por el pasillo. Ahora ella con su vestido blanco y él con un traje más claro.

Él le pregunta qué se veía por las ventanas y ella dice no saberlo, para luego negar haber estado con él en ninguna habitación, y él le dice que no quiere recordarlo porque tiene miedo.

Tras ello él le muestra una foto, que ella reconoce por fin, aunque luego dice que no se acuerda, diciendo él que insistió en sacarla pese a que ella dijo que le incomodaba.

Al ver la foto, ella dice que tiene razón.

Él dice que recuerda muy bien la habitación y que la vio por el espejo y estaba sentada en la cama con un deshabillé blanco y llevaba el mismo anillo, aunque ella dice que nunca ha tenido una bata blanca y que la confunde con otra.

Luego él dice que la recuerda tendida entre plumas blancas, y ella le dice que está loco.

Él recuerda que ella tenía miedo, pero a él entonces le gustaba su miedo y dejó que se resistiera, pues la amaba y había algo en sus ojos. Estaba muy viva.

Pero a continuación dice que probablemente no fue por la fuerza, aunque solo ella lo sabe.

Ella está a punto de besarlo, pero sale corriendo y de pronto se ve frente a aquellos jardines, como en su primer encuentro.

Él se acerca y le pregunta qué ocurre, diciendo ella que nada, que está un poco cansada.

Regresan caminando hacia el hotel y a ella se le rompe el tacón, por lo que él le ofrece su brazo.

Mientras X está en la mesa jugando con otros compañeros, ellos bailan.

El jugador reparte a toda velocidad, pero sin dejar de mirarla a ella cuando llega.

Sentados fuera, M recuerda que cuando le hizo aquella fotografía, ella le pidió que le concediera un año, para ponerlo a prueba, o para que se olvidase, pero ha ido a buscarla.

Ella dice que no es posible, aunque él dice que ella sabe que no es imposible y que se irán juntos, aunque ella le pregunta cómo está tan seguro y además querría saber adónde van a ir, diciéndole él que a cualquier lugar, pero ella le responde que será mejor que no vuelvan a verse nunca y que tendrá que irse solo.

Él le dice que no necesitan estar separados y esperando eternamente y que aunque tenga miedo es ya demasiado tarde.

Mientras hablan aparecen imágenes de la habitación, primero con luz y luego a oscuras y se escucha un grito de ella diciendo que no.

Aquel día ella llevaba una bata con plumas. X acababa de salir de la habitación tras protagonizar una escena violenta.

Desde su ventana miró el jardín, pero no lo vio salir, lo que la habría tranquilizado y volvió a la cama indecisa, sin saber a dónde ir. Se sentó en ella y se dejó caer.

Él le pide que recuerde y le dice que sí había un espejo inmenso junto a la puerta pero que ella no se atrevía a acercarse y se pregunta por qué siempre quiere escapar, y le dice que es demasiado tarde, que ya lo era entonces.

Pese a la foto, ella decía que la podía haber tomado cualquiera en cualquier momento y en cualquier jardín, por lo que él lamenta no haberla fotografiado entre plumas blancas.

Pero para él, aquel jardín no se parecía a ningún otro y cada día se encontraban en él y se hicieron la foto es uno de los bancos.

Se acercó a ese banco de la foto para anunciarle que se iban al día siguiente.

Cuando lo recuerda la ve riendo, aunque luego recuerda que no reía y además que llevaba otro vestido.

Luego rectifica. Le cuenta que estaban en su habitación y habían fijado la partida el día anterior y ella había aceptado aunque tal vez de mala gana.

Pero no vemos ese momento, sino una agradable charla en la terraza.

Le dice que él estaba en su habitación, y ella debía estar junto a la ventana observando el jardín.

Se había cruzado con X en las escaleras tras salir de la habitación, aunque duda si no sería otro día.

Aquella noche todo estaba vacío y dice que ya no lo recuerda.

Ella estaba recostada en su cama, pero ahora lleva el vestido negro y él dice que ni siquiera él lo recuerda bien, con cierta desesperación.

Ella escribía en la cama y llamaron a la puerta. Era X.

Este vio la fotografía, que ella le dice que es una vieja fotografía suya del año anterior.

Él le pregunta quién se la hizo, diciendo ella que no lo recuerda, que probablemente sería Frank, aunque él recuerda que Frank no estuvo allí el año anterior, diciendo ella que, entonces tal vez no fue allí sino en Frederiksbad o se la hizo otra persona.

Él le pregunta qué ha hecho esa tarde, diciendo ella que leer, aunque él le dice que la estuvo buscando, y le pregunta si estuvo en el parque, diciendo ella que estuvo en el salón verde, junto a la sala de música, aunque él tampoco la vio allí.

Luego él le dijo que se iba a la galería de tiro, aunque antes le recuerda que al día siguiente llega Anderson y comerán con él.

Ella esperaba escuchar sus pasos en el saloncito mientras sigue en la cama, pero ahora ya no lleva su vestido negro, sino la bata con plumas.

Pero no lo oyó, ni siquiera oyó que se cerrarse otra puerta, y, aunque intentó escuchar sus pasos sobre la grava, a esa altura, y a través del cristal era imposible.

Entonces entró él en la habitación y ella se mostró asustada, pues X seguía allí con la pistola y le disparó.

Le cuenta a ella sin embargo ahora esa escena y le dice que ese final no es el adecuado, pues la necesita viva como lo ha estado cada noche durante semanas y meses.

Ella le dice que nunca estuvo tanto tiempo en ningún lugar.

Él le pregunta por qué sigue sin querer acordarse de nada, a lo que le responde que está delirando y le pide que la deje, pues está cansada.

En el salón él se sienta a jugar a las cartas con X.

Ella los observa desde la entrada. M aparece detrás de ella pese a que estaba jugando.

En la habitación, y de nuevo con su bata de plumas, ella y busca en los cajones de un mueble, donde ve decenas de copias de su foto.

Él vuelve a jugar al juego de las cerillas con X, mientras todos se preguntan cuál es el truco, y vuelve a ganar X.

Coloca ahora ella sus fotos dispuestas del mismo modo, ella en la habitación.

Tumbada en su cama, se asusta cuando llega él, que avanza hacia ella, que parece temerle.

Él grita que es falso, que no fue a la fuerza y trata de recordar.

Señala que durante días y días cada noche, todas las habitaciones se parecen, aunque para él, aquella habitación no se parecía a ninguna otra, aunque luego dice que ya no había puerta, ni armario, ni hotel, ni siquiera había jardín.

Su recuerdo es de ella, con su bata de plumas recibiéndolo feliz, con los brazos abiertos.

Recuerda que se encontraron en el parque en la mitad de la noche, cuando nada se movía en el hotel, como antes.

Lo reconoció y se detuvo. Se quedaron a unos metros el uno del otro en silencio. Ella estaba justo delante de él esperando, como si no pudiese avanzar ni retroceder, envuelta en una capa larga.

Finalmente corre hasta él, que le dice que ya no pueden ya echarse atrás, a lo que ella le responde que solo quiere esperar un poco y le emplazó allí mismo al año siguiente el mismo día a la misma hora, asegurando que entonces le seguirá adonde vaya.

Él le pregunta por qué esperar, diciendo ella que es necesario y un año no es mucho.

Dentro, y ahora, él le pregunta si necesita más tiempo, pues ya esperó demasiado, pero ella le dice que no es tan fácil y no es tan valiente, pero él le dice que no puede retrasarlo más, aunque ella le pide solo unas horas.

Él siente que todavía no está segura de separarse de él.

Ella le pide que calle, pues llega alguien.

También un año antes, y fuera ella le pidió que si la amaba desapareciera, a lo que él obedeció, decidiendo saltar la valla y se marcha.

Quien se acercaba era X, y ella, al ver la valla por donde él saltó rota, grita.

Un grito similar tiene lugar en el bar del hotel, donde todos figuran inmóviles mientras la miran, como estatuas mientras que X avanza entre ellos y hacia ella y le da un vaso de agua, mientras M observa desde detrás.

X dice que es una ligera indisposición y ella sube a la habitación, y le dice que prefiere estar sola cuando él le pregunta si quiere que la acompañe.

M dice: "Y una vez más, recorro este mismo corredor por el que avanzo durante días, durante meses, durante años, a tu encuentro. No hay descanso posible entre estos muros. Me iré esta noche y te llevaré conmigo.

Debe hacer un año que esta historia comenzó, que te espero y tú me esperas a mí.

No habrías podido seguir viviendo entre estos muros entre estos espejos y columnas".

Tumbado junto a ella, X le pregunta dónde está su amor perdido mientras acaricia su cabeza y ella le dice que está allí con él en esa habitación, aunque él le dice que eso ya no es verdad y ella le pide que le ayude y que no la deje partir, aunque él le responde que ya es demasiado tarde y que al día siguiente estará solo y con su cuarto vacío.

M dice que espera que su grito en el gran salón no provocara demasiado escándalo.

Y que, una vez que estuvo lejos el que podría ser su marido y al que puede que amara, y al que iba a dejar sin que lo supiera, ella recogió sus objetos personales y se cambió de ropa.

Habían acordado partir por la noche, como si quisiera dar aún una oportunidad al que seguía reteniéndola, y él aceptó, aunque lamentan no haber ido a por ella.

El hotel estaba desierto. Todos estaban viendo "Rosmer" la función teatral, menos ella, debido a su indisposición.

La pieza iba a terminar muy tarde,

Tras dejarla tendida en la cama, X fue a ver la obra y se sentó con unos amigos. Para poder retenerla, tendría que subir antes de que acabara la función.

Ella se preparó para marcharse y se puso a esperarlo en un hall que había que cruzar para llegar a su apartamento.

Le había pedido que esperara a medianoche y, por un instante él pensó que lo había confesado todo y acordado una hora para reunirse con X, o esperaba que él no fuera.

Pero llegó él a la hora convenida. Ella se levantó y comenzó a caminar, seguida por él.

De lejos los observaba X.

Describe el jardín francés sin árboles y sin flores y sin vegetación, en que, a primera vista parecía imposible perderse en él, pero a lo largo de los senderos rectilíneos, y entre las estatuas inmutables y losas de granito, ella ya estaba perdiéndose para siempre en la noche tranquila a solas con él.

Calificación: 3