Te cuento la película

Holy Spider (Araña Sagrada)

Holy Spider (2022) * Alemania / Dinamarca / Francia / Suecia

Duración: 117 min.

Música: Martin Dirkov

Fotografía: Nadim Carlsen

Guion: Ali Abbasi, Afshin Kamran Bahrami

Dirección: Ali Abbasi

Intérpretes: Mehdi Bajestani (Saeed Hanaei), Zar Amir Ebrahimi (Arezoo Rahimi), Arash Ashtiani (Sharifi), Forouzan Jamshidnejad (Fatima Hanaei), Sina Parvaneh (Rostami), Nima Akbarpour (Juez), Mesbah Taleb (Ali Hanaei), Firouz Agheli (Haji), Sara Fazilat (Zinab), Alice Rahimi (Somayeh).

"Todo hombre ha de enfrentarse a aquello que desea evitar" (Imán Ali - La cumbre de la elocuencia)

Una mujer, Somayeh con marcas de golpes se prepara por la noche para salir, diciéndole a su hija, que duerme, que habrá vuelto para cuando despierte.

Se pinta y se pone tacones en unos baños públicos y comienza a buscar clientes.

El primero es un hombre que tiene el título de mejor exportador de azafrán de 1999.

Tras este va a buscar a Zari, una vendedora de droga, con la que fuma opio antes de volver a la calle para buscar a su siguiente cliente, al que hace una felación en el coche, debiendo disimular cuando llega la policía, pagándole el cliente menos por el parón.

La para luego un motorista, aunque antes de irse con él le pide que le enseñe el dinero, viendo que, cuando llegan a su casa le pide que se cubra la cabeza para que no la vean los vecinos.

La actitud del hombre hace que Somayeh se asuste y cambie de opinión e intente marcharse, aunque el hombre se lo impide, la atrapa y la derriba, apretando tras ello el cuello con su propio pañuelo hasta acabar con su vida, atándola tras ello y llevándola hasta un descampado donde la abandona.

Arezoo Rahimi llega desde Teherán a la ciudad santa de Mashhad, hablándole el taxista que la lleva desde la estación de autobuses al hotel de "La Araña Asesina", un asesino en serie que ha logrado que todo el mundo tenga miedo a salir de casa.

En el hotel tiene problemas con su habitación, pese a que la había reservado, debido a que es soltera, llegando a decirle que están completos, hasta que les muestra su credencial de periodista y consigue así su habitación, aunque le piden que se cubra bien el pelo para no tener problemas con la policía de la moral.

Tras vestirse completamente de negro y cubrirse el pelo acude a la redacción local de su periódico, donde es recibida por su compañero Sharifi

Este le cuenta que la gente empieza a estar nerviosa pues la policía lleva 6 meses sin encontrar pistas, y que el asesino le llama a él tras cada asesinato porque sabe que escribe sobre crímenes y quiere que sus asesinatos se hagan públicos, contándole que la última vez le dijo dónde había dejado el cuerpo y se mostró furioso y le dijo que no era un asesino, sino que ejercía la yihad contra el vicio, diciéndole que su voz cambia de una llamada a otra, de modo que algunas veces parece alegre y amistoso y otras está furioso y advierte a Arezoo de lo complejo que es el asunto, pues no son asesinatos comunes y no puede meterse en temas de religión para no meterse en líos.

Ella le pregunta si grabó alguna de sus llamadas, viendo que lo hizo, y escuchando la grabación en que le decía que pensaba limpiar las calles de putas.

Saeed, el asesino, trabaja de día en la construcción y lee luego en la prensa la noticia de la víctima número 9 de la Araña Asesina.

Al llegar a casa indica que se siente mal y no podrá ir a casa de sus padres, diciéndole Fatima, su mujer que sus padres comienzan a sentirse molestos de que no vayan a cenar a su casa ni a verlos, diciendo él que lo hará más a menudo, y aunque dice estar muy cansado su hija le convence para jugar con ella.

Arezoo acude a la comisaría, donde la recibe el Coronel Rostami, al que interroga sobre el tema de los asesinatos, preguntándole si saben por qué aumentaron en los dos últimos meses, diciéndole el oficial que quizá no estén relacionados pese a que, según le hace ver ella, llevan la marca de la Araña Asesina.

Rostami le dice que es un asesino inteligente, preparado y solitario, pero que todo asesino acaba cometiendo errores y cuando lo hacen los capturan.

Ella pregunta cómo es posible que sigan sin pistas, molestándose el coronel, que le dice que desde el principio está hablando en contra de la policía, a los que pinta como fracasados, diciéndole que desde Teherán les meten mucha presión.

Ella le pide, tras aliviar un poco la tensión ofreciéndole un Marlboro, que le permita leer los informes sobre el caso, prometiendo no publicar ningún detalle sin su autorización expresa, proponiéndole él quedar y hablarlo tranquilamente.

Luego, desde el hotel dicta su artículo por teléfono, indicando que las confusiones, los retrasos y la falta de estrategia de las autoridades son muy cuestionables mientras los asesinatos continúan, y se pregunta si los ciudadanos pueden sentirse seguros.

Saeed lleva a su hijo en moto, pidiéndole este, contento que lo lleve más rápido, yendo luego a rezar a la mezquita.

Pero por la noche vuelve a recorrer las calles hasta que encuentra a una prostituta ya mayor y con pinta de estar drogada y la lleva a las afueras.

Llama al día siguiente a Sharifi para contarle que el nuevo cadáver está en la carretera de Khin-e Arab, entre los kilómetros 10 y 15 y pide al periodista que deje de describirlo como un asesino en su periódico, pues lo que hace es limpiar la calle para el Imán Reza.

El periodista le pregunta cuánto tiempo piensa seguir haciendo eso, respondiéndole que el que haga falta, pues no va a permitir la sangre del mártir derramada en vano.

Ella le pregunta a Sharifi tras escuchar la conversación si hay algo común entre los asesinatos, indicando este que parece que tiene una firma. Hace un nudo doble con los pañuelos de las víctimas y las estrangula.

Sharifi, que es amigo del coronel, le pregunta por qué no hace pruebas de ADN o busca huellas, diciéndolo que lo intentaron en el laboratorio de Teherán, pero es muy nuevo para ellos y siguen necesitando un sospechoso y sin él no sirve de nada.

Arezoo indica que cree que le encubren.

Acuden juntos a ver al juez y le preguntan por su opinión sobre los asesinatos, diciéndole este a Arezoo que sabe que no le gustan los clérigos y que lleva puesto el chador pese a que no le gusta, pero que ellos no están a favor de esos asesinatos, pues todas las vidas son sagradas para Dios, y las mujeres que se prostituyen lo hacen porque tienen problemas de pobreza o desesperación.

Pregunta si pueden tener acceso a los archivos del caso, preguntándole él a qué viene tanto interés por ese caso y le dice que su trabajo es informar, no propagar el miedo y que no va a permitir que haga de los sucesos un escándalo como hizo de su vida privada y le pide que tenga cuidado en la ciudad santa de Mashhad.

A la salida ella dice que tiene que hablar directamente con las chicas por si alguna lo vio, aunque Sharifi le dice que no son de fiar, pues se drogan y mienten, diciendo ella que si la policía fuera lista pagaría a alguna de las chicas para que hiciera de señuelo.

Sharifi le pregunta tras ello por lo que pasó en Teherán, pues, dice, hay muchos rumores sobre lo ocurrido con ella y su editor, diciéndose que había algo entre ellos.

Ella le cuenta que cada vez que quería publicar un artículo la hacía quedarse hasta tarde y quería que fuera a acostarse con ella y por ello lo denunció y lo despidieron, pero le indica, la víctima es ella y no hablan de ella.

Saeed habla con otra gente que comenta la noticia y el miedo que hay, diciendo él que solo va a por mujeres corruptas, mientras otros creen que se trata de una banda de profesionales.

En su casa reciben a su amigo Haji, que comenta con su mujer y sus hijos la valentía de Saeed durante la guerra, y lamenta que ya no se pase por la asociación de veteranos.

Luego, ya a solas, le dice que le conoce muy bien y ha visto que ha adelgazado y está inquieto y le pregunta si hay alguna otra mujer, enfadándose Saeed con él por la insinuación, preguntándole qué le molesta entonces, diciendo que quiere hacer algo con su vida, pues no quiere ser un simple albañil, y lamenta que acabara la guerra.

Que en ella, algunos acabaron como mártires y otros desaparecieron o están tullidos y él salió sin un rasguño porque piensa que no es merecedor de ser considerado un mártir, diciéndole su amigo que no todos pueden serlo y que eso lo decide Dios.

Haji le dice que le dejará el coche para que vaya a algún sitio bonito con su familia.

Arezoo va a un bar para tomar un bocadillo, viendo que entra una prostituta que le pide que le dejen usar el baño, y, viendo lo mal que está, la invita a beber algo.

La mujer le dice que se llama Sohgra, y ella le pregunta si no le da miedo andar de noche por las calles y si ella o sus amigas vieron a algún sospechoso, diciendo Sohgra que todos parecen sospechosos.

Le pregunta si consume droga u otra cosa, pero la mujer no le contesta y se marcha.

Cuando sale Arezoo ve que la sigue una moto y le pide al motorista que se largue sacando un cuchillo y saliendo luego a la carrera.

Saeed sale, en efecto con su familia a pasar el día al campo y juega al fútbol con sus hijos, enfadándose cuando Ali le da un balonazo accidentalmente, preguntándole su mujer al ver su reacción qué le pasa y por qué actúa así, rompiendo a llorar.

De regreso a su casa dice que tiene que llevar las herramientas a un compañero, por lo que pide que lo excuse con sus padres y dice que irá a buscarlos al día siguiente, ante el enfado de Fatima, por ignorar nuevamente a sus padres.

En esta ocasión coge a Soghra, a la que lleva a su casa, pidiéndole esta que le deje coger una manzana, preguntándole Saeed si está enferma, diciendo ella que hace mucho calor, sorprendiéndola por detrás y ahogándola como a las otras.

Una vez muerta la huele y la mira, pidiendo luego perdón a Alá.

Escucha entonces un ruido y ve que es Fátima, que vuelve, por lo que, para ganar tiempo y poder esconder el cadáver le pide que saque la basura, mientras envuelve a la prostituta en una alfombra.

Fatima le dice que volvió porque se le olvidaron los pepinillos y su madre tenía muchas ganas de probarlos.

Para justificar que no esté la alfombra tira agua al suelo y coloca periódicos encima, contándole a su mujer que hay una fuga y le pide que haga algo de comida.

Fatima le hace que se fije en su pelo, que se rizó sin que él se diera cuenta y le dice luego que una amiga lo vio entrar con una mujer la noche del Ashura cuando los niños y ella estaban con sus padres, diciendo él que debió confundirlo con otro, asegurándole que no hay ninguna otra mujer para él, preguntándole Fatima si está cansada de ella, mostrándole él que no, haciendo el amor con ella, aunque mientras lo hace, de pronto ve asomar el pie de la prostituta entre la alfombra, aunque sigue con más ahínco.

Al día siguiente Arezoo va con Sharifi al levantamiento del cadáver de Soghra, a la que reconoce, ante lo que, impresionada, vomita, estando entre los curiosos el propio Saeed.

Sharifi le pide que deje el caso por su salud y su seguridad.

Recibe al día siguiente la visita del coronel en su habitación, diciéndole aquel que fue a preguntarle cómo se encontraba y para hablarle de algo.

Él le pide que se siente junto a él en su cama, aunque ella prefiere no hacerlo, invitándola luego a fumar con él.

Ella le da las gracias por dejarla acudir a la escena del crimen, diciéndole que le impactó porque ya había visto antes a esa mujer, diciéndole él que son todas iguales, aunque esta, estaba embazada.

Él comienza a decirle que es un hombre sensible y que puede enseñarle Mashhad y cenar juntos, aunque ella le dice que necesita descansar y le pide que se marche, aunque Rostami pregunta qué hará si no lo hace, viendo cómo la acosa.

Le pregunta si la echaron del periódico por puta y le dice que no vale nada, pues es de esas mujeres que fuma con cualquiera, aunque finalmente se marcha sin hacerle nada.

Al día siguiente, la hija de Saeed encuentra en su casa la manzana mordida por la prostituta, que él tira por la ventana, mirando luego por todas partes para cerciorarse de que no hay nada más en la casa.

Al día siguiente Arezoo va a un barrio suburbial al que la lleva su compañero para ver a Zari, pues, le dice que sabe que Soghra era su hija, aunque la mujer asegura no conocer a ninguna Soghra, llorando mientras lo niega.

Pero luego le habla de Somayeh, a la que se llevó en su moto, asegurando que sabe que fue él, pues Agha Rasul la vio subirse con él en su moto y le vio la cara de lejos.

Pero le extraña lo de Soghra, pues sabía que no debía subirse con nadie en la moto, ignorando que ese día el asesino tenía el coche de su amigo, y que la vieron por última vez en la plaza de los Tulipanes, preguntándole ella si le contó todo a la policía, diciendo Zari que fuma seis gramos de opio afgano al día, por lo que no puede hablar con la policía, pese a que Arezoo se ofrece a acompañarla y avalarla, asegurando Zari que la policía no hará nada, pues ese hombre limpia la calle para ellos.

Habla luego con Agha Rasul, que le confirma que vio al hombre varias veces dando vueltas con su moto vigilando las calles y le explica dónde recogió a Somayeh, pero le dice que ya tuvo muchos líos con la policía y no quiere más.

Llama a Sharifi desde cerca del camino de Khin-e Arab, donde deja los cuerpos, para contarle que ha averiguado que suele actuar los jueves por la noche y que parece un militante del Basich.

Su compañero le dice que llamará a la policía, diciéndole ella que no se fía de la policía, diciéndole Sharifi que lo que va a hacer es muy peligroso, diciendo ella que lo hará de todos modos, y le pregunta si la ayudará, diciendo él que no sabe qué hacer, diciéndole que es demasiado cobarde.

Saeed sale, en efecto, en su moto, y para frente a una prostituta, que se niega en principio a subir con él hasta que le dice que tiene comida y opio y le muestra el dinero.

Cuando llegan a su casa ella se mete al servicio, buscando él que utilizar para acabar con ella, aunque finalmente decide hacerlo con sus manos, aunque la chica es más fuerte que él, que acaba dándole dos cabezazos y luego trata de estrangularla, debiendo golpearla, pues la mujer es más fuerte que las otras, costándole estrangularla.

Le parece entonces que ella se ríe de él pese a que está ya muerta.

Se cae por la escalera mientras trata de cargar con ella, haciéndose daño en la muñeca, por lo que le cuesta más cargarla en la moto.

Arezoo sigue vigilando y escucha la moto de un hombre que va buscando prostitutas, aunque ve que la más cercana a ella lo rechaza y se va, y cuando llega finalmente Sharifi le dice que es tarde y que no irá.

Al día siguiente Saeed pregunta en los quioscos si hay alguna noticia sobre la Araña Asesina, viendo que no hay nada publicado de su nueva acción.

Finalmente va a cenar con sus suegros, que observan que tiene la mano vendada, diciendo él que se dio un martillazo en el trabajo.

Arezoo llama a su madre, que está enfadada porque nunca les llama y la regaña por fumar, estando preocupada por sus investigaciones.

Tras ello se pinta nuevamente y sale a la calle como si fuera una prostituta más, viendo cómo algunos de los que pasan la insultan.

Finalmente llega Saeed con su moto y le pide que se suba, aunque ella le pide que se largue, preguntando ella, como las otras prostitutas si tiene dinero.

Finalmente sube y la sigue Sharifi, que ve con preocupación cómo la lleva a la zona peligrosa, perdiéndolos de vista, para preocupación de la propia Arezoo, que ve cómo la lleva hasta su piso, donde, al llegar él cierra la puerta con llave con la excusa de no ser sorprendidos, diciéndole que se ponga cómoda como si estuviera en su casa, ofreciéndole fruta o té.

Ella entra en el baño y se saca la navaja.

Fuma luego nerviosa, preguntándole él como se llama, indicando que Zahra y que es de Mashhad, aunque él le dice que le miente y que le diga a qué se dedica y si es su primera vez, para cogerla luego del cuello diciéndole que solo quiere jugar un poco antes de empezar.

Ella saca entonces su navaja y le pide que abra la puerta, simulando él hacerlo, aunque al hacerlo la golpea y la derriba, empezando a estrangularla tras dominarla, intentando ella librarse de la presión apretándole sobre la mano dañada, consiguiendo, en efecto que afloje, pudiendo así recuperar la navaja, amenazando con apuñalarlo mientras se acerca a la ventana y comienza a gritar pidiendo ayuda, mientras él le ruega que no grite, pues tiene mujer e hijos, pidiéndole ella que se meta al baño y cierre la puerta., mientras fuera empieza a escucharse gente alertada por sus gritos, consiguiendo así escapar mientras la gente se queja por el escándalo.

Saeed llora tras lo ocurrido.

Cuando al día siguiente llega su familia él simula que no ocurre nada.

Pero poco más tarde llaman a su telefonillo, diciéndole a Fatima que es la policía que quiere preguntar algo, viendo que está el coronel con otros policías y le piden que vaya con ellos a comisaría, viendo que en otro coche policial está Arezoo, no entendiendo su familia qué ocurre.

El juez agradece a la policía su labor, que culminó con la detención del asesino.

Sharifi le dice a su compañera que va a ser famosa, aunque ella indica que aún no terminó, estando convencida de que encontrarán la manera de dejarle libre.

Fatima va a ver a Saeed, diciéndole a su hijo a su regreso que está bien y que volverá en unos días, preguntando el niño con quién se peleó, contándole la mujer que había mujeres corruptas y se ocupó de ellas, pero que no hizo nada malo y tiene las manos limpias, pues se lo merecían, ya que hacían cosas malas como vender drogas a los niños por la calle.

El niño va a comprar al mercado, viendo cómo los comerciantes no le cobran, pues dicen, su padre hizo mucho por ellos.

Ya en el juicio, señala que se sentía responsable de limpiar la sociedad de vicio y corrupción de mujeres que se exhiben frente al santuario vendiendo sus cuerpos.

Cuando el juez le pregunta si admite haber asesinado a las 17 mujeres, él le dice que son 16, pues a la otra debió matarla un cobarde y, por ello no lo admitió.

Interrogan al marido de una de las víctimas, encarcelado por problemas de drogas.

Los periodistas hablan con el padre de otra de las víctimas, que reconoce que les ofrecieron dinero para que perdonaran al asesino, y cuando les pregunta por qué no fueron al juicio, la madre dice que no pueden admitir ante todos que su hija era prostituta y se drogaba, asegurando que se alegra de que esté muerta con la vida que llevaba.

Sharifi le pregunta al padre si prefiere que ejecuten al asesino o que les compensen, diciendo el hombre que su ejecución no se la devolverá y no quiere que su nieta acabe como su madre, aunque el hombre reconoce que su hija era su mundo.

A la salida le hace ver a su compañero que van a comprar su perdón, pues las familias están tan desesperadas y dispuestas a firmar lo que sea por dinero.

Fatima recibe la visita del abogado de Saeed, que le dice que el gobierno quiere un veredicto antes de las próximas elecciones y por ello la justicia va tan rápido, diciendo ella que no pueden condenarlo, pues tiene mucho apoyo en las calles y la gente lo adora, diciéndole el abogado que están barajando la posibilidad de declarar que tiene una enfermedad mental para que pueda conseguir la libertad.

También la visita Haji, el mejor amigo de Saeed, que le lleva también cosas y le cuenta que los de la asociación de veteranos querían ayudar, confesándole Fatima que no tenía ni idea de que hiciera algo así y no entiende por qué tuvo que hacerse el héroe, diciéndole Haji que están recogiendo firmas, pues la gente no quiere que le condenen, aunque ella cree que al juez no le convence eso, pues lo consideran un proceso político, diciéndole Haji que ellos le cuidarán las espaldas.

Argumentan que entre 1981 y 1985, Saeed estuvo en el frente 623 días, lo que le causó un gran trauma psicológico, aunque ya antes había mostrado signos de inestabilidad.

El juez le pide a Saeed que diga él mismo si cree tener una enfermedad mental, diciendo él que si eso es lo que ponen los papeles él no tiene capacidad para decir que no sea cierto, pero que sí, que está loco por el Imán Reza y por limpiar el mundo de corrupción, debiendo decirle el juez que el juzgado no es un lugar para predicar.

Entonces pregunta si les parece un loco, amenazando el juez con expulsarlo de la sala, diciendo él que, si por cumplir con su deber y por querer limpiar el mundo consideran que una persona está loca, lo está, pidiendo finalmente el juez que lo expulsen de la sala, proclamando Saeed su locura mientras sale diciendo lo mismo que dijo ya de que estaba loco por el octavo imán y por Dios y por limpiar el mundo.

Su mujer va a verlo después estupefacta. Le dice que creía que tenía un acuerdo con su abogado y ha actuado de otro modo, diciendo él que sabe que no está loco y no quiere que la gente que le sigue y le anima piense que es un lunático, asegurándole que saldrá antes de lo que cree, pidiendo que deje pasar a Ali.

A este le pregunta cómo va el colegio, diciendo él que dejó de ir porque se peleó con un niño que dijo que su padre era un asesino, aunque la mayoría le apoyan.

Le dice a su hijo que lo hizo todo por Alá y que por ello sus manos están limpias, preguntándole luego cómo se ocupó de esas mujeres, diciéndole su padre que no son cosas de niños, aunque él insiste, contándole que las recogía en la calle y las subía en la moto y luego en casa las tiraba contra el suelo y las estrangulaba, y, aunque se resistían, se ocupó de ellas.

Arezoo acude a entrevistar a Fatima, a la que pregunta qué sintió al saber que su marido era la Araña Asesina, diciendo que se quedó conmocionada, pues no creía a Saeed capaz de hacer algo así, asegurándoles que no había cambiado su comportamiento durante el último año y le dice que si esas mujeres hubieran sido decentes no habrían estado en la calle buscando los maridos de otras.

Arezoo le dice que ella fue una de esas mujeres y que su marido la llevó allí, a su casa e intentó asesinarla, respondiéndole Fatima que no tenía ningún derecho a deambular por la calle y que su marido se vio obligado a cumplir con su deber, preguntándole Arezoo si acaso es policía, tras lo que le pide permiso para hablar con Ali.

Ante el tribunal, el fiscal pide que se sentencie al acusado a la pena máxima, dejando luego a este una última oportunidad de defenderse, mientras fuera, sus seguidores claman pidiendo su libertad.

Al verlos fuera, Ali se siente orgulloso, pidiendo a su madre que mire a toda esa gente, aunque esta le dice que pronto todos vivirán a sus vidas normales y ellos se quedarán en la miseria.

Llevan a Saeed a hablar con Arezoo, a la que le dice que consiguió engañarle con su maquillaje, presentándole ella a Sharifi, con el que habló tantas veces antes.

Le pregunta si se arrepiente de lo que hizo, diciendo él que cumplía con su deber, y lamenta no haber podido terminar con su trabajo, pues veía al menos a 200 por el barrio que hay junto al santuario, y que al final no podía ni conciliar el sueño si no mataba, asegurando no haber sentido nada mientras las mataba.

Ella le pregunta si disfrutó intentando matarla y si matar le proporcionaba placer, diciendo él que disfrutaba de la limpieza, pero no sentía ningún placer.

Le dice luego que al día siguiente, que será la última sesión, será testigo de la labor de la mano invisible de Dios, pues el pueblo le apoya y aún tiene mucho por hacer en Mashhad y en todo el mundo.

Al día siguiente leen em efecto la sentencia en que le declaran culpable del asesinato y secuestro de 16 mujeres, así como de propagar el miedo y poner en peligro la seguridad pública, por lo que le condenan a 12 sentencias de muerte, y además al pago a las familias de 4 de las víctimas y a 14 años de prisión y 100 latigazos por obscenidad.

Haji y el fiscal Haghani, que es amigo suyo, y con el que estuvo en el frente, van a ver a Saeed, y le dice que siente haber sido duro en el tribunal, pero que fue todo un paripé y una fachada y le asegura que encontrarán una solución, diciéndole Saeed que el juez parecía ir en serio, diciéndole que tenía que hacerlo, pues le presionan desde Teherán y los medios les vigilan, pero que planearán su huida, explicándole que el día de la sentencia le llevarán a un coche a través del patio y se podrá marchar.

Entretanto le piden que descanse y que no se lo cuente a nadie, ni siquiera a Fatima, asegurándole que ellos se ocuparán de su familia.

Ante la inminente ejecución de la sentencia va a verlo toda su familia, incluida su madre, que le dice que debe pedir el perdón de Alá y le pide a su hijo que sea fuerte.

Tras la sentencia se lo llevan para la ejecución, preguntando Arezoo, que, es una de las asistentes, si le dieron ya los 100 latigazos, y, como no lo hicieron, se lo llevan, pudiendo escuchar los latigazos, aunque Sharifi se pregunta por qué a puerta cerrada, mientras él grita pidiendo que paren, aunque solo golpean la pared, siendo todo un montaje.

Le sacan tras ello para ejecutar la sentencia, aunque el juez dice a la prensa que no pueden entrar para verla, pues ya hay suficientes testigos, aunque luego les permitirán examinar el cuerpo.

Lo llevan al patio, donde está preparada la horca, viendo cómo le maniatan, preguntando él qué está pasando y dónde está el coche, debiendo arrastrarlo dos funcionarios hasta el patíbulo, diciendo él que no era ese el trato, mientras llama a Haji y los insulta.

Los funcionarios le ponen la soga al cuello mientras él pide la ayuda del Imán Reza, aunque es colgado y ahorcado hasta morir.

Terminado su trabajo, Sharifi lleva a Arezoo hasta el autobús en que regresará.

Le dice que no se meta en líos, pues no siempre estará allí para salvarle, y le dice que fue un placer tenerle allí, dándole ella un beso tras decirle adiós.

En el autobús se coloca los cascos y mira sus grabaciones, deteniéndose en la declaración de Ali, que dice que si la policía no se hace cargo de esas mujeres alguien como su padre querrá limpiar las calles de nuevo y que muchos le pidieron a él que siguiera con su labor cuando arrestaron a su padre.

Explica luego su modo de actuar, cómo, cuando se llevaba a las chicas a la casa, cerraba la puerta y quitaba la llave, para luego darles el dinero, y, mientras lo contaban, él se acercaba por detrás, le ponía el brazo en el cuello y empezaba a apretar con fuerza.

Cuando caían él les colocaba la rodilla sobre la garganta.

Le pide a su hermana pequeña que le ayude para simular cómo lo hacía, y cómo le ponía el brazo sobre la boca y las mataba ahogándolas con su propio pañuelo, explicando que si eran muy débiles o drogadictas, todo acababa muy rápido, luego envolvía los cuerpos con una alfombra, tardando solo unos 30 minutos, y luego una hora más para liberarse del cuerpo, librando así a la sociedad de mujeres corruptas.

Inspirada en hechos reales ocurridos en Mashhad entre 2000 y 2001.

Calificación: 3