Te cuento la película

La caja de Pandora
La caja de Pandora

Die Büchse der Pandora (1929) Alemania

Género: Drama

Duración: 133 min.

Música:Peer Raben

Fotografía: Günther Krampf

Guion: Ladislaus Vajda (Obra: Frank Wedeking)

Dirección: Georg Wilhelm Pabst

Intérpretes: Louise Brooks (Lulú), Fritz Kortner (Dr. Ludwig Schön), Francis Lederer (Alwa Schön), Carl Goetz (Schigolch), Krafft-Raschig (Rodrigo Quast), Alice Roberts (Condesa Anna Geschwitz), Daisy D'Ora (Charlotte Marie Adelaide von Zarnikow), Gustav Diessl (Jack el destripador), Michael von Newlinsky (Marqués Casti-Piani).

Acto I

Lulú recibe feliz la visita de su amigo Schigolch, con el que luego retoza en el sillón.

El hombre, con el que compartió buhardilla en el pasado, le dice que ve que ha llegado lejos.

Le pregunta si aún baila, al ver un retrato de ella, y decide hacerle una demostración, mientras él toca la armónica.

Schigolch le dice que sabe que el redactor jefe, el Dr. Schön cuida muy bien de ella, pero que un solo amigo no garantiza el futuro de ambos y tienen que presentarla ante el gran público y que ha llevado al hombre adecuado para ello, mostrándole desde el balcón a un hombre trajeado que camina impaciente por la calle y que le explica que es Rodrigo Quast, que quiere montar un gran número de variedades con ella.

Lulú pide a Schigolch que se esconda, pues llega el Dr. Schön.

Este es un hombre también trajeado, pero algo mayor, y, aunque ella lo recibe cariñosamente, él se muestra distante.

Acaba por explicarle que se va a casar.

Ella le dice que aunque se vaya a casar puede besarla, pero él sigue meditabundo y le dice que toda la ciudad comenta su relación y está arriesgando su posición.

Ella, sensualmente tumbada en el diván, escucha cómo él dice que lo suyo debe acabar, aunque ella le agarra del cuello para atraerlo y le dice que tendrá que matarla si quiere deshacerse de ella, consiguiendo que finalmente ceda y la bese, acostándose con ella.

Mientras tanto, escondido, su amigo, bebe, aunque el perro comienza a ladrar y, para acallarlo, le da un poco de licor.

Finalmente Schön lo descubre, explicándole Lulu que es su primer mecenas.

Schön mira a ese hombre desaliñado y andrajose, y, tras coger sus cosas, se marcha.

Llama entonces Schigolch a Rodrigo, que se cruza en la escalera con Schön.

Le presenta a Lulu, a la que le muestra lo fuerte que es, colgándose ella de su brazo.

Acto II

El ministro de interior von Zernikov examina la invitación en la que anuncia la boda de su hija, Charlotte Marie Adelaide con el redactor jefe Dr. Ludwig Schön y muestra su descontento con el enlace, pues cree que la conducta de Schön hace inviable la boda, aunque ella le dice que no le preocupan las habladurías y sigue preparando los sobres.

Alwa, hijo de Schön, trabaja frente al piano componiendo cuando recibe la visita de la condesa Anna Geschwitz, que es diseñadora de moda.

Alwa le cuenta que su padre debe cortar su relación con Lulú, pues su boda no puede aplazarse más.

Llega entonces la propia Lulu, muy alegre, que les cuenta que Rodrigo Quast quiere montar un gran número de variedades con ella y que ya están ensayando.

Alwa la abraza y la felicita, y ella le dice que es su mejor amigo y el único que no quiere nada de ella.

Observan luego los diseños de Geschwitz, a la que le pregunta cuándo diseñará uno de esos vestidos para ella.

Entran en el despacho de Ludwig, donde ve la fotografía de Charlotte y comenta que no le parece tan bella.

Llega entonces el propio Ludwig, que le recuerda que le había prohibido que fuera a verle a casa, diciendo ella que no fue a verle a él.

Alwa le pregunta por qué no se casa con Lulu, diciendo él que esa clase de mujeres no está hecha para el matrimonio, y sería un suicidio hacerlo.

Le cuenta que Lulú quiere dedicarse a las variedades, aunque su padre le dice que debe dejarse de trapecios. Que donde debe actuar en su revista y él le garantizará el éxito con su periódico, aunque le pide que tenga cuidado con esa mujer.

Acto III

Lulú comienza a actuar con gran éxito en el mundo de la revista.

Ludwig acude con Charlotte a ver el espectáculo, siendo testigos del frenesí que se vive entre bambalinas.

Ludwig simula no ver a Lulú, que se enfada y se niega a actuar, sin hacer caso a todos los que tratan de convencerla.

Recurren por ello a Schön para que trate él de hacerla entrar en razón.

Pero ella, muy enfadada dice que baila para todo el mundo, pero no ante esa mujer.

Seguro de que la convencerá, Schön pide que comience el espectáculo mientras él va a ver a Lulu al camerino.

Pero ella sigue negándose a salir a actuar, llegando Ludwig a zarandearla.

Ella se tumba y patalea y se enfada con él al ver que no la hace caso e incluso le muerde, consiguiendo que él vaya hacia ella y acaban besándose abrazados.

Los sorprenden así Alwa y Charlotte.

Ludwig le dice a su hijo que ahora tendrá que casarse con Lulú y que es su ejecución.

Entretanto, ella sale a actuar feliz, mientras Charlotte se muestra hundida.

Acto IV

El día de la boda, en el salón bailan algunas parejas y van llegando otros invitados que van saludando y dando la enhorabuena a Schön.

Lulú, con su traje de novia va a saludar a sus amigos, Schigolch y Quast que están solos en un rincón lejos de los invitados nobles, y les lleva bebida y comida.

Va a saludar también a Alwa que está solo y triste.

Baila luego con Geschwitz, que se muestra muy acaramelada con ella, hasta que la reclama Schön, que la presenta a unos amigos.

Entretanto los camareros se divierten con los amigos de Lulú, ya muy borrachos.

Geschwitz la besa apenada y con cara de enamorada antes de marcharse.

Lulú entra en su habitación, donde están sus amigos llenando el lecho de rosas.

Fuera, Alwa le dice a su padre que se irá esa noche de viaje por mucho tiempo.

Schigolch, en la habitación, muy bebido, coge a Lulú y la sienta en sus piernas y la besuquea, sorprendiéndolos así Ludwig, mientras su otro amigo, Quast bebe champán.

Quast amenaza con golpearlo con la botella, cuando le tira el champán, debiendo detenerlo Lulú.

Indignado, Schön saca su pistola, y ahora Lulú debe pararle a él y le pide que no dispare, mintiéndole al decirle que Schigolch es su padre, pudiendo este y Quast escapar, aunque Schön los sigue hasta el salón asustando a todos los invitados, debiendo acudir sus amigos a calmarlo.

Por su parte, Alwa anima a Lulú a irse con él, pues, le asegura que ya no puede vivir sin ella, que le sonríe halagada.

Ludwig ve a su hijo en el regazo de Lulú, y, enfadado, le dice que va a perder su tren y lo echa de allí.

Ya a solas, Ludwig le entrega a Lulú la pistola y le obliga a apuntarse con ella y le pide que se quite la vida, pues de lo contario lo convertirá a él en un asesino.

Finalmente, y durante el forcejeo, el arma se dispara. Ludwig, herido por esta y sangrando besa a Lulú antes de caer.

Entra entonces Alwa, que lo encuentra ya en el suelo y al intentar levantarlo ve que sangra y cae ya sin vida.

Acto V

Vestida de negro y con un velo, Lulú comparece ante el tribunal que la juzga.

Su abogado dice que su marido fue víctima de funestas circunstancias y que no es una asesina y que incluso el hijo del difunto habló a favor de ella, por lo que pide su absolución, siendo muy aplaudido su alegato.

El fiscal, por su parte recuerda que los dioses griegos crearon a una mujer, Pandora, muy hermosa, seductora, y que dominaba el arte del halago y era capaz de ofuscar los sentidos y le ofrecieron un recipiente en el que había encerrado todo el mal del mundo, y, en su imprudencia abrió la caja y se precipitó la desgracia sobre todos y él llama a la viuda Pandora, porque a través de ella se precipitó la desgracia sobre el doctor Schön y pide para ella la pena de muerte.

Deben sujetarla para que no caiga sin sentido.

Muy enfadada con el fiscal, Geschwitz le dice, acabado el juicio, que debería pensar en qué hubiera sido de su mujer si desde muy niña hubiera tenido que vagar noche tras noche por los cafés, antes de que la expulse el alguacil.

Finalmente, el jurado dicta su veredicto, decidiendo que sea condenada a 5 años de reclusión por homicidio, incluyendo los cuatro meses y medio de prisión preventiva.

Unos amigos de Lulú hacen sonar la alarma antiincendios, provocando, al grito de ¡fuego!", el caos en la sala, momento aprovechado por los amigos de Lulú para rodear a esta y conseguir así que salga oculta entre la multitud.

Acto VI

Lulú, elegantemente vestida encuentra el pasaporte de Alwa y luego ojea la revista con los diseños de moda de su amiga y se detiene mirando unas fotos de jóvenes divirtiéndose en la playa y sonríe feliz.

La sorprende Alwa bañándose, y, como siente vergüenza, cierra.

Cuando sale de su baño, él, indignado, recoge sus cosas para marcharse y le dice que no entiende que pueda sentirse como en su casa en el lugar donde su padre murió desangrado.

Ante la actitud de su amigo, Lulu llama por teléfono al juzgado y pregunta por el procurador general de Bodungen, arrancándole Alwa el teléfono para decir que solo llamaban para ver si tenían ya noticia de la acusada huida.

Ella lo abraza tras ello y finalmente se besan y le dice a él que se fugarán juntos, pues Geschwitz le dejará a ella su pasaporte.

Se van juntos en el tren, donde van consiguiendo pasar los controles de los gendarmes.

Pero cuando sale a pedir fuego al pasillo, la ve un hombre, que, tras pensar un poco busca en el periódico, hasta ver la foto de ella.

Cuando sale Alwa, ve al hombre con la foto junto a un texto en que anuncian que darán 5.000 marcos de recompensa por ella, por lo que pide dinero a Alwa para no delatarla.

Además lo presenta a Lulu como el Marqués de Casti Piani.

Este, en la siguiente parada del tren compra una caja de bombones que regala a Lulu, fascinado por ella, junto con la flor que llevaba en el ojal.

Pero en esa parada suben también Schigolch y Quast, mostrándose ella muy contenta.

El marqués le da a Alwa un cigarrillo y un consejo. Le dice que no debe ir a París, pues allí hay demasiados ojos y les invita a ir con él, que conoce un lugar donde la gente es acogedora y discreta.

Acto VII

Anna Geschwitz va a visitar a Lulú, que vive en un barco que es utilizado como casino ilegal, y se sorprende de que Lulú haya estado viviendo allí los últimos tres meses y le cuentan que viven del juego.

Vuelve a ver a Quast, besando a una mujer y asegurando que acaba de enamorarse y que montará un fabuloso número de variedades, pero le dice a Lulú él que necesitan 20.000 francos para la puesta en escena, diciendo ella que se lo pida a Alwa si tiene suerte esa noche y gana, aunque cuando lo mira comprende de inmediato por su cara que no es así, sino al contrario, pues le pide más dinero a ella para seguir jugando y recuperar lo perdido, entregándole ella su collar de perlas.

Se lo impide Schigolch, que le dice que solo se juega cuando se tiene la certeza de ganar, y le muestra unas cartas trucadas.

En uno de los camarotes, Casti-Piani negocia con un egipcio, al que muestra fotos de Lulú con vestidos muy sugerentes, ofreciéndosela al árabe por 300 libras, y cuando el hombre le discute el precio, el marqués le dice que la policía alemana le ofrece 250.

Quast ve a un hombre que ganó mucho dinero y le presenta a Lulú, esperando que esta se acueste con él, pero antes se la lleva el marqués para mostrársela al egipcio, que, tras verla ofrece las 300 libras.

Le dice que necesita dinero urgentemente y el egipcio ofrece 50 libras más que la policía alemana y debe marcharse con él a su prostíbulo de El Cairo, y trata de convencerla de que allí estará muy bien, pues ningún policía la buscará y le pide que se cambie deprisa, pues saldrán en una hora.

Ella se revuelve y le dice que no puede dejarse vender, que eso es peor que la cárcel, pero el marqués le dice que necesita el dinero, por lo que, si en una hora no está lista, llamará a la policía.

Geschwitz los escucha preocupada.

Lulú va a hablar con Alwa, que está jugando en la mesa y piden dinero prestado a Geschwitz para que gane, pues de lo contrario estará perdida.

Alwa recurre a Schigolch, que le entrega su baraja trucada.

Quast, que vio el movimiento, también la amenaza, y le dice que si no tienen los 20-000 francos esa noche la denunciará.

Solo Schigolch la consuela, mientras ella se queja de que todos quieren dinero y le pide que la salve, pues Rodrigo quiere denunciarlo.

Schigolch habla con Quast y le dice que conoce la manera de que todos puedan salir de ese pozo. Que Geschwitz, que tiene dinero quiere ir a sus brazos, por lo que le pide que sea amable con ella.

Por su parte, Lulú le dice a Geschwitz que solo ella puede ayudarla, pues Rodrigo la ama con locura y por su amor haría cualquier cosa, y debe evitar que la denuncie y con sus carantoñas consigue convencerla para que acepte a Quast.

Alwa, por su parte comienza por fin a ganar dinero, por lo que, cuando Casti-Piani va a buscar a Lulú, ella le muestra que Alwa va ganando mucho dinero y podrá pagarle.

Pero de pronto uno de los asistentes a la timba descubre las cartas en la manga de Alwa y lo expulsan, mientras, aprovechando el tumulto, la gente se lleva el dinero.

El marqués se lleva a Lulú y se la entrega al egipcio, aunque, entretanto, Schigolch le dice que se irán en una de las barcas que llegan al barco con los jugadores.

Lulú seduce a un marinero y se viste luego con su ropa.

Geschwitz, que mató a Quast, es detenida mientras Schigolch, Alwa y Lulú van hacia el puerto en un bote y comentan que deben conseguir un barco para llegar a Londres.

Acto VIII

Un misterioso hombre camina entre la niebla de las calles de Londres y observa la alegría de la gente por la celebración de la Navidad y se le saltan las lágrimas.

Una mujer del grupo de personas que recogen fondos para los pobres, le da una taza caliente y le pregunta en qué le puede ayudar, aunque él le dice que nadie le puede ayudar, entregándole la mujer una ramita de muérdago que se guarda en la chaqueta.

Entretanto, Lulú sufre los embates del fuerte viento en una buhardilla de mala muerte sin cristales donde solo disponen para comer, de un trozo de pan que ni con el cuchillo puede cortar por su dureza, y Alwa está en la cama con gesto de desesperanza.

Llega Schigolch con una botella de licor y Alwa bebe un poco junto con el pan duro y le comenta a Schigolch que es curioso que le fíen aguardiente, pero nunca pan.

Lulú se pinta para salir a la calle y buscar algún cliente.

En cuanto llega a la calle es abordada por un hombre, aunque llega entonces Alwa y el hombre se marcha, comentando Schigolch que es una lástima, pues le habría gustado comer pastel de Navidad una vez más en su vida.

Se lleva tras ello a Alwa y dejan a Lulú en la calle.

En las calles hay carteles que avisan a las mujeres londinenses de que en los últimos días hay un hombre intenta a atraer a mujeres y niñas hacia descampados oscuros para allí asesinarlas.

Este - Jack el Destripador - y que es el hombre que paseaba antes por las calles de Londres, también lee el cartel.

Justamente es a él a quien encuentra Lulú y lo para. Lo invita a subir a su buhardilla, y, cuando él le dice que no tiene dinero ella insiste en que suba, pues le gusta.

Conmovido por su gesto, el hombre se deshace de su navaja y sube.

Arriba, al escuchar que sube con un hombre, Schigolch y Alwa salen y se ocultan tras la puerta y se marchan, con la intención de esperar a que Lulú acabe, para lo que Schigolch entra en el bar de abajo, e insiste a Alwa para que entre con él, aunque Alwa prefiere no hacerlo.

Arriba, Lulú rebusca en los bolsillos del hombre que subió, aunque solo encuentra la rama de muérdago que le regalaron antes y enciende una vela.

Luego él la sienta sobre su regazo mientras observan la vela y coloca la rama sobre la cabeza de ella y le dice que, como está bajo la rama del muérdago, debe dejarse besar.

Ella lo hace, apagándose el quinqué en ese momento, pareciendo apoderarse un sentimiento violento de la mente del hombre, que ve un cuchillo en la mesa que parece llamarle mientras abraza a Lulú, por lo que finalmente lo coge y acaba con ella.

Abajo, Alwa, ve que el hombre se marcha hasta perderse en la niebla y llora.

Se acerca entonces la banda del Ejército de Salvación, que llevan también un árbol de Navidad, y en el bar, por un momento todos se levantan y descubren sus cabezas en señal de respeto.

Luego, una mujer invita a Schigolch a comer pastel navideño, que él disfruta, ajeno al drama que se ha vivido en la buhardilla.

Alwa, por su parte, al ver al Ejército de Salvación decide unirse a la comitiva y abandonar a Lulú y la miserable vida que están llevando.

Calificación: 4