Te cuento la película

No mires a los ojos

España / Bélgica (2021) *

Duración: 107 min.

Música: Mikel Salas

Fotografía: Álvaro Gutiérrez

Guion: David Muñoz, Félix Viscarret (Novela: Juan José Millás)

Dirección: Félix Viscarret

Intérpretes: Paco León (Damián), Leonor Watling (Lucía), Àlex Brendemühl (Fede), Susana Abaitua (Paula), María Romanillos (María), Juan Diego Botto (Sergio O'Kane), Marcos Ruiz (Raúl), Iñaki Gabilondo (Iñaki Gabilondo).

Damián va a ser entrevistado en un programa de máxima audiencia, aunque antes de que comience le dice a Sergio O'Kane, el presentador, que para su padre ese programa sería telebasura, pues solo respetaba a Iñaki Gabilondo.

Comienza contando que había estado trabajando en la misma empresa durante 20 años y de pronto, y de forma inesperada, se llevó una sorpresa una mañana al llegar.

Al llegar al polígono donde estaba su empresa debe parar para dejar maniobrar a un camión que va a una de las naves, donde ve a una mujer examinando un armario.

Luego, y mientras trabaja, lo llaman desde la oficina.

Sale airado de la misma y aunque sus compañeros le preguntan qué ha pasado no dice nada. Se quita el uniforme y rompe la máquina registradora antes de salir corriendo, perseguido por su jefe.

No llega a subir a su coche porque se le caen las llaves, y se oculta en el camión de mudanzas que vio antes, donde cargaron ya el armario, en el que se acaba escondiendo, no atreviéndose a moverse cuando oye llegar a los operarios.

Y cuando llegan al destino, los operarios cargan con el armario con él dentro, con dificultad debido al peso, escuchando a la mujer que lo compró, Lucía, dar instrucciones sobre dónde deben colocarlo, hasta que oye que se marchan.

Sale entonces, tras romper la cinta de fijación puesta como sujeción de las puertas, y escucha cómo la mujer les ofrece una bebida y se despide de los transportistas y se esconde bajo la cama desde donde escucha que llega el marido, Fede, que no comparte el entusiasmo de Lucía por el armario, no comprendiendo tampoco que lo haya colocado cubriendo el armario empotrado, diciendo ella que les sobra sitio.

Llega después la hija del matrimonio, María, a la que le muestra Lucía también el armario, aunque Fede pone en duda que sea el de sus abuelos, que puede ser uno parecido, aunque Lucía asegura que es el de sus abuelos, pues en el lateral están las marcas que ponían según iban creciendo ella y su hermano Jorge.

O'Kane le pregunta qué sintió en aquel momento, diciendo él que curiosidad sobre la familia, aunque más sobre Lucía.

Desde su escondite escucha a Lucía contar que fue a la psiquiatra y le cambió la medicación, aunque a su marido no parece importarle, pues mientras se lo cuenta no para de utilizar el teléfono.

Por la noche, cuando se van a dormir, también él empieza a dormirse, cuando de pronto Lucía se levanta para ir al baño y suena entonces su teléfono, que debe apagar antes de que regrese, viendo cómo cuando lo hace, mira debajo de la cama, aunque es solo un sueño, pues la pareja sigue dormida.

Con mucho sigilo debe salir de debajo de la cama para ir al servicio, haciendo pis en el lavabo para no hacer ruido, viendo al salir también a María dormida.

Baja las escaleras y llega a la puerta, que abre, aunque no se marcha. Regresa al dormitorio de la pareja y vuelve a colocarse bajo la cama.

Escucha por la mañana el despertador y cómo Fede va a despertar a María.

Oye cómo se asean, la ducha, o el afeitado, el café, el secador…

Cuando se marchan todos, desayuna con tranquilidad y friega los cacharros.

Pasea luego por la casa examinando todo. Se pone música- "No mires a los ojos de la gente y, aprovechando su habilidad con la madera ya que era con lo que trabajaba, desmonta una hoja de la parte trasera del armario y la puerta del armario empotrado, y vuelve a colocar la hoja del armario de modo que pueda quitarla para entrar o salir, escondiéndose en él cuando está la familia.

Cuando llega Lucía ve que la vajilla está fregada y se pregunta si está María.

Damián la escucha buscando en el armario y mirándolo fijamente, estando a un palmo el uno de la otra. Estaban en dimensiones paralelas, muy cerca, pero muy lejos a la vez, como si existiera la invisibilidad y él la hubiera logrado y pensaba que todo lo que hacía lo hacía porque había algo que lo llevaba a ello, y que alguien que estuviese en otra realidad podía ver hacia dónde se dirigía todo.

Cuando llega Fede, le pregunta si fregó él, pues estaba convencida de que los dejaron sucios y no cree que María lo hiciera tampoco, diciéndole el marido que sería ella, pues le dijeron que la medicación podría provocarle pérdidas de memoria.

Escucha cómo hablan de María, a la que Lucía dice que encuentra rara.

O'Kane le pregunta si no había nadie fuera que le echara de menos, diciendo él que sus padres murieron y no tenía amigos ni hermanos y asegura que no sentía claustrofobia, sintiéndose en el armario como un astronauta en una nave rumbo a Marte, y por la noche se relajaba mucho con esa idea y asegura que fueron los días más felices de su vida.

Al día siguiente se repite todo, pero antes de marcharse, Lucía deja, de forma consciente, su vaso sin fregar.

Damián, igual que el día anterior, vuelve a fregar. Y hace también las camas y arregla los muebles que están mal.

Lucía ve, cuando vuelve, que de nuevo están sus cacharros fregados.

Repite la rutina cada día.

Una de las noches, está a punto de descubrirlo María cuando sale al baño.

Comenta que conocía los hábitos de la familia, y que lo malo era los fines de semana, pues casi siempre había alguien en la casa y no podía salir.

Ella le cuenta a su madre el asunto de los cacharros fregados porque le parece raro, contándole que, desde que trajo el armario de los abuelos, siente una presencia, pues las cosas están colocadas y los platos limpios.

Fue por entonces, cuando su relación con Lucía cambió, y empezó a haber algo más profundo, pues descubrió algo acerca de Lucía, algo que tenía que ver con el armario, que muestran en el programa.

Se enteró de que Lucía jugaba en ese armario con su hermano mellizo, como si se tratase del vientre de su madre.

Los niños veían que todo lo que metían en el armario desaparecía.

En realidad, eran cosas que se comían, pero como su abuelo le contó que todo lo que desaparecía volvería, ella seguía entrando en el armario, esperando que volviera Jorge.

Comenta en el programa que no entendía por qué Lucía no les contaba a su hija y a su marido que ella no era la que fregaba, pues ellos pensaban que lo hacía, pero ella sabía que no era así, y pensaba que en realidad no quería compartirlo con nadie.

Un día, ella se metió en el armario y le pregunta si es Jorge, pues dice que desde el principio notó su presencia y pensó que se estaba volviendo loca y que hacía ella misma las cosas de la casa, pero ahora sabe que no es así y que está allí.

Damián, que está a solo unos centímetros de ella da un pequeño golpecito y ella se asusta, pero a la vez piensa que es Jorge y le pide que diga si fue él.

En el descanso, Damián se muestra remiso a seguir hablando de Lucía, pero O'Kane dice que están perdiendo audiencia y si siguen así les cancelarán el programa, y además, le dice, tienen una sorpresa preparada para él que le encantará.

Un día le sorprende la llegada de María más pronto de lo habitual, con un chico, Raúl, que le dice que necesita algo que ella esconde en su cuarto, pidiéndole ella que se lo lleve, aunque él dice que todo no, temiendo ella que lo vean sus padres.

Van luego a su cuarto, y escucha cómo él le pregunta si no le importa que la grave, diciendo ella que mejor no lo haga.

La escucha también resistiéndose a acostarse con él, aunque la convence.

Damián dice que no podía intervenir, pues se habría descubierto y no hizo nada, dándole luego vueltas a lo que debió hacer, aunque insiste en que es una buena persona y que eso es lo que le alejó del mundo.

Oye a María grabar un video para Raúl, preguntándole si es lo que quería, pero luego la escucha llorando y, mientras duerme, le coge el teléfono y ve sus mensajes.

Al día siguiente, ella echa de menos su móvil antes de salir, aunque nadie sabe nada de él, diciendo Lucía antes de marcharse, adiós al armario.

Esa mañana sale, viendo a un vecino que lo saluda desde su ventana.

Poco después llega Raúl, que pregunta por María, que le mandó un mensaje. Le hace pasar y le dice que María no está, pero le pide que se siente pues quiere hablar con él, y, como le parece todo muy raro dice que se marcha, aunque le dice que cerró la puerta con llave.

Le pregunta luego si lleva algo de droga y le dice que sabe a lo que se dedica y le muestra el móvil de María y le dice que ha visto que la trata como si fuera basura y que se acabó seguir pidiéndole dinero y que le guarde su droga, y le pide que deje de chantajeándola con mostrarle el video a sus padres, pues él es su padre y le pide que la deje en paz y que ni la mire.

Raúl le pregunta qué hará si no le hace caso, diciendo él que puede llamar a la policía y contarle a qué se dedica, o llamar a sus padres y le coge el teléfono y dice que va a llamar a sus padres y a reenviarles todos los mensajes que él envió a María, diciendo él que se olvidará de María, pero que no llame a su padre.

Interrumpen en ese momento el programa, diciendo que por causas imprevistas.

O'Kane habla con sus jefes diciendo que no podía saber que iba a contar eso y que se hizo pasar por padre de la chica.

Mientras esperan, a él le parece ver a Lucía y cantan juntos, pidiendo que se quede a su lado, y dándole ella las gracias.

Lucía acaba entrando en el armario, como cuando era niña y le habla contándole sus pensamientos y fantasías, aunque a veces piensa que está hablando sola.

Dice que no cree que sea su hermano, sino otra cosa, como un amante imaginario y a veces se imagina cómo sería si fuera real y pudiera tocarle.

Luego se tumba en la cama y se masturba, escuchando él tras el armario sus gemidos, excitándose y masturbándose también.

Cuando el presentador le habla del asunto, Damián le dice que la entrevista es imaginaria y que lo único real es él, a lo que O'Kane le replica que está diciendo eso porque no quiere que le pregunte por su obsesión por Lucia.

Pero es la realidad. Todo está en su mente, y, de pronto no hay nadie en el estudio, ni siquiera el presentador.

Al día siguiente huele las sábanas donde duerme Lucía, después de mirar entre su ropa interior.

Vuelve a ver a O'Kane y le dice que necesita hablar, pero con un periodista de verdad y serio como Iñaki Gabilondo, el único al que su padre respetaba.

En efecto aparece Iñaki Gabilondo, al que le dice que cree que su padre se sentiría orgulloso de cómo ayudó a María.

Esta, discute al día siguiente con su padre, por las amenazas a Raúl, pese a que su padre insiste en que ni siquiera sabe quién es Raúl, diciéndole su hija que le odia, pues Raúl era lo mejor que había pasado en su vida.

En ese momento tan confuso de su vida, Lucía decide ir con María a pasar unos días con su madre, pues cree que le vendrá bien salir de casa.

Damián se plantea que quizá metió la pata con su presunta ayuda a María.

Iñaki le indica que quizá, al potenciar las fantasías de Lucía se aprovechó de su enfermedad y le provocó su estado y le pregunta por qué no se marcha sin más.

Pero ahora no sabe cómo seguir, sugiriéndole Iñaki marcharse, sin más.

Vuelve a salir, y vuelve a ver al vecino de la ventana de enfrente de nuevo.

Cuando Lucía se marcha, Fede pone música y se ducha, antes de recibir a Paula, una compañera del trabajo con la que se acuesta.

Damián se indigna al ver la traición y le cuenta a Iñaki la relación, aunque Iñaki no quiere hablar de esos temas.

Acaba dando un golpe en el armario y Fede se sorprende.

Le cuenta a Paula que Lucía cree en fantasmas y está convencida de que en ese armario vino el fantasma de su hermano mellizo muerto y bromea sobre el asunto, y tras hacer de nuevo el amor, le dice que ya ni se acuerda del tiempo que llevan sin acostarse.

Le cuenta que se conocieron en el hospital, porque ambos son alérgicos a las picaduras de avispas y que, de hecho, el hermano mellizo de ella murió debido a eso.

Paula le pregunta si nunca ha pensado qué pasaría si se muriera su mujer, diciendo él que solo como fantasía, pero que no lo haría, diciéndole Paula que si quiere ella pone las avispas, aunque luego le dice que es broma.

Sigue hablando con Iñaki, aunque de pronto ve que tiene el traje de O'Kane.

Cuando por la noche duermen Paula y Fede, él sale y los observa y ve en la cocina los platos sucios, pero no los friega.

Lee información sobre las avispas y coloca unas botellas de plástico con comida, bajo el árbol del jardín, viendo que acuden, en efecto las avispas.

Las pone luego en el cubo de la basura, tirando un trozo de pizza en el suelo y el resto en el cubo de la basura junto con las avispas.

Fede vuelve con Paula y se acuestan de nuevo y le cuenta luego que a veces se quedaba en el trabajo más tiempo para poder estar cerca de ella.

Paula se marcha pronto mientras Fede deshace la cama y comienza a limpiar.

Iñaki le pregunta entretanto a Damián si sigue pensando que es un hombre bueno.

Cuando Fede llega a la cocina y abre el cubo de la basura salen las avispas que colocó allí Damián y le atacan.

Cuando lo escucha con el ataque, Damián baja y lo ve agonizando sin hacer nada y dejando que muera.

Escucha entonces el coche de Lucía, y el susto de María al ver a su padre.

Los investigadores revisan la casa, no encontrando en ella ningún nido de avispas, por lo que concluyen que se colaron por la ventana abierta de la cocina, y como había muchos restos de comida, se colaron.

Dice que se sintió como un Dios, o como una araña oculta a la espera de su presa y sintió que estaba a punto de volver a nacer y le dice a Iñaki que se acabó la entrevista.

La madre de Lucía le dice, frente al armario que cree que se sugestionó.

Por la noche, mientras Lucía duerme, ahora ya sola, él vuelve a salir del armario y se tumba junto a ella, e incluso posa su mano sobre su brazo, despertándose ella, aunque vuelve a cerrar los ojos.

Calificación: 2