Te cuento la película

Buena suerte, Leo Grande

Good Luck to You, Leo Grande (2022) * Gran Bretaña / USA

Duración: 97 min.

Música: Stephen Rennicks

Fotografía: Bryan Mason

Guion: Katy Brand

Dirección: Sophie Hyde

Intérpretes: Emma Thompson ("Nancy Stokes" / Susan Robinson), Daryl McCormack ("Leo Grande" / Connor), Isabella Laughland (Becky).

Una mujer madura, Nancy, llega a la habitación de un hotel, a la que, unos minutos más tarde llega un muchacho, Leo, que le asegura que se lo pasarán genial, pidiéndole, antes de empezar que abra una botella de champán.

Le pregunta luego cuáles son sus fantasías, diciendo ella que solo tener sexo, tras lo que le pregunta al chico si le ha decepcionado, respondiendo el muchacho besándola.

Pero ella está tan nerviosa que le dice que es mejor que lo hagan ya, aunque Leo le dice que pueden hablar, aunque ella le dice que no cree que tengan nada en común.

Nancy le cuenta que nunca ha contratado a nadie para eso y cree que será una decepción para él, y le confiesa que nunca ha tenido un orgasmo, ni siquiera sola, asegurando al muchacho que no lo va a conseguir y que ella no está dispuesta a fingir, pues, cuando falleció su marido dijo que no lo haría más y que él será, de hecho el segundo hombre con el que lo hará en su vida.

Él le pregunta si cree que está traicionando el recuerdo de su marido, diciendo que no.

Ella le dice que no entiende por qué hace eso, diciendo él que con el dinero que gana se paga la universidad, aunque luego reconoce que no es así, que solo se gana la vida.

Él comienza besándole el cuello y luego comienza a quitarle la ropa, preguntándole Nancy qué pasa si no le atrae la otra persona, diciendo él que siempre hay algo que le atrae y no necesita ninguna pastilla, que se ha acostado con otras mujeres maduras, incluso con alguna ya anciana, teniendo una, de hecho 82 años.

De ella le dice que le gusta su boca y la línea de su cuello.

Ella pide un momento para al baño a cambiarse.

Entretanto Leo se desabrocha la camisa y se quita el pantalón, esperándola en la cama, aunque, como tarda, se abre una botellita de whisky y come una chocolatina.

Sale finalmente ella con un salto de cama, aunque un momento después le dice a Leo que ha cambiado de opinión y no quiere hacerlo, aunque le pagará, preguntando él por qué le contrató si no quería, diciendo ella que fue un momento de locura transitoria.

Pero no la cree. Le dice que está seguro de que estuvo días pensándolo, diciendo ella que semanas, meses, e incluso años, diciendo él que entonces no fue un momento de locura transitoria.

Está seguro además de que tendrá pretendientes, reconociendo ella que así es, pero que son mayores y necesita un hombre joven, y para eso, debe pagar.

Ella no termina de entender que una persona inteligente trabaje en ese, pues es profesora y ha observado durante su charla que utiliza un lenguaje culto, preguntando él si cree que ese no es un trabajo para personas listas.

Leo le confiesa que su madre cree que trabaja en una plataforma petrolífera en el mar del Norte, no pudiendo ella evitar reírse con ganas al escucharlo.

Ella le cuenta que su hijo está haciendo un máster. Y le dice que a veces su hijo le parece aburrido y muy predecible, como su padre.

Le cuenta que también tiene una hija con la que no se lleva bien, porque la tacha a ella de ser muy fría. La chica vive en Barcelona en una comuna bohemia.

Él le pregunta si nunca se ha preguntado si su hijo le miente sobre su vida, diciendo ella que no, aunque él, dice, a lo mejor no quiere decepcionarla, diciendo ella que no lo cree y que también tiene pareja, una profesora, también aburrida.

Le pregunta, para cambiar de tema, qué hacía en la cama con su marido, diciendo ella que él se quitaba la ropa, le tocaba los pechos y hacía el amor siempre siguiendo el mismo ritual y siempre en la postura del misionero, no habiendo hecho nunca sexo oral, preguntando él si le apetece hacerlo, diciendo ella que siempre le ha apetecido.

Recuerda que el momento que recuerda como más excitante de su vida tuvo lugar en Grecia, donde un año que fue con su familia de vacaciones, un camarero la besó y la tocó en el jardín, pero llegó un coche, encendió los faros y se asustó y se fue.

Él aprovecha ese momento de confesión y relajación para besarla y acariciarla.

Segundo encuentro

Él dice que es una sorpresa que volviera a contratarle, diciendo ella que lo hizo porque la vez anterior se quedó satisfecha con su encuentra.

Pero para ese encuentro, dice, preparó una lista de cosas que le gustaría hacer. Sexo oral, 69, ella encima y el perrito, diciendo él que es muy factible, diciendo ella que no tiene referencias y quiere hacerlo todo, pues es muy caro y no sabe si podrá pagarse otra sesión.

Él le pregunta si no hay algo más, como conseguir un orgasmo, asegurando que no confía en ello, diciéndole él que tiene que soltar lo que le retiene.

Les interrumpe una llamada de la hija de Nancy para contarle un problema.

Luego, al verla tensa, él decide poner música y le pide que baile como si no la mirara nadie, y, aunque tarda en comenzar, finalmente se suelta, aunque vuelve a interrumpirla su hija, reconociendo que es incapaz de escuchar que la llaman y no coger el teléfono.

Tras la llamada él decide darle un masaje para que se relaje, pidiéndole ella que se quite la camisa, tras lo que le pregunta si puede tocarle.

Empieza tocándole los hombros y la espalda, luego los brazos y los pechos, aunque luego le pide perdón y se siente sin aliento, por lo que bebe una copa de champán.

Reconoce que nunca había tocado a alguien como él.

Le pregunta si cuidar tanto el físico no es superficial, diciendo él que sí, pero a sus clientas le s gusta y a él le gusta sentirse deseado, algo que ella dice, nunca ha sentido.

Él la hace ponerse frente al espejo, diciendo ella que siempre ha sentido vergüenza.

Le dice luego al muchacho que cree que necesitan una guerra, pues todas las generaciones tuvieron una, y los de la suya se sienten inferiores respecto a las anteriores por no haberla tenido, contándole él que su hermano está en el ejército.

Él le propone un juego de rol, metiendo el sexo en ello, haciendo ella de profesora.

Pero no le gusta el juego, le dice que solo quiere jugar a sentirse joven. Volver a sentir el poder de los 16.

Le dice luego que tiene miedo de que cuando practique el sexo oral no le guste a ella o a él, y se siente cohibida, diciéndole Leo que a lo mejor ella solo necesita hablar, que tiene otras clientas así.

Filosofan sobre si debería ser legal y regulado el sexo, diciendo él que todo sería más relajado y la gente sería más feliz.

Tras la charla ella ya realiza la felación, siendo la cara de él de satisfacción.

Tercer encuentro

Esta vez es Leo el que practica el sexo oral con ella, que, aunque no consigue el orgasmo, le dice que es agradable.

Tacha el dos de la lista de sus deseos tras ello.

Ella le pregunta quién es cuando ella no está, aunque él no quiere hablar de su vida fuera del trabajo, pese a lo que ella insiste y le dice que ha averiguado quién es en realidad, porque investigó en Internet y sabe que en realidad se llama Connor.

Él dice que tiene unos límites y ella no los ha respetado, por lo que le pide que no siga contratándolo y decide marcharse.

Ella dice que pensaba que tenían confianza y podrían ser amigos fuera de allí, aunque él le dice que eso se llama ciberacoso. Que él ofrece un servicio y una fantasía.

Ella le dice que si le contara a su madre lo que hace, esta lo comprendería, ofreciéndose ella para hablar con la mujer, diciéndole el muchacho que él para su madre ha muerto, preguntando ella qué le hizo, yéndose el muchacho, no dispuesto a hablar más.

Regresa un momento después, tras darse cuenta de que se dejó el móvil, viéndole que está muy alterado.

El chico le cuenta entonces que su madre renegó de él y lo dejó solo a los 15 años porque la decepcionó. Pues era como ella. Lo hacía todo bien, pero nunca llegó a conocerle y, si lo hizo no le gustó e intentó esconder su asco, aunque él lo sentía, y le hacía ver que no era lo que esperaba de él.

Vuelve a marcharse y le dice que le devolverá el dinero.

Cuarto encuentro

Nancy espera en bar del hotel al muchacho cuando la reconoce una de las camareras, Becky Foster, ya que fue su profesora de ética, diciendo ella que no la debió enseñarla bien, pues está trabajando de camarera.

Cuando llega Leo, le dice, para disimular, que va a venderle un coche.

Ella le confiesa que pensaba que no iría.

Le dice que la satisfacción sexual le hace potente y se ha sentido más viva y empoderada mientras ve a sus amigas deteriorándose y cree que tiene razón, que debería ser un servicio público y se lo ha recomendado a las amigas que creía que lo necesitaban.

Le dice que en realidad se llama Susan Robinson, riendo ante la ironía de que se trate de la señora Robinson, y que, tal como le dijo en los otros encuentros, nunca hizo nada interesante ni destacable y es la única aventura y la única libertad que ha tenido y quería darle las gracias por lo que hizo por ella.

Cuando les sirve, Becky le dice que no era mala profesora, pero era estirada y una vez las reunió y les dijo que eran unas zorras y que si lo parecían las tratarían como a tales y recuerda que les hacía repetir la palabra concupiscencia.

Leo le explica que contó a su hermano lo que hacía, y, aunque le dijo que ya lo sospechaba, le sorprendió que se lo contara, aunque sabe que su madre jamás hablaría con él de lo que pasó.

Le cuenta que una noche invitó a unos amigos y apareció ella con un vecino y los vio a todos abrazados explorándose y se sintió humillada y avergonzada.

Al notar que estaba asqueada, se fue y les contó a todos que ese fue el día que murió su hijo.

Susan le dice que el tiempo lo cura todo, diciendo él que un par de años antes lo vio por la calle y simuló no verlo.

Tras pedir disculpas a Becky por haberla llamado zorra, diciéndole que intentaba protegerlas y pensaba que hacía lo correcto, le confiesa que no ha ido a comprar un coche, que Leo es trabajador sexual y llevan varias semanas acostándose juntos y debe saber que el placer es algo maravilloso.

Le dice luego que deben subir a la habitación porque quiere probar un par de cosas.

Esta vez, el chico la aborda nada más subir y prueben todas esas nuevas posturas que ella quería conocer.

Cuando terminan, y mientras él busca un vibrador, ella le mira, y al observar su cuerpo empieza a masturbarse, consiguiendo su orgasmo.

Tras ello ella le dice que cree que esa debe ser la última vez que se vean, y que se alegra de haberlo contratado, tras lo que le dice adiós, deseándole buena suerte.

Cuando se queda sola, se coloca frente al espejo y se desnuda del todo y se toca sensualmente, se observa sin pudor y sonríe.

Calificación: 2