Crepúsculo en Tokio
Tokio boshoku (1957) * Japón
Género: Drama
Duración: 140 min.
Música:Takanobu Saito
Fotografía: Yuharu Atsuta
Guion: Yasujiro Ozu, Kogo Noda
Dirección: Yasujiro Ozu
Intérpretes: Ineko Arima (Akiko Sugiyama), Setsuko Hara (Takako Numata), Chishû Ryû (Shûkichi Sugiyama), Isuzu Yamada (Kikuko Soma), Teiji Takahashi (Noburo Kawaguchi), Haruko Sugimura (Shigeko Takeuchi), Masami Taura (Kenji Kimura), Nobuo Nakamura (Sakae Soma), Sô Yamamura (Seki Sekiguchi), Kinzo Shin (Yasuo Numata).
Shûkichi Sugiyama llega al anochecer a un bar donde la dueña lo recibe con afecto, pues llevaba un tiempo sin verlo, y le cuenta que el actual director también va a menudo con su gente, y lamenta que, cuando un cliente se hace habitual, le toca trasladarse.
Otro cliente, que va pidiendo lo mismo que él le pregunta si comercia con perlas, a lo que le responde que es banquero.
La dueña del bar le cuenta que su yerno, el señor Numata, fue unos días atrás, pasada la medianoche con dos alumnos y bastante bebido, y los alumnos iban con él para llevarlo a casa y se dejó olvidado su sombrero.
Cuando regresa a su casa, ve que está allí su hija Takako con su niña, por lo que le pregunta si Numata está bien, diciendo ella que sí, recordando él que unos días atrás leyó uno de sus artículos en una revista.
Él le pregunta si llegó tarde unos días antes y ebrio, preguntando ella cuándo, pues lo hace a menudo, y últimamente bebe mucho
Sale entonces Akiko, su otra hija, que le dice a su hermana que le ha hecho la cama, y al ver que se va a quedar allí Takako le pregunta si ocurrió algo con Numata, y le dice que no pasa nada, que él es así y le pasa de vez en cuando, que se pone nervioso incluso cuando la niña está callada y se mete con ella sin razón, cuando hablan bien de sus amigos o le molesta algo en la escuela, que sufre por problemas de ansiedad.
El padre dice que irá a verlo, aunque ella le dice que no servirá de nada y solo conseguirá disgustarse.
Al día siguiente, al llegar a la oficina, Shûkichi ve que le espera una mujer, su hermana Shigeko, que lo invita a comer a un restaurante cercano.
Hablan allí de que se acerca el duodécimo aniversario de la muerte de sus padres y harán una ofrenda por ellos.
Le cuenta luego que Akiko fue a su casa a pedirle que le prestara dinero. Le pidió 5.000 yenes y le que no le preguntase para qué eran, pero no se los dio por no contarle para qué y le sugiere buscarle un marido adecuado.
Le cuenta que, como no le dio el dinero, le dijo que daba igual y se marchó.
Él reconoce que no le dijo nada.
Su hermana le dice que ella se ocupará de buscarle marido.
Akiko va a buscar a Kenji, aunque no está en su cuarto, y va a otro cuarto, donde sus amigos juegan a las cartas, para esperarle.
Uno de los jugadores le dice que conoce a una mujer que le pregunta por ella, la dueña de un local de mahjong de Gotanda, aunque ella dice que no la conoce, pero, le dicen que sabía mucho sobre ella.
Shûkichi visita a Numata, que lo invita a beber y le dice que tiene problemas para encontrar libros y traducirlos, pues a veces se le adelantan, aunque él le aclara que quiere hablarle de Takako.
Él le dice que discutieron un par de días antes por algo sin importancia y ella dijo que necesitaba tiempo para pensar, y el día anterior, cuando se levantó, ella ya no estaba en casa, aunque se levantó tarde porque estuvo trabajando toda la noche.
Como nieva llega a casa mojado, y le cuenta a Takako que fue a ver a Numata.
Recuerda que antes era más alegre y piensa ahora que quizá la perjudicó pensando que le convenía más Numata que Sato, pero no lo sabía entonces, y, aunque Takako le dice que ya no importa, le recuerda que la convenció él para que se casara con Numata.
Cuando llega Akiko le pregunta por qué no le contó que le había pedido dinero a su tía y que para qué lo necesitaba, diciendo ella que ya no importa, pues ya no lo necesita. Que era para una amiga que lo necesitaba, y el padre le pregunta por qué no se lo pidió a él, a lo que le responde que fue algo imprevisto porque no sabía dónde estaba.
Va al local de mahjong de Gotanda, donde están los amigos de Kenji
Cuando llega la dueña del local le dicen que Akiko es la chica por la que preguntaba, preguntando esta a la mujer de qué la conoce cuando le pide que se siente a su lado, diciéndole la mujer que era vecina suya cuando vivieron en Ushigome., y le pregunta por su familia, contándole que su hermano murió en el verano de 1951 en el monte Tanigawa, lo que apena mucho a la mujer.
Le cuenta luego que ella estudia taquigrafía en inglés.
Cuando regresa a su casa, Takako le dice que su padre está preocupado porque llega a casa tarde a menudo, diciendo ella que como la taquigrafía es difícil a veces va a casa de una amiga a practicar.
Le cuenta luego que conoció a una mujer muy rara que sabe muchas cosas de ellos y le dice que tuvo la sensación de que era su madre, aunque Takako le dice que es imposible, aunque Akiko recuerda que cuando se fue ella solo tenía entonces tres años.
Tratando de localizar a Kenji, Akiko acude a un restaurante de fideos, donde le informan que lleva varios días sin ir, y que le llevaron fideos dos noches antes.
Lo busca también en un bar, el Gerbera, donde trabaja uno de sus amigos, donde tampoco está, aunque, cuando se dispone a marcharse, entra Kenji, al que le dice que tiene que hablar con él.
Él le dice que no sabe qué hacer, y ella le dice que parece despreocupado y que, desde que se lo contó la evita, y le pregunta qué van a hacer.
Él le pregunta si de verdad es su hijo, haciendo que ella se sienta ofendida preguntando de quién cree que es y llora, diciendo él que pensarán entre los dos y que se verán en el Étoile esa noche a las 9 y media.
Pero él no aparece, y, al verla sola, llega un hombre que le pregunta si espera a alguien y dónde vive, y, cuando le dice que no le importa, se identifica como policía.
Poco después llega Takako a comisaría para buscarla.
Le dicen que es preocupante que una joven esté por la calle tan tarde.
Takako la lleva de vuelta a casa y le pregunta qué ha pasado, diciendo ella que no quiere volver a casa, aunque su hermana le dice que su padre no sabe nada y la convence.
Pero cuando entran ven que su padre estaba despierto y le pregunta dónde estuvo, pues nada más salir Takako sonó el teléfono y era la policía, y pregunta a Takako por qué se lo ocultó y a Akiko por qué la llevaron a comisaría.
Takako le cuenta que solo estaba esperando a una amiga en un café, preguntando el padre qué necesidad hay de esperar a una amiga en un café tan tarde, pidiendo Takako que dejen las explicaciones para el día siguiente, pues es muy tarde.
Dice luego a su padre que debería ser más amable con Akiko, pues se siente sola al haber crecido sin conocer a su madre.
Pero él dice que hizo todo lo posible para que no se sintiera sola y la mimó.
Sube a ver a. Akiko, que le dice que sobra en casa, y que sería mejor no haber nacido.
Shigeko va a casa de su hermano y lleva las fotos de varios candidatos para marido de Akiko. Uno de ellos hijo de un diputado fallecido, y otro que es hijo de un mayorista cliente de ella, y que le gusta más, pues el primero tiene una cara muy alargada.
Les cuenta luego a Shûkichi y a Takako que dos días antes se encontró por casualidad en las escaleras mecánicas de los grandes almacenes a Kikuko, la madre de las muchachas, que le contó que había regresado dos años antes e iba acompañada por un hombre, y dice que parece que lo pasó mal, pues Yamazaki murió en un campo de prisioneros de Amur y a ella se la llevaron a Nakhodka y ahora tiene un salón de mahjong en Gotanda.
Takako decide ir al salón de mahjong, y pregunta a la dueña si es su madre.
La mujer se emociona al verla y le pide que pase adentro y le prepara un té, aunque Takako le dice que ha ido para pedirle el favor de que no le cuenta a Akiko que es su madre, pues no recuerda nada de ella, aunque ella le dice que no entiende por qué no, a lo que le responde que sería una crueldad para su padre.
Cuando se marcha, se cruza con el propietario del salón, que pregunta a Kikuko, que le cuenta que era la hermana de la chica que estuvo allí el día anterior, diciendo el hombre que es muy guapa.
Le dice luego que le han ofrecido un nuevo trabajo en Muroran, donde no hace tanto frío, para el departamento de ventas de la empresa de un amigo, pero que solo irá si ella lo acompaña.
Akiko acude a una clínica de ginecología y la doctora le pregunta qué ha decidido, diciendo que desea abortar.
La doctora le explica que no la ingresarán, pues la anestesia se va en unas horas y después hará reposo en su casa, y que debe pagar 3.000 yenes.
Cuando regresa a casa, Takako la nota pálida, diciendo ella que le duele la cabeza, y apenas puede andar, por lo que su hermana le prepara la cama.
Desde allí ve que la bebé de Takako ya ha comenzado a andar, y llora.
Takako le cuenta que estuvo su tía para proponerle matrimonio, aunque ella asegura que no quiere casarse, explicándole Takako que es muy joven, y que, aunque el suyo no sea un buen ejemplo, hay muchos matrimonios felices.
Shûkichi acude a ratos a jugar al pachinko, y allí lo encuentra un amigo que había ido al bando a buscarlo para invitarlo a una reunión de antiguos alumnos.
El amigo le cuenta que unos días antes estuvo Akiko en su casa y le pidió dinero a su mujer, y que se lo dejó sin preguntarle para qué lo quería.
Akiko regresa al salón de mahjong para buscar a Kenji, pero sus compañeros le dicen que se fue a Shinjuku.
Se sienta a esperar y el dueño del salón le dice que su hermana es muy guapa, por lo que le pregunta por qué conoce a su hermana, diciéndole el hombre que fue unos días antes por allí.
El hombre escucha comentar a los amigos que Kenji la evita porque la chica está embarazada.
Akiko regresa a casa y le pregunta a su hermana por qué fue al salón de mahjong de Gotanda y cómo conoció ese sitio, contándole que le habló de él su tía Shigeko, que la reconoció porque era su madre.
Akiko le pregunta por qué no le contó que era su madre, y ella le dice que no imaginaba que hubiese regresado a Tokio.
Le pide que le cuente todo y por qué se separó de su padre.
Le cuenta que su padre trabajaba entonces en la sucursal de Seúl y vivían en Ushigome, y un subordinado de su padre, Yamazaki iba a menudo por su casa y les ayudaba cuando su padre no estaba, y les caía bien, porque eran niñas y no comprendían lo que estaba pasando.
Recuerda un día en que su padre las llevó al zoo, y cuando regresaron vieron que su madre se había marchado y nunca regresó.
Akiko se plantea entonces que quizá ella no sea hija de su padre, pues no se parece nada a él y dice que se lo preguntará, pues cree que por sus venas solo corre la sangre sucia de su madre.
Takako trata de detenerla, aunque ella baja a preguntarle. Pero finalmente no se atreve y vuelve a marcharse.
Va a ver a Kikuko y le dice que desea preguntarle algo.
Piden, para poder hablar a solas, una habitación en un establecimiento cercano.
Allí le pregunta quiénes son sus padres.
Kikuko no comprende que lo sepa, hasta que le cuenta que, pese a su súplica de que no contara nada, fue la propia Takako quien se lo contó.
Akiko le pregunta de quién es hija.
La madre les pide perdón y le asegura que nunca las olvidó y que siempre pensaba en ellas y no sabía que su hermano había muerto, aunque comprende que no acepte sus tardías disculpas.
Le asegura tras ello que es hija de su padre y que no debe dudar de ello.
Akiko rompe a llorar y ella le dice que en su salón comentaron que estaba embarazada y le pregunta si es cierto, asegurando ella que nunca tendrá hijos, pero que si algún día tiene uno no lo abandonará como hizo ella.
Se va luego corriendo tras decirle que la odia.
Va al Gerbera y llora. El amigo de Kenji le pide que lo olvide y busque uno mejor.
Va luego al restaurante de fideos y pide sake.
El dueño le pregunta si Kenji encontró piso ya, pues le dijo que iba a buscar nuevo piso en la zona de Kamata.
Aparece entonces el propio Kenji, que asegura que la buscó por todas partes pero no la encontraba, aunque ella lo abofetea y sale corriendo.
Se escucha entonces el pito del tren en el paso a nivel cercano y el dueño del local sale corriendo para ver si ocurrió algo, aunque Kenji se queda parado.
El tren golpeó a Akiko y el hombre la lleva al hospital, al que poco después llegan Takako y su padre.
El dueño del restaurante les cuenta que el guarda bajó tarde la barrera porque había ido a orinar y el tren golpeó a Akiko, que acababa de salir de su local.
Cuando despierta, Akiko dice que no quiere morir y que desea empezar de nuevo y rehacer su vida.
Unos días más tarde, Takako acude de nuevo a ver a su madre al salón de mahjong para contarle que Akiko murió y le dice que fue por su culpa.
La mujer acude al local donde estuvo el día anterior con ella y pide sake.
Cuando va a buscarla su marido ella le dice que ya no está a gusto en Tokio y le dice que irá con él, que debe aceptar la oferta que tenía.
El hombre le dice que le agradece que vaya con él, pues si están juntos no hará tanto frío.
Kikuko va a visitar a Takako y le da las gracias de que le cogiera el teléfono y le dice que se marcha en el tren a Hokkaido más tarde y lleva un ramo de flores para Akiko.
Le desea que le vaya bien, pues es muy probable que no vuelvan a verse.
Cuando se marcha, Takako rompe a llorar.
Kikuko y su marido suben al tren, asomándose ella constantemente a la ventanilla, aunque el hombre le dice que no irá, que se olvide.
Shûkichi pregunta a Takako si no va a despedirla, pues llegará a tiempo si lo desea, y le dice que no debe preocuparse por él.
Ella le dice que está pensando en volver con Numata, pues no quiere que su hija se sienta como Akiko, pues necesitará el cariño de los dos padres y Akiko se sentía sola y deseaba tener a su madre.
Él dice que aunque dio cariño y mimos a Akiko, el cariño de una madre debe ser distinto, y piensa que quizá a una madre le hubiese contado lo que a él le ocultó.
Takako dice que intentará convivir con Numata, pues en parte la culpa fue de su egoísmo, y pregunta a su padre qué hará él, que le pide que no se preocupe, que se arreglará.
Reza luego el hombre frente a un pequeño altar que tiene con la foto de Akiko y una vela encendida.
Vuelve a contratar a la mujer que trabajaba antes en su casa para ayudarle y antes de salir mueve el sonajero de su nieta, que encontró olvidado.