¡Déjate llevar!
Lasciati andare (2016) * Italia
Duración: 107 min.
Música: Andrea Farri
Fotografía: Vladan Radovic
Guion: : Francesco Amato, Francesco Bruni, Davide Lantieri
Dirección: Francesco Amato
Intérpretes: Toni Servillo (Elia Venezia), Verónica Echegui (Claudia), Carla Signoris (Giovanna), Luca Marinelli (Ettore), Pietro Sermonti (Roberto), Giacomo Poretti (Ing. Biraghi), Carlo Luca De Ruggieri (Pavido), Paolo Graziosi (Rabino), Valentina Carnelutti (Paola), Vincenzo Nemolato (Yuri), Odette Adado (Jennifer Maria).
Un hombre entierra algo bajo tierra una noche de forma apresurada y luego trata de contar los pasos, aunque entonces aparece la policía.
Elia Venezia es un psicoanalista que atiende a todo tipo de personas: un hombre que teme incluso a los niños de 6 años, un futbolista con un descomunal ego que odia que le toquen todos cada vez que marca un gol.
Atiende también a un ejecutivo muy bajito, pero con complejo de superioridad que le lleva a pensar que todos le temen en la oficina y que podría haber jugado en un equipo de baloncesto, aunque no le ficharon porque no es negro, aunque mientras se lo cuenta se da cuenta de que Elia se ha dormido e incluso ronca.
Acabado su trabajo se encuentra en la calle con Giovanna, que le recrimina que no se acerque a saludar al rabino.
Va con ella a la ópera, donde también se duerme. Giovanna e cuenta que fue a la revisión semestral y dice que estaba bien y el cirujano los invitó a cenar.
Refunfuña por tener que subir al tercero andando porque dejan el ascensor abierto al ser Sabath, y cuando llegan arriba se observa que son vecinos, entrando cada uno por una puerta, aunque luego se comunican entre las casas con golpecitos.
Elia visita a su médico, que le dice que tiene alta el azúcar, por lo que debe hacer algo de ejercicio, recomendándole que vaya al gimnasio dos veces a la semana, pese a que ante el paciente acomplejado aseguró que nunca pisaría uno.
Va por vez primera en efecto a un gimnasio, piensa que podrá hacer spinning de forma fácil, aunque enseguida ve que es más fuerte de lo que esperaba, y encima ve que ha ido al gimnasio su paciente al que le dijo que odiaba los gimnasios.
Será testigo de una discusión entre el dueño de un gimnasio y su mujer, que le dice que está harta de la española, negando él que siga trabajando en el gimnasio, asegurándole que está en España.
Pero la española, Claudia, sigue dando clase en el gimnasio y para evitar que la vea la mujer del dueño del gimnasio se oculta en la sauna donde está Elia y aprovecha la situación para animarlo a seguir haciendo ejercicio, aunque si no desea ir al gimnasio ella le dará clases particulares cuando quiera y donde quiera, proponiéndole para animarle darle una sesión gratis.
Elia y Giovanna van a cenar juntos al restaurante de su hijo, que le anima a apuntarse a clases con la chica, diciéndole Giovanna para convencerlo que se lo pagará ella, restándolo de su pensión.
Empieza su primera clase, corriendo, pero ligeramente.
El paciente que lo vio en el gimnasio le dice que cuando lo vio tan desvalido en el gimnasio se sintió mejor, pues comprobó que también él era vulnerable.
Mientras lo atiende, observa por la ventana a Giovanna coqueteando por teléfono con alguien y ve luego que sale a cenar con unos amigos, a uno de esos acontecimientos que detesta, viendo que va muy arreglada.
Al día siguiente llama a la puerta de Giovanna, pero no está, viendo un mensaje en que le dice que está en la sinagoga, por lo que decide ir a buscarla, volviendo a esta después de mucho tiempo para ver si está allí realmente, convenciéndole el rabino al verlo para que vuelva a cantar con sus compañeros.
Vuelve a hacer ejercicio con Claudia, esta vez en su despacho, sufriendo una contractura, apareciendo Giovanna, a la que se presenta Claudia.
Con la excusa de la contractura va a pedir hielo a Giovanna, que no parece celosa como esperaba, pues, le asegura, una de esas no ve a los hombres como él, diciéndole además que también va a salir esa noche con un hombre lleno de pasión y entusiasmo, y volverá a salir el viernes para acudir a una sesión de jazz, olvidándosele que había quedado para ir al teatro con Elia.
Claudia no entiende el tipo de relación que tiene con su esposa, no comprendiendo que esta le haga la colada si están separados.
Elia le cuenta que su mujer es como él, psicóloga, aunque infantil.
Invita a Claudia a ir esa noche al teatro, dado que su muer aceptó el otro compromiso.
Y cuando va a buscarlo para el teatro, ve que sale de su portal el futbolista, asegurándole a Elia que es homosexual, pues ni siquiera la miró.
En el teatro, Elia se la presenta a todo el mundo, no pasando Claudia desapercibida al ir vestida de forma muy llamativa, disfrutando mucho con la obra.
Van luego a cenar y ella dice que ella reestructura el cuerpo y él la cabeza y le pregunta cómo alguien que quita los problemas a la gente no se quita los suyos, tras ver cómo él paga solo su comida, debiendo pagar ella la suya.
Mientras Claudia va al servicio, entra en el restaurante el dueño del gimnasio con su mujer, diciéndole el profesor que debe retomar sus ejercicios, a lo que Elia le responde que ya lo hizo y que está haciendo ejercicios con Claudia.
Al escuchar ese nombre, la mujer le pregunta si Claudia es una chica morena con pinta de furcia, algo que escucha Claudia al salir del baño, por lo que se enfrenta a ella, haciéndolo también su marido que acusa a la chica de estar robándole el trabajo.
Debido a ello Claudia acaba perdiendo su trabajo, haciendo que Elia se sienta mal, por lo que le propone contratarla por más tiempo, hasta 6 horas más a la semana.
Un día, mientras hacen ejercicio, ella recibe una llamada y deben salir corriendo con él, contándole por el camino que ha tenido un problema con su hija en el cole, debiendo colarse en el metro ya que no llevan la cartera encima, siendo retenido por los vigilantes mientras Claudia consigue continuar.
Cuando logra salir del embrollo va hasta el cole de la hija de Claudia que no sabía que existía, enterándose que esta, Jennifer María se peleó con otra niña, explicándole Claudia que la niña es negra por ser hija de un cantante muy famoso de Cabo Verde.
Su hija sale bien parada gracias a Paola, una chica con la que comparte piso y que es profesora en el colegio de Jennifer Maria.
Como esta va a hacer su primera comunión, Claudia le pide a Elia que les acompañe, aunque lo que realmente desea es no estar ese día con la niña sin una pareja, aunque él dice que no le gustan las celebraciones religiosas y rechaza ir.
Trata de conseguir que Giovanna vuelva a salir con él, pero ella dice que si necesita a una asistenta a partir de ese día se la pagará, pues no quiere seguir atada a él.
Y cuando luego le cuenta a su hijo que su madre sale con otro hombre, este le dice que ya era hora, pues ha sido muy egoísta y se ha estado aprovechando de ella.
Finalmente decide acudir a la comunión de la hija de Claudia, haciendo él de padre y debiendo persignarse pese a su religión.
Durante la celebración Paula le cuenta que el padre de Jennifer Maria no era músico, sino un camello al que echaron del país y que ella es un desastre con todos los hombres.
Pero Elia defiende a Claudia y a la niña, hasta que ve que esta le ha quemado la chaqueta, decidiendo en ese momento marcharse, recriminándole a Claudia que le haya hecho pasar por su pareja, a lo que Claudia le responde que es lo mismo que hizo él llevándola al teatro para que alguien se lo contara a su mujer.
Se excusa tras ello diciéndole que por una vez quiso estar a la altura y llora diciendo que le gustaría ir a cualquier otra parte, diciéndole él que cómo se las apañaría sin ella.
Continúan con las clases, corriendo él ahora mucho más gracias a su entrenamiento.
Un día, mientras practican, les sorprende la lluvia y entran en un museo, explicándole Elia las obras que ven allí.
Giovanna le presenta a Filippo, su antiguo paciente. El que decidió dejar de ir a su consulta porque se quedó dormido, diciéndole Elia que Filippo está saliendo con ella para vengarse de él, aunque ella le dice que es un idiota egocéntrico.
Claudia se ducha en su casa y le regala a él un video con sus clases y puede ver a Elia trabajando. Observa cómo consigue hipnotizar al futbolista para escuchar su pasado.
El jugador recuerda su niñez. Quería dedicarle un gol a su padre y recuerda a un compañero, Sergio, que se abrazó a él tras marcar el gol, teniendo entonces una erección, por lo que fingió haberse hecho daño.
Un día Claudia lleva a su hija a casa de Elia para que la cuide, justo un día en que él tenía que participar por videoconferencia.
Claudia entretanto acude a la cárcel, donde va a visitar a un preso, Ettore.
Cuando comienza la conferencia, Elia habla en francés para un grupo de colegas, descubriendo Jennifer Maria entretanto en la cocina un mechero, empezando Elia de pronto a notar olor a humo, por lo que debe salir corriendo a la cocina donde observa que comenzaron a arder las cortinas.
Su salida provoca la risa de todos sus colegas, ya que cuando se levantó de la mesa pudieron ver que aunque por arriba iba trajeado, por debajo llevaba unos pantalones ridículos, viendo además cómo la niña se asoma a la pantalla mientras él la insulta.
Cuando llega Claudia se enfada al ver que Elia dejó a su hija en la puerta y le dice que si sigue así se quedará solo, debiendo hacerle ver lo que hizo.
Decide hacer ejercicios él solo y prescindir sin ella, valiéndose del video de ejercicios de ella que intenta seguir.
Ella, que había colocado el libro de Elia para equilibrar una mesa también lo saca.
Él y Giovanna tienen tentaciones de volver a relacionarse como antes con golpes en la pared, pero ninguno de los dos se atreve.
Claudia decide tratar de hacer las paces con Elia y vuelve a su casa fingiendo que cree que es su cumpleaños y regalándole los puros que fumaba Freud, excusándose tras ello por lo ocurrido y diciéndole que la vuelve del revés, pues siempre tiene miedo de no ser interesante para él, con el que se siente muy a gusto porque es inteligente y sensible, asegurando que le gustaría mucho gustarle a uno como él, tras lo que lo besa.
Pero cuando llegan a la cama y están a punto de hacer el amor, Giovanna da golpecitos en la pared, pasándosele las ganas y diciendo que lo siente, comprendiendo ella que está enamorado de su mujer, y debe aprender cómo decírselo.
Ella se queda pese todo a dormir con él, despertándolos el timbre, viendo Elia al salir a dos hombres, Ettore, el preso al que Claudia visitaba y otro hombre, que van armados y le piden les lleve a la habitación, donde descubre que ya no está Claudia, aunque Ettore le aclara que pregunta por la habitación donde se tumba la gente.
Ettore desea que le hipnotice, pues olvidó donde escondió el botín tras el robo a una joyería y necesita recordar los números.
Elia trata de explicarle que la hipnosis no es una ciencia exacta, pero al verse amenazado debe hacerlo.
Consigue que Ettore vuelva a su niñez, recordando que el maestro está enfadado con él porque robó las meriendas y las escondió en la mochila.
Yuri debe recordarle que lo que le interesa es el robo a la joyería, recordando entonces que escondió su botín cerca del abrevadero y vuelve a contar los pasos como aquel día.
Claudia, que lo escuchó todo escondida sale corriendo y cierra la puerta con llave.
Abre entonces la puerta Giovanna que dice que tenía razón y que Filippo es un idiota, pues lo vio paseando con su personal trainer, Claudia, aunque Elia la echa y le cierra la puerta temiendo que la dañen.
Ettore y su acompañante, Yuri, hacen que Elia, aun en batín los lleve en su coche, que lleva lleno de cagadas de pájaros hasta el escondite.
Claudia, que llegó antes, consigue encontrar el botín y trata de huir, aunque Ettore la obliga a parar, y aunque ella dice que no encontró nada, finalmente debe darles la bolsa, diciéndole que le robó porque vio que no quería llevarse a su hija con ellos.
Atan juntos a Claudia y Elia mientras ellos se preparan para huir.
Ettore se queja por la traición, señalando que todos menos Yuri le han dejado solo, diciéndole Claudia que Yuri trató de marcharse mientras él estaba hipnotizado, pero que no pudo hacerlo porque se le adelantó ella.
Yuri lo amenaza entonces con la pistola y le pide que le dé el botín, disparando al aire para demostrarle que va en serio, aunque con tal mala suerte que le da a un enorme nido de madera que cae sobre su cabeza dejándolo sin sentido.
Ettore huye tras ello con el coche del profesor, que trata de desatarse de Claudia que ve mientras ruedan juntos por el suelo cómo este tiene una erección, diciendo que la sensación de amenaza le ayuda a ello.
Finalmente consiguen desatarse y regresan, diciéndole Elia que es una ladrona y que le engañó para conseguir sus deseos, aunque ella dice que quería el dinero para poder llevarse a la niña con su padre.
Él le dice que también salió con Filippo, diciendo ella que lo hizo para fastidiar a Giovanna para ayudarlo a él, pero que no se acostó con él.
Elia le dice que es una loca que se aprovecha del primero que se pone a tiro, decidiendo bajarse del coche y regresar en el autobús pese a seguir en pijama, viendo al llegar a Ettore en el portal, señalando que Claudia cambió el paquete y se quedó con las joyas, por lo que desea que le diga dónde está ella.
Elia la llama por teléfono y le dice que si no regresa Ettore lo matará y luego se suicidará.
Mientras están en la consulta el paciente tímido llama a la puerta y le abre Ettore, que le dice que el profesor está ocupado, señalando que desea decirle que finalmente se atrevió a subir en ascensor
Ettore le pide que se marche, aunque el hombre le dice que no se dejará intimidar, habiéndose envalentonado, pero Ettoree lo golpea en la cabeza dejándolo inconsciente.
Elia le dice que no puede seguir así, pues ha golpeado a varias personas y le dice que no puede estar huyendo toda la vida y que es mejor que vuelva a la cárcel y en dos años estará libre ya y él le ayudará y será su coartada, pues le dice que sabe que no es un criminal, pero que se lo han dicho tantas veces que lo han convertido en ello.
Ettore recuerda entonces que el maestro siempre lo maltrataba, incluso cuando se portaba bien, contándole todos sus traumas, consiguiendo así Elia quitarle la pistola.
Claudia regresa, pero ve que Ettore sale pacíficamente con Elia tras comprender sus errores, pidiéndole también perdón a Claudia por su actitud con su hija y señalándole que desea cambiar y regresar a prisión, pues se le ha acabado el permiso, viendo cómo abraza al profesor.
Claudia no se lo puede creer y él le da las gracias por haber vuelto, pues no se lo esperaba.
Pero Ettore regresa para pedirles el botín, pues, dice, desea devolverlo, aunque ella dice que ya lo vendió y envió el dinero a Cabo Verde.
Deben huir, mientras Ettore los persigue llamándolos ladrones, consiguiendo tras una larga carrera huir en un taxi, camino del aeropuerto, donde Elia ríe sin parar.
Se despide de ella, que marcha de viaje.
Tras ello, Elia regresa a su casa y llama a la puerta de Giovanna y la besa apasionadamente cuando le abre, diciéndole que tiene muchas ganas de hacer el amor, aunque entonces empieza a escuchar ruidos en su casa, encontrando al paciente tímido encerrado en el armario.
Él dice que desea cerrar la consulta, algo que sorprende a Giovanna, con la que finalmente va a la cama.
Todos pueden ver cómo el futbolista, tras marcar un gol, besa a un compañero, ya sin miedos y sin complejos.
Elia y Giovanna pasean por un parque, llevándola él tras un seto para hacer el amor.