Te cuento la película

El apartamento
El apartamento

The Apartment (1960) * USA

          También conocida como:
                    - "Piso de soltero" (Hispanoamérica)

Duración: 125 Min.

Música: Adolph Deutsch

Fotografía: Joseph LaShelle

Guion: I.A.L. Diamond, Billy Wilder

Dirección: Billy Wilder

Intérpretes: Jack Lemmon (Calvin Clifford Baxter / C. C. Baxter / "Buddy"), Shirley MacLaine (Fran Kubelik), Fred MacMurray (Jeff D. Sheldrake), Ray Walston (Joe Dobisch), Jack Kruschen (Dr. Dreyfuss), David Lewis (Al Kirkeby), Edie Adams (Señorita Olsen), Hope Holiday (Margie MacDougall), Joan Shawlee (Sylvia), Naomi Stevens (Mildred Dreyfuss), Johnny Seven (Karl Matuschka).

C.C. Baxter cuenta que el 1 de noviembre de 1959, la población de la ciudad de Nueva York era de 8.042.783 habitantes. Conocía estos datos por ser uno de los 31.259 trabajadores de la central de Consolidated Life, una de las 5 principales compañías de seguros del país, estando destinado a la división de contabilidad del Departamento de Pólizas Ordinarias, en el piso 19, donde lleva trabajando tres años y diez meses con un sueldo de 94,70 dólares semanales.

En su departamento trabajan de 8'50 a 5'20, teniendo cada piso un horario diferente, para no colapsar los 16 ascensores del edificio.

Algunos días, cuando a las 5'20 se van todos sus compañeros, él se queda trabajando, no por ambición, sino por pasar el rato hasta que puede regresar a su apartamento de la calle 60 Oeste, a media manzana de Central Park y por el que paga 85 dólares al mes. Un apartamento ideal para un soltero, aunque él no puede entrar siempre que quiere.

Un día, cuando regresa, ya de noche, observa que sigue habiendo luz. De hecho, dentro, uno de sus jefes, el señor Kirkeby, apura a su acompañante, Sylvia, pues son ya las 8'45 y prometió al dueño del apartamento, del que dice es un inútil de la oficina, que se irían a las 8.

Una vez que se van, regresa Kirkeby para recoger unos guantes y le dice que le ha hablado de él a Sheldrake y que tiene un gran porvenir, y le pide también que compre más bebida.

Mientras prepara la cena, saca las botellas vacías de licor a la puerta, llegando en ese momento su vecino, el señor Dreyfuss, que le dice que vivirá poco a juzgar por lo que bebe y por lo que oye cada noche en su apartamento y le pide que done su cuerpo cuando muera.

Se dispone a cenar viendo la tele, y cuando se acuesta y apaga la luz recibe una llamada de Joe Dobisch que le dice que está en un bar y ha ligado con una chica parecida a Marilyn Monroe y necesita su apartamento.

Baxter le dice que está ya en la cama y se tomó un somnífero, recordándole Dobisch que están evaluando la eficiencia mensual y que solo necesita 45 minutos, o incluso 30.

En la calle escucha cómo la chica le dice a Dobisch que van a molestar a su vieja, diciéndole él que no se enterará, y que si refunfuña se quedará sin trabajo.

Se ve obligado a ir al parque a pasar frío, durmiéndose en un banco, lo que hace que llegue resfriado al día siguiente a la oficina.

Sube en el ascensor que maneja Fran Kubelik que, saluda a todos sus usuarios por su nombre y que Buddy observa que se ha cortado el pelo, observando cómo al llegar al piso 19 Kirkeby golpea su trasero y le dice a Buddy que es la ascensorista más guapa y que todos los encargados de sección han intentado conquistarla sin éxito, preguntándose qué busca, a lo que Buddy le dice que quizá simplemente sea decente.

Llama a Dobisch para recriminarle que no le dejara la llave la noche anterior bajo el felpudo, lo que le obligó a despertar a la señora Lieberman, su casera, a las 4 de la mañana y contarle una mentira para que le abriera, dándose cuenta de que se equivocó y que le dejó bajo el felpudo la llave de su baño privado, aunque Dobisch vuelve a recordarle que va a efectuar su informe de eficiencia.

Tras ponerse el termómetro llama al señor Vanderhof para decirle que debe cancelar la reserva de esa tarde, pues está enfermo, lo cual contraría a su interlocutor, pues es el cumpleaños de la chica con la que va y deberá aplazárselo, diciendo él que debe ser para el miércoles, pues es la única noche que tiene libre, debiendo llamar a quien tenía apuntado para ese día, el señor Eichelberger, al que le da la noche del viernes, aunque para ello debe hablar con Kirkeby, que llama a Sylvia, la telefonista, y cambiarla para el jueves, y, para cuando acepta el cambio va llamando a todos para confirmárselos.

Recibe entonces la llamada de la señorita Olsen, la secretaria del señor Sheldrake, el jefe de personal, lo cual cree que es debido a que sus superiores cumplieron su palabra y va a conseguir el soñado ascenso.

Coge el ascensor para la planta 27, de nuevo con Fran Kubelik, a la que le muestra sus esperanzas de mejora, algo que a ella le dice que le alegra ya que es el empleado más agradable y el único que se quita el sombrero al subir al ascensor, y para desearle suerte le coloca un clavel en el ojal.

Sheldrake le dice que ha recibido informes muy favorables, pues trabaja horas extras sin cobrarlas y hay varios directivos que ha pedido que los traslade a sus departamentos y le pregunta a qué cree que se debe su popularidad, haciéndole saber que ha oído hablar de la llave de su apartamento y que es la llave la que ha cimentado su fama y, aunque solo hay cuatro personas que la utilizan, cuatro manzanas podridas pueden hacer que se pongan malas el resto de las manzanas.

Al sentirse descubierto, Baxter le asegura que no volverá a dejar la llave a nadie.

Sheldrake recibe entonces la llamada de su esposa, a la que le dice que esa noche volverá tarde a casa, pues debe llevar al gerente de Kansas City al teatro.

Tras la conversación, Sheldrake le ofrece a él las dos entradas para ir a ver esa tarde el musical The Music Man, pese a que escuchó que iba a ir con el gerente de Kansas, y le dice que no son un regalo, sino un intercambio, preguntando él por qué, a lo que Sheldrake le dice que los informes ponen que es despierto, astuto e imaginativo, llegando en efecto a la conclusión de que lo que le está pidiendo es la llave del apartamento, tras lo que Sheldrake le dice que habrá cambios de personal el mes siguiente y que él será un directivo ideal, diciéndole tras darle su dirección que igual dan cuatro que cinco manzanas.

A la salida, espera en el vestíbulo a la señorita Kubelik oyendo antes a Sylvia quejándose ante sus amigas de sus citas con Kirkeby que le lleva a una hamburguesería y luego al apartamento de un idiota.

Cuando sale Fran le propone que lo acompañe al teatro, ya que tiene dos entradas, aunque ella le dice que tiene una cita con otro hombre, con el que va a romper, diciéndole entonces él que mantiene su invitación para las 8'30, aceptando ella, a la que acompaña al metro y a la que le muestra que lo sabe todo sobre ella, su dirección, e incluso sus operaciones.

Kubelik acude al Rickshaw, un restaurante chino donde quedó con Sheldrake, que al verla observa su pelo corto y le recuerdo que a él le gusta más, largo.

Recuerda que hace 6 semanas que no se ven, pese a lo cual él le asegura que está loco por ella, recordándole que nunca le dijo adiós.

Ella lamenta que tras los dos maravillosos meses de verano empezó a hacerse ilusiones. Pero eso fue mientras su esposa estaba fuera de vacaciones, pero en septiembre volvió su familia y todo cambió. Empezó a mirar el reloj para llegar a tiempo al tren de White Plains.

Él le dice que quiere que vuelva a su lado y la ha citado para decirle algo importante.

Entretanto Baxter espera inútilmente en la puerta del teatro a Fran, pero ella no llega.

En el restaurante, Jeff le pregunta si recuerda que hablaron de su divorcio en su última reunión, algo que ella dice fue para encandilarla, asegurándole él que estuvo hablando con su abogado esa misma mañana para pedirle consejo sobre el modo de llevar adelante su divorcio y que seguirá con ello si ella dice que sigue queriéndole.

Indica que ella no se lo ha pedido, diciendo él que nada tiene que ver con eso.

La llegada de un grupo de personas entre los que está la señorita Olsen hace que decidan marcharse, dando al taxista la dirección del 67 de la calle 51 Oeste.

Entretanto su inquilino, Baxter, sigue esperando frente a la puerta del teatro.

Pero al día siguiente se lleva las cosas de su escritorio a un despacho en cuya puerta pusieron su nombre, como segundo asistente administrativo.

Kirkeby, Dobisch, Eichelberger y Vanderhof se acercan a felicitarlo, y para recordarle que ellos han cumplido, pero que él es un egoísta, pues lleva unas semanas sin dejarles el apartamento.

Sheldrake le pide que haga un duplicado de la llave para los lunes y jueves, que es los días en que va con su amante, para evitar que su secretaria vea el trajín.

Baxter le entrega una polvera que encontró en el apartamento, aunque, le advierte que tiene el espejo roto, contándole Sheldrake que la chica se lo tiró a la cabeza, para luego contarle que sale con una chica un par de veces a la semana para divertirse y enseguida piensan que se va a divorciar de su esposa, algo que le dice, no es justo.

El día 24 de diciembre Sylvia se entera de que se está celebrando una fiesta en el piso 19 y corre, seguida por las demás telefonistas hasta allí, viendo, cómo en efecto los empleados beben y bailan, alegres, bailando Dobisch sobre una mesa.

Baxter se acerca a los ascensores con un vaso de papel con alcohol para Fran, que dice que le ha notado enfadado por el plantón del teatro, diciéndole él que la perdona, y, de hecho, como jefe, decide dejar el ascensor de ella fuera de servicio para que vaya con él a la fiesta.

Mientras él va a buscar otra bebida, se acerca a Fran la señorita Olsen, ya muy borracha, que la saluda como el gerente de la sucursal de Kansas City, no entendiéndola, por lo que le explica que es la secretaria de Sheldrake y que este decía que era la gerente de la sucursal de Seattle cuatro años atrás, y que antes de ella hubo otra de siniestros y luego otra de invalidez, y antes que ella otra del piso 25, y le cuenta que siempre las lleva a ese rinconcito en el restaurante chino y les cuenta que va a divorciarse.

Baxter no se da cuenta de su aturdimiento y la lleva a su nuevo despacho, sacando de una caja un bombín, y le pregunta a ella cómo le sienta, diciéndole ella, distraída, que bien.

Le dice luego que hablará con Sheldrake, pues son amigos, y le muestra la felicitación de Navidad - una fotografía del propio Sheldrake con su familia - asegurándole que intercederá por ella para que la nombre jefa de ascensoristas.

Le pide luego que le deje su espejo para verse con el sombrero, observando al hacerlo que se trata de la polvera que encontró en su apartamento, notando ella su confusión, y cuando le dice que tiene el espejo roto, ella dice que no le importa, porque así se ve cómo se siente.

Interrumpe la reunión una llamada de Sheldrake recordándole que necesita su apartamento para esa tarde, tal como acordaron.

Desilusionado, Baxter se marcha de la oficina, donde Sylvia, subida a una mesa comienza un striptease.

Baxter se emborracha en un bar en Columbus Avenue, donde una mujer, también solitaria, repara en él y trata de llamar su atención lanzándole los envoltorios de las pajitas sin que él ni siquiera se inmute, por lo que decide acercarse a él y le pide que la invite, y le cuenta que su marido está en Cuba, encarcelado por drogar a un caballo, ya que es jinete, y que en una noche así es espantoso entrar en un apartamento vacío.

En el de Buddy, Fran llora sin que Sheldrake entienda la razón, diciéndole que no es tan fácil pedir en ese momento el divorcio, por sus hijos y porque están sus suegros.

Le cuenta que sabe todo lo de sus anteriores amantes y lamenta lo estúpida que fue enamorándose de él

A pesar de todo, y antes de marcharse, ella le entrega un regalo. Un disco del pianista del restaurante chino, que él dice, deben dejar en el apartamento, entregándole él un billete de 100 dólares para que se compre algo bonito, pues no sabía qué comprarle, tras lo que le dice, debe marcharse ya, pues tiene que llegar pronto para poner el árbol de Navidad con sus hijos.

Pese a todo, ella se dispone a quitarse la ropa, pues, le dice, cuando se paga, es por algo, aunque él le pide que no se rebaje a sí misma antes de despedirse hasta el lunes.

"Lunes y jueves", recuerda ella, que le dice se marchará más tarde, tras arreglarse.

Coloca el disco en el fonógrafo, yendo luego al baño para lavarse, reparando entonces en un frasco de pastillas para dormir que hay allí y que decide tomarse.

En el bar, Baxter baila con Margie, ambos muy borrachos, siendo ya los últimos clientes del bar, siendo expulsados por el camarero, ante lo que ella le pregunta si van a su casa o a la de él, diciendo él que a su apartamento, pues todo el mundo va allí.

Cuando llegan al apartamento se dispone a preparar unos combinados, pidiéndole a Margie que vaya a la cocina a buscar hielo, observando que el tocadiscos sigue funcionando, aunque llegó hasta el final, volviendo a ponerlo desde el principio.

Encuentra los guantes de Fran y decide quitarlos de en medio, lanzándolos a su habitación, descubriendo al hacerlo que Fran continúa en su cama.

Baxter le pide que se marche. Le dice que le gustaba mucho, pero que ya no, por lo que le pide que se marche, viendo que no consigue despertarla, encontrando a su lado el tubo de las pastillas, por lo que se asusta y trata de reanimarla.

Corre al teléfono, aunque cambia de opinión y corre a llamar a su vecino, el doctor Dreyfuss.

Mientras lo espera le pide a Margie que se marche pese a las protestas de esta, a la que el doctor ve salir y a la que toma por otra de sus amantes.

La llevan al cuarto de baño para hacerle un lavado de estómago, pidiéndole a él que haga café. Le inyecta algo y luego la abofetea enérgicamente y le coloca amoniaco en la nariz, haciendo tras ello que tome café.

Baxter esconde un sobre que encontró a nombre de Jeff y Dreyfuss le pregunta qué ocurrió, contándole él que tuvieron una discusión y él salió, y, cuando regresó, con la otra mujer, vio lo ocurrido, asegurándole su vecino que de haber regresado a casa media hora más tarde, habrías tenido un gran regalo de Navidad.

Cuando consigue que razone le pregunta a la chica que si sabe quién es ese hombre, diciendo ella que el señor Baxter, al que le pregunta qué hace allí, diciendo él de inmediato que se pelearon, aunque Fran dice que no lo entiende.

Con ayuda del doctor la obligan a caminar y luego, ya recuperada, la acuestan, diciéndole que la mantenga allí hasta que se recupere por completo.

Cuando Dreyfuss comienza a hacer su informe, él le pide, como vecino, que no dé parte, pidiéndole a cambio que crezca y sea un ser humano.

A la mañana siguiente lo despierta su casera, que le pregunta qué ocurrió la noche anterior, pues pasó la noche sin dormir al escucharle pasear de un lado a otro, lamentando haber alquilado el apartamento a un soltero.

Baxter llama a Sheldrake, que está en ese momento jugando con sus hijos en batín junto al árbol de Navidad, y al que le cuenta lo que ocurrió y le dice que debería ir a su apartamento y que a lo mejor, le gustaría estar allí cuando despertara.

Le cuenta también que le dejó una carta, aunque su jefe no quiere que se la lea y le dice que no puede ir y dejar a su familia en un día así.

Lo tranquiliza, diciéndole que guardó la carta y que tuvo suerte de que el médico fuera amigo suyo, y que además le contó que era él el amante.

Fran se despierta y escucha a Baxter decir a su jefe que la tendrá allí hasta que se reponga y le pregunta si quiere que le diga algo, aunque él le dice que no.

Ella le pregunta por qué no la dejó morir, diciendo él que es agradable tener compañía en Navidad, lamentando ella seguir enamorada del mentiroso de Sheldrake.

Ella le dice que debe llamar a su hermana, pues vive con ella y con su cuñado, para que no se asuste, aunque él le pide que espere hasta estar bien y tener la cabeza clara, pues puede decir algo inconveniente, y, le recuerda, Sheldrake es un hombre casado y le asegura, está muy preocupado por ella.

Aparece poco después la señora Dreyfuss para llevar una sopa para la chica, dando una fuerte reprimenda a Baxter por ser un caradura, recomendándole a la chica que se busque a un buen hombre, y mejor si es viudo.

Fran no entiende que permita que crean que es todo culpa suya, diciéndole que se siente halagado de que piensen que una chica como ella está enamorada de un tipo como él.

Fran le pregunta si vio el sobre, y le pide que lo abra, comprobando que no hay una carta, como esperaba, sino un billete de 100 dólares.

Ella lamenta haberle arruinado la Navidad, recordando él que la anterior la pasó en el zoo porque tenía otro inquilino.

Le propone tras ello, y tratando de animarla, que juegue con ellas al rummy, aunque ella parece distraída y lamenta que siempre tuvo mala suerte con los hombres, pues su primer beso fue en un cementerio, afirmando tener la rara cualidad de enamorarse de quien no debe, donde no debe y cuando no debe, recordando que el anterior está en la cárcel tras un desfalco en la compañía financiera en que trabajaba.

Decidió mudarse a Nueva York a casa de su hermana y de su marido, que es taxista e ir a clases de secretaría, aunque cuando se presentó a las pruebas en Consolidated suspendió, no por falta de rapidez, sino por sus faltas de ortografía y le dieron el trabajo como ascensorista, conociendo así a Sheldrake, preguntándole si estaba muy preocupado cuando lo llamó, diciéndole él que mucho, concluyendo ella que a lo mejor está enamorado de verdad, pero no se atreve a decírselo a su esposa, diciéndole Baxter que seguramente es eso, decidiendo ella escribirle a la mujer, segura de que lo entenderá, aunque Baxter la disuade de hacerlo, pues, le recuerda que tiene mala ortografía y además se arrepentiría de hacerlo.

Finalmente Fran vuelve a quedarse dormida, aprovechando él para afeitarse, aunque mientras lo hace suena el timbre de la puerta, corriendo él a abrir, pensando que se trata de la señora Dreyfuss, para encontrarse con Kirkeby y con Sylvia, recordándole él que tenía reservado el apartamento para las cuatro, diciéndole que no pueden quedarse, reparando Kirkeby en un vestido colgado, y le propone celebrar una fiesta los cuatro, colándose en su habitación para comprobar que se trata de la ascensorista, por lo que le da la enhorabuena y se marcha con Sylvia, aunque sin el champán.

Pero mientras Kirkeby hablaba con él, Sylvia se quedó fuera, siendo vista por Dreyfuss, que regresaba tras atender a un paciente, pensando que Baxter es incorregible.

Dentro, Fran se pregunta por qué no puedo enamorarse de alguien como él.

Al día siguiente, Sheldrake llama a su secretaria y le dice que está despedida, diciendo ella que fue más cruel el despido de cuatro años atrás, cuando la puso como secretaria para ver pasar a todas las nuevas favoritas.

Antes de marcharse escucha la llamada de Sheldrake a Baxter, que le pide que haga algo por ella, aunque solo se hablar, pidiéndole que sea amable con ella.

La convence para que se ponga, mientras él baja a hacer la compra.

Sheldrake la regaña por haberlo hecho, pues es algo infantil y no resuelve nada y que debería estar enfadado por asustarlo, pidiéndole olvidarlo todo, diciéndole ella que está olvidado, que nada de eso sucedió. Que no tomó las pastillas, y ni siquiera se conocen.

Sheldrake la anima a ponerse bien y le dice que la verá cuando pueda.

Tras escuchar la llamada, la señorita Olsen decide llamar a la señora Sheldrake y le pide una cita para comer juntas, pues, le dice, tiene algo muy didáctico que contarle.

Cuando Baxter regresa, su casera le dice ha notado olor a gas al pasar por delante de su apartamento, por lo que corre hasta su casa, aunque todo fue casual, pues Fran abrió el gas, pero no sabía cómo encender el fuego.

Le cuenta también que estuvo limpiando y encontró en el sofá seis horquillas, una barra de labios, un lápiz de ojos y varias pestañas postizas, diciendo él que es de los que no saben decir que no, aunque no a las chicas, sino a las personas como Sheldrake.

Le cuenta que también él intentó suicidarse porque se enamoró de la mujer de un amigo.

Entretanto, Karl Matuschka, el cuñado de Fran, acude a las oficinas y va al despacho de Dobisch, que hablaba con Kirkeby sobre lo ocurrido el día de Navidad y el descaro de Baxter, por lo que, cuando Karl les dice que están preocupados porque Fran lleva dos días sin aparecer por casa, deciden vengarse de Baxter dándole su dirección.

Buddy prepara unos espaguetis que cuela con una raqueta, preparando ella la mesa, donde ha puesto unas velas, observando que él compró servilletas para el momento.

Le dice que después de la cena jugarán a las cartas.

Llega entonces Karl, que le pide a Fran que se vista para llevársela a casa, cuando llega Dreyfuss para preguntar cómo está la enferma, lo que alarma a Karl, que pregunta qué ocurrió, confesando ella que tuvieron que hacerle un lavado de estómago porque se tomó demasiadas pastillas para dormir, diciendo Buddy para excusarla que fue por culpa suya, ante lo que el cuñado de Fran le da un puñetazo en la mandíbula y otro en el ojo.

Fran le da un beso en la frente y le dice que es tonto, antes de marcharse, diciéndole él a Dreyfuss mientras le atiende, que ni siquiera le duele.

Llega al día siguiente a la oficina con el ojo morado y ensaya lo que piensa decirle a Sheldrake: Tengo buenas noticias para usted. Se acabaron sus problemas. Voy a quitarle de encima a la señorita Kubelik porque la amo.

Pero cuando va a hablar con Sheldrake es este quien le dice a él que se acabaron sus problemas y que le va a quitar de encima a la señorita Kubelik, tras lo que le muestra sus maletas y le cuenta que despidió a la señorita Olsen porque esta le contó todo a su esposa, que lo despidió a él, que se instalará en el Athletic Club.

Lleva tras ello a Baxter a un despacho contiguo al suyo, pasando a ocupar el puesto de su ayudante personal en pago por sus servicios y podrá usar el baño de jefes.

Baxter le dice que se alegra por la señorita Kubelik, que merece casarse con alguien como él, aunque Sheldrake le dice que debe pasar seis semanas en Reno para el divorcio y le asegura que piensa aprovechar entretanto de su estatus de soltero.

En el vestíbulo observa cómo colocan su nombre como Ayudante de Dirección, cuando aparece Fran, a la que le dice que ya se enteró de lo del señor Sheldrake, estando ella muy contenta, pues pensó que nunca lo haría, diciéndole Baxter que ha podido ver que se equivocó con Sheldrake y también con él, pues Sheldrake no le utilizó, sino que fue él quien utilizó a Sheldrake para pasar de la mesa 861 del piso 19, al piso 27.

Fran lo invita a acompañarla al metro, y él se excusa diciendo que quedó con una mujer, señalando a una joven que está más allá, preguntándole si no se va a ver con Sheldrake, contándole ella que han decidido no verse hasta que él obtenga el divorcio para evitar críticas.

Cuando ella se va, él se acerca hasta la chica que le indicó que era su cita, aunque pasa de largo, yéndose la muchacha con otro oficinista mientras él compra un libro.

El día de fin de año Sheldrake le dice a Baxter que irá a una fiesta con la señorita Kubelik, pidiéndole que le deje la llave de su apartamento, ya que tiró la copia por la ventanilla del tren cuando se enteró de lo que había ocurrido, y no puede llevarla al Athletic Club, ya que es un club solo para hombres, ante lo que Baxter reacciona diciéndole que no le dejará que lleve a nadie a su apartamento, y menos a la señorita Kubelik.

Sheldrake le pregunta si se da cuenta de lo que está haciendo, pues se necesitan años para llegar hasta el piso 27, y solo 30 segundos para irse a la calle.

Baxter busca en su bolsillo y deja la llave sobre la mesa antes de regresar a su despacho, al que asoma poco después Sheldrake para decirle que se equivocó de llave y le dio la del lavabo de los jefes, a lo que le responde que no la necesitará más, pues ha decidido seguir los consejos de su médico y convertirse en un ser humano.

Dispuesto a romper con todo, Baxter recoge y empaqueta todo en su apartamento, apareciendo el Doctor Dreyfuss para buscar hielo, extrañándole que esté solo ese día, lamentando perderle como vecino.

Entretanto Fran acude a un cotillón con Sheldrake en el restaurante chino, aunque ella no parece divertirse, diciéndole Jeff que por fin consiguió un coche para ir a Atlantic City, pues allí no encuentra habitaciones, concluyendo ella: "Año nuevo, vida vieja", diciéndole él que la culpa es de Baxter que se negó a dejarla la llave de su apartamento y le tiró su nuevo puesto a la cara y le dijo que no dejaría que llevara a nadie a su apartamento y menos a la señorita Kubelik, preguntándose qué tendrá contra ella.

Tras la llegada del Año Nuevo todos cantan y se abrazan, descubriendo Sheldrake cuando se gira tras cantar Auld Lang Syne que en la silla de Fran está solo su gorrito.

Ella va corriendo hasta el apartamento de Baxter, escuchando al llegar a su puerta lo que parece un disparo, por lo que se asusta, aunque él le abre la puerta y ve que tiene en la mano la botella de champán recién abierta.

Le pregunta al ver que tiene todo empaquetado a dónde va, diciéndole él que puede ir a cualquier otro lugar, pues es dueño de sus actos, diciéndole Fran que lo mismo le pasa a ella, que le pide las cartas.

Él le pregunta por Sheldrake, diciendo ella que le enviará un pastel cada año por Navidad como hace con él la mujer por la que él intentó suicidarse.

Buddy le dice entonces que está locamente enamorado de ella, aunque ella le pide que deje de hablar y reparta las cartas, no apartando él sus ojos de ella mientras lo hace.

Calificación: 5