Te cuento la película

El camino
El camino

España (1963)

Duración: 90 min.

Música: Gerardo Gombau

Fotografía: Valentín Javier

Guion: Ana Mariscal y José Zamit (Novela: Miguel Delibes)

Dirección: Ana Mariscal

Intérpretes: José Antonio Mejías (Daniel / "'El Mochuelo"), Maribel Martín (Uca), Ángel Díaz (Roque / "El Moñigo"), Jesús Crespo (Germán / "El Tiñoso"), Julia Caba Alba (Lola / "'La Guindilla"), Mary Delgado (Rita), Mary Paz Pondal (Mica), Maruchi Fresno (Irene / "La Guindilla" menor), Joaquín Roa (Don José), José Orjas (Don Moisés).

Para Daniel, "el Mochuelo", su pueblo significaba todo para él, pues jamás salió de entre las montañas del valle en que este está enclavado.

Escucha a sus padres hablando de él y diciendo el padre que lo enviará a la ciudad para que pueda llegar a ser alguien, escuchando también las reticencias de la madre, que piensa que estudiar le supondrá mucho dinero, y además es su único hijo pues ella se quedó estéril tras el aborto.

Daniel va a ver a su amigo, Germán el "Tiñoso" al que llaman así por las calvas de su cabeza motivadas por estar siempre con pájaros.

Juntos van a casa de Quino, el tabernero, al que le falta una mano, que les pone una sidra y les deja tocar su muñón, contándoles que su hermano, que era leñador, le pidió que le sujetara un tronco, pero él movió la mano y se la cortó, asegurando que saltó a 4 metros de distancia y asegura que seguía moviendo los dedos como gusanos.

En casa de Quino, que se quedó viuda, está su hija Uca, que le ayuda con los clientes y que le pregunta al Mochuelo si es verdad que se va a la ciudad, diciéndole este que sí, porque su padre quiere que progrese, que cree que es ganar más, trabajando menos, aunque él asegura que no le interesa progresar.

Van luego a buscar a su amigo Roque, "el Moñigo", encontrando al padre de este, el herrero, hablando con Don José, el cura, al que le asegura que podría llevar él solo la figura de la Virgen, aunque pese 200 kilos.

También el padre de Roque es viudo y por eso quien se encarga de él es su hermana mayor, Sara, que lo encierra a menudo como castigo.

Ninguno de los tres amigos entiende que haya algo tan difícil para que necesiten estudiar 14 años, para luego no saber distinguir siquiera el nombre de los pájaros.

Se acercan a la casa del Indiano, y se fijan en la buena piel de la Mica, su hija, que no se le arruga el pellejo y lo tiene muy fino, afirmando que es porque tiene cutis.

Don José recibe una de las múltiples visitas de Lola, "la Guindilla", dueña de la tienda de comestibles del pueblo, la cual le dice que cree que es una hereje, pues leyó un libro sobre las religiones y se acusa de que de haber nacido en Inglaterra sería hereje.

Tiene además otra duda. No entiende cómo se sabe que Jesús sudó sangre si todos sus discípulos se durmieron y no pudieron verlo.

De regreso a la tienda regaña con su hermana Irene por coquetear a la vista de todos con Dimas, que Lola cree es un granuja, aunque Irene cree que todas las del pueblo le tienen envidia.

Los chicos van a bañarse al río, entre las cascadas de este, contándoles el Moñigo que no es la cigüeña quien trae a los niños, sino las mujeres, que paren como las conejas, explicándose así el Tiñoso cómo su madre tuvo 10 hijos y a la vecina no la visitó nunca la cigüeña, contándoles el Moñigo que su madre se murió de dolor cuando nació él.

Dimas espera en la estación impaciente a Irene, que se marcha con él en el tren tras reconocer que tiene miedo, siendo todo retransmitido por el Cuco, el jefe de estación, que se lo comunica a la Lepórida, que trabaja en la centralita.

Lola cuelga en la puerta un cartel de "Cerrado por deshonra", yendo de luto a ver al cura, que ya lo sabe todo, pues se lo contó el Cuco.

Lola le pregunta al sacerdote si Irene es una prostituta, diciéndole Don José que si es por amor, no es una prostituta. Que ha cometido un pecado, pero que no es irreparable, pues cree que se casarán.

Los chicos se acercan a robar manzanas a casa del Indiano, siendo sorprendidos por Mica, que les dice que son unos ladronzuelos, pero que les dejará marchar por esa vez, aunque diciéndoles que, a partir de ese momento, si quieren manzanas, deberán pedírselas en vez de saltar la tapia, quedándose el Mochuelo atontado mirándola.

Mariuca le pregunta si es verdad que le gusta la Mica, un día que le lleva al bosque para mostrarle un nido de arrendajos, recordándole que tiene 10 años más que él, y haciendo que el chico se enfade.

Pero el domingo en misa la mira mientras el cura les regaña por su comportamiento, pues dedican los domingos a pecar, los jóvenes retozando y los mayores en la taberna.

Lola y otras feligresas van a ver al cura tras la misa para preguntarle si está en sus manos enmendar esas costumbres corrompidas, diciéndoles que ha pensado en crear un centro donde los jóvenes puedan divertirse los festivos sin ofender al señor.

El Mochuelo y sus amigos juegan en el bosque junto a un árbol, comentando que junto al mismo dicen que hay un muerto desde la guerra.

Cuando suena el silbato del rápido proponen ir al túnel y aguantarlo, pero ese día, haciendo del vientre a la vez que pasa el tren.

Cuando escuchan el silbato, y tras quitarse pantalones y calzoncillos hacen sus necesidades en el túnel mientras este se llena de vapor, haciéndoles toser.

Pero al terminar no encuentran los pantalones, que arrastró la máquina, por lo que deben bajar hasta el pueblo cubriéndose con sus camisas.

Todo el mundo va al cine, pero los jóvenes, en vez de ir al bosque se besan en el cine.

En clase siempre son ellos tres los castigados cuando pasa algo, dándoles Don Moisés, el maestro con la regla en las manos y haciéndoles ponerse de rodillas con la historia Sagrada en sus manos, pensando que el hombre está amargado porque la Lepórida le dio calabazas, por lo que piensan que si le consiguen una mujer le mejorará el humor, decidiendo tratar de conseguir que se haga novio de Sara, la hermana del Moñigo, que cree que además así se librará de ella y Don Moisés le tratará mejor.

Idean escribir una carta al maestro, haciéndose pasar por Sara y diciéndole en la carta que le espera frente a su casa a las 7 - a la hora que saben que ella sale a coser - y que haga como que se tropieza con ella por casualidad y que queme la carta.

Desde la parte de arriba de la casa, los tres amigos vigilan la calle, viendo cómo el maestro llega hasta la puerta y se acerca a Sara, que se siente confundida cuando se acerca y la halaga diciéndole que sus ojos son muy bonitos y que quiere ir a verla cada día a la misma hora, señalando ella que le esperará.

Los chicos se felicitan tras lograr su objetivo.

De pronto un día regresa, vestida de luto y compungida, Irene, transmitiendo de inmediato la noticia el Cuco que llama a la Lepórida, que enseguida lo da a conocer.

Irene acude a su hermana de forma muy humilde, pidiéndole perdón, llevándola su hermana a la trastienda, donde Irene llora desconsolada y le cuenta que Dimas le engañó, aunque Lola le dice que se engañó ella sola.

Reconoce que se acostó con él, preguntándole su hermana si antes de casarse, diciéndole ella que sí, y que de hecho no llegaron a casarse, pero que puede estar tranquila, pues no está embarazada, habiéndole dicho Dimas que ninguna de las hermanas puede tener hijos.

Lola la acusa de haber tirado la honra de sus padres, diciéndole Irene que las feas no tienen honra. Como le dijo Dimas, mostrándose dispuesta a acatar las normas que le dicte su hermana para poder acogerla, normas que consiste en seguir de luto toda su vida, no saliendo de casa en 5 años, aceptando ella las condiciones.

Entretanto todas las cotillas del pueblo, enteradas del regreso tratan de averiguar algo, yendo todas a comprar sal a la tienda.

Le pide que al día siguiente vaya a confesarse, mientras abajo, el herrero, muy borracho le lanza piropos, espantándolo Lola al tirarle un cubo de agua.

Lola y las otras beatas acuden a ver a Don José, escandalizadas, pues el domingo anterior se encendieron de improviso las luces del cine y Pascualón tenía a su novia en sus rodillas y otro joven estaba besando a la novia.

El cura piensa que no adelantaron nada con su idea y ya no hay más películas católicas, proponiendo Lola que no se apague la luz durante la proyección y censurar ellas las películas antes de ponerlas, pues todo el pueblo está en pecado mortal.

Con una lupa, los chicos consiguen que empiece a arder el pelo del gato de Lola, lo que hace que Don Moisés los castigue durante todo un mes, librando del castigo, eso sí, a Roque, su futuro cuñado.

Las beatas, el cura y otro vecino comienzan sus trabajos de censura, aunque el domingo los mozos los abuchean por dejar las luces encendidas, por lo que empiezan a romper las bombillas y a lanzar cosas contra ellos, que deben marcharse corriendo.

Concluyen que fue peor el remedio que la enfermedad, pues los jóvenes dicen que si no dan las películas sin cortar, volverán al bosque, ante lo que el cura decide deshacerse del proyector, y aunque en un principio piensa en venderlo a otro ayuntamiento, finalmente optan por quemarlo por no trasladar el objeto de pecado a otros pueblos.

Pero Lola no se rinde e insiste en que defenderá la moral. Y por ello acude cada domingo al bosque con una linterna para sorprender a los mozos que se besan allí y decirles que están en pecado mortal.

Tres domingos más tarde los mozos están tan hartos, que se conjuran contra ella y la sorprenden, proponiendo zurrarles o tirarla al río, optando por esta fórmula, evitando que acaba a reojo Quino, que llega y la defiende convenciendo a los jóvenes de que la dejen, pues tendrá bastante ya con el susto y le dice a ella que regrese a casa y no se meta en lo que no le va ni le viene, besándole ella agradecida el muñón.

Al día siguiente acude a confesarse de haber besado a un hombre en la oscuridad de la noche, pareciendo a partir de ese día más alegre y vistiendo de colores vivos, y le pregunta a Don José si es pecado querer desmayarse en los brazos de un hombre o desear que un hombre la bese en la boca y la abrace hasta destrozarla por lo que dice vive en pecado, pues el deseo puede más que ella, ante lo que Don José le aconseja que se case con él.

Un domingo, mientras va hacia la iglesia aparece Mica con su coche e invita al Mochuelo a que suba con ella para llevarlo a la parroquia, contándole él que es hijo de Salvador, el quesero, pidiéndole ella que le suba dos quesos de nata por la tarde.

En la iglesia Lola prepara el coro para la fiesta de la Virgen, y como desea un coro de voces blancas, echa a los que cambiaron la voz o carecen de oído, como Germán o Roque, y aunque Daniel trata de simular que desafina saben que es mentira y no le permiten retirarse.

A la salida de los ensayos, los que no están en el coro esperan a los de dentro y les llaman "voces puras" de forma despectiva, o maricas.

Con sus mejores galas, el Mochuelo va a casa del Indiano a llevar los quesos, encontrando a Mica en bañador, junto a otros jóvenes que están allí de fiesta.

A la salida le espera Uca que le pregunta por qué se puso corbata para llevar los quesos, y si es que le gusta más la Mica que ella, diciendo Daniel que la Mica es la chica más guapa del valle y además tiene cutis, y no como ella, que tiene la cara llena de pecas.

La madre de Daniel insiste en que su hijo puede ser quesero como su padre, a lo que este le replica que no quiere que su hijo viva esclavo del trabajo, pensando su madre que a lo mejor no sirve para estudiar y que ellos no tienen dinero para que lo haga, replicándole Salvador que eso depende de los cuartos, pues todos los hijos de los ricos estudian, es decir, que si tienen dinero valen para estudiar.

Llega el día de la Virgen, y el Moñigo y el Tiñoso se burlan de su amigo viéndolo en el coro, aunque Daniel, en quien se fija desde arriba, es en Mica, que ve que está junto a un joven, su novio, del que todos hablan a la salida, dirigiéndose ella al Mochuelo para decirle que cantaron muy bien, dándole un beso.

Pero sus amigos se burlan de él y le dicen que debería ponerse faldas para tener la voz más pura, haciendo que se enfade y decida darles una lección, corriendo hacia la cucaña, donde todos los mozos fracasaron y donde él decide probar suerte pese a que el Tiñoso le dice que no lo haga, pues se puede matar.

Él consigue con su rabia subir más que ninguno, mientras abajo ve a Uca admirándolo y animándolo, mientras comienza a sentir vértigo, consiguiendo sacar fuerzas de flaqueza y llegar a lo alto de la cucaña y llevarse el premio, frente al aplauso de todos.

El Moñigo le pide perdón y le dice que era una broma, mientras Uca le ayuda a ponerse los zapatos.

Los tres amigos acuden al río y saltando de piedra en piedra el Tiñoso se resbala y cae, debiendo sus amigos correr para sacarlo del agua, con miedo de que haya muerto.

Carga Moñigo con él mientras Daniel corre para pedir ayuda.

El médico que lo atiende comprueba que se le fracturó la base del cráneo, por lo que deben pedir una ambulancia y llevarlo a la ciudad.

Poco después el Moñigo le cuenta a su padre que el Tiñoso murió en la Poza del Inglés, proponiéndole el herrero que le compren entre los dos amigos una corona de flores.

Con su tirachinas, el Mochuelo caza un tordo para su amigo el Tiñoso.

La madre agradece la corona de sus amigos, mientras las mujeres lloran y lo alaban, comentando sus amigos que ahora todos quieren al Tiñoso y antes no podían ni verle.

Llega para el entierro Tomás, el hermano de Germán, que refunfuña cuando su madre le dice que Dios lo quiso así, asegurando él que Dios no puede querer esas cosas, quejándose al ver que en la corona, en vez de Germán, pusieran Tiñoso, arrancando por ello esa palabra de la banda.

Daniel coloca el tordo que cazó, junto a su amigo al que le dice que todos hablan bien de él, observando que le pusieron una toalla en la cabeza para ocultar sus calvas.

Cuando las plañideras ven el tordo, dicen que Germán quería mucho a los tordos y estos quisieron morir con él, por lo que aseguran que se trata de un milagro, yendo Lola a buscar al cura para contárselo.

El cura pregunta si alguien puso allí el pájaro, diciendo que quizá lo puso alguien por broma o con buena intención y no se atreve a decirlo por temor a su ira, y cuando sale de la casa le dice a Daniel, que está en la calle, que buena la ha hecho, mientras dentro la gente se pregunta si fue un milagro.

Entierran al muchacho y Daniel antes de irse le dice que perdone lo del tordo.

Se va del cementerio con Uca, que le pregunta si le deja ir con él, permitiéndoselo en esta ocasión.

A la salida del cementerio todos animan a Daniel, que debe marcharse a la ciudad al día siguiente, asegurándole algunos que llegará a ministro y le pondrán una calle.

En casa de Quino, Daniel le pregunta a Uca si es cierto que su padre se casará con la Guindilla, diciéndole ella que sí, que su padre quiere casarse para que ella tenga una madre que cuide de ella y la lave y la peine.

Daniel le pregunta si a ella le gustaría estudiar, respondiendo esta que no, diciéndole Daniel que a él tampoco.

Su madre le prepara la maleta. Le dice que su padre quiere que sea algo muy grande en la vida y no quiere que por ellos no sea.

Uca va a despedirse, porque dice que no podrá ir al día siguiente a la estación y él le dice que no deje que la Guindilla le quite las pecas.

Calificación: 3