El erizo
Le hérisson (2009) * Francia / Italia
También conocida como:
- "El encanto del erizo" (Hispanoamérica)
Duración: 100 min.
Música: Gabriel Yared
Fotografía: Patrick Blossier
Guion: Mona Achache (N.: Muriel Barbery)
Dirección: Mona Achache
Intérpretes: Josiane Balasko (Renée Michel), Garance Le Guillermic (Paloma Josse), Togo Igawa (Kakuro Ozu), Anne Brochet (Solange Josse), Ariane Ascaride (Manuela López), Wladimir Yordanoff (Paul Josse), Sarah Le Picard (Colombe Josse), Jean-Luc Porraz (Jean-Pierre), Gisèle Casadesus (Señora de Broglie), Mona Heftre (Señora de Meurisse).
En un elegante edificio de la calle Eugàn Manuel de París, donde viven personas de la alta sociedad, trabaja como portera Renée Michel, una mujer viuda, un tanto arisca aunque cumplidora, que vive sola con su gato León.
En uno de los pisos del edificio vive Paloma Josse, una inteligente niña de once años, hija de un ministro y de una neurótica madre que vive desde hace años empastillada, y que ha tomado una decisión impropia de su edad: suicidarse el día de su cumpleaños para no acabar siendo como los adultos de su alrededor, peces que se chocan constantemente contra el cristal de la pecera dando vueltas al mismo sitio en su rutinaria vida.
Pero antes de morir decide grabar en un antiguo video que le regaló su padre todo ese microcosmos que le rodea escondida siempre en los más inesperados rincones de su casa.
Tras la muerte de uno de los inquilinos llega al edificio un nuevo vecino, el japonés Kakuro Ozu, al que la portera le debe mostrar el edificio.
Renée, como siempre, se muestra distante, aunque pese a ello el señor Ozu le responde, cuando ella pronuncia una frase de Ana Karenina, con la continuación de la misma.
El señor Ozu, recién llegado ve, gracias a ese breve encuentro lo que el resto de los vecinos no han sabido ver y que Paloma intuía: que bajo el banal aspecto de la arisca portera se esconde una mujer cultivada, a la que le hace un fabuloso regalo: una edición especial de Ana Karenina, invitándola otro día a subir a su piso para ver con él una película japonesa.
Tras muchas dudas ella finalmente accede a subir a su casa, acudiendo previamente a la peluquería y llevando un vestido prestado (que le cede una amiga, que trabaja como limpiadora en algunas de las casas de la comunidad y que sacó del tinte, porque pertenecía a la vecina muerta).
El nuevo vecino sabrá ver también en la pequeña Paloma a la persona, más allá de la niña, y, aprovechando sus conocimientos de japonés también entablan amistad.
Paloma trabará amistad con Renée, a la compara con un erizo, que tras sus espinas, que es lo que deja ver, oculta un animal elegante. Piensa que Renée encontró su escondite perfecto y empieza a pensar que si crece, le gustaría llegar a ser portera.
Comienza a visitarla y le pide que le permita ir a su casa para ocultarse, comenzando así una bonita amistad entre ambas.
El señor Ozu pide a Renée que le acompañe a cenar la noche de su cumpleaños a un restaurante.
Ella rechaza la invitación en un principio, aunque posteriormente reconsidera su postura y accede a la invitación, acudiendo con un vestido regalado por él.
Pero de pronto el destino actúa cuando Renée, tratando de evitar que un vagabundo que vive cerca de la casa sea atropellado, es arrollada ella misma, irónicamente por el camión de la tintorería de donde sacó su vestido.
Y Paloma sufre un tremendo shock dándose cuenta de que la vida no es como ella pensaba, algo previsible y de que la muerte no es algo inocuo, sino que hace sufrir a los que aman a la persona que muere y que lo importante al morir es tu actitud, siendo la de Renée la de una persona dispuesta a amar.