Te cuento la película

El triángulo de la tristeza

Triangle of Sadness (2022) * Suecia / Alemania / Francia / Dinamarca / G,B. / USA / México / Turquía / Suiza / Grecia.

Duración: 149 min.

Fotografía: Fredrik Wenzel

Guion y Dirección: Ruben Östlund

Intérpretes: Harris Dickinson (Carl), Charlbi Dean (Yaya), Dolly De Leon (Abigail), Zlatko Buri? (Dimitry), Iris Berben (Therese), Woody Harrelson (Thomas Smith), Vicki Berlin (Paula), Henrik Dorsin (Jarmo), Jean-Christophe Folly (Nelson), Amanda Walker (Clementine), Oliver Ford Davies (Winston), Sunnyi Melles (Vera), Carolina Gynning (Ludmilla), Arvin Kananian (Darius).

Un reportero entrevista a un grupo de muchachos que están efectuando un casting para modelos, y les pregunta qué es lo más importante para ser modelo masculino, pues en esa industria los hombres ganan menos que las mujeres, diciendo ellos que estar bueno y desfilar.

Les pregunta también si van a desfilar para una marca alegre o avinagrada, asegurando que las marcas alegres son las baratas, y cuanto más cara es una marca más desprecia a sus consumidores, haciéndoles poner cara de vinagre si trabajan para Balenciaga y alegre si es para H&M.

Carl, uno de los candidatos, pasa para la entrevista contando que hizo ya varios anuncios, pidiéndole durante la prueba que relaje "el triángulo de la tristeza", la zona que hay entre las cejas.

Parte 1: Carl & Yaya.

Carl acude a un desfile de modelos en que participa Yaya, su novia, que es además influencer.

Va luego a cenar con ella, mostrando su descontento cuando llega el momento de pagar, quejándose porque ella dijo el día anterior que en la siguiente cena pagaría ella, que le dice que cogió él la nota y pensó que quería pagar, diciendo él que la cogió porque no hizo ningún amago pese a que la cuenta llevaba un buen rato encima de la mesa.

Ella acaba enfadada y gritando, diciendo que a él le obsesiona el dinero, y acaba sacando su bolso para pagar, diciendo él que ahora se siente fatal, pese a que ella le dice que gana más que él.

Pero entonces regresa el camarero e indica que la tarjeta dio error, debiendo finalmente pagar él.

En el Uber que los recoge van sin hablar, hasta que él confiesa lo idiota que es hablar de dinero, asegurando ella que hablar de dinero no es sexy, diciendo él que debe ser porque está ligado a los roles de género, diciendo ella que siempre paga y que es una persona generosa.

Él dice que no quiere que actúen con los roles de macho y hembra, sino que sean mejores amigos, diciendo ella que no quiere acostarse con su mejor amigo.

Cuando ella se baja, el chófer le dice a Carl que si la quiere tendrá que insistir, pues si no lo hace, acabará siendo su esclavo.

Siguen con la discusión, diciéndole él que le gusta ir a cenar con ella, pero al final se siente utilizado en sus sentimientos.

Pero ella insiste en que no es tacaña. Que de hecho lleva una camiseta que le regaló ella, lo aloja en su habitación y lo invitó a cenar, recordando él que la camiseta se la regalaron a ella, y que lo invitó a cenar, pero fue él quien pagó, diciendo ella que le devolverá el dinero, aunque él dice que si quisiera devolvérselo le habría dado el billete de 50 euros que llevaba, pero que ella se lo volvió a guardar.

Ella se lo saca y se lo mete por la camisa mostrando su enfado, que lanza por el hueco del ascensor, asegurando que no es por dinero, que solo quiere que sean iguales.

Él se va solo a su habitación y Yaya se marcha, aunque regresa un poco más tarde arrepentida de la discusión.

Ella dice que se le da muy bien manipular, aunque sin darse cuenta de que lo hace, diciendo él que ahora sí está siendo generosa al contárselo, mostrándose ella dispuesta a contestarle cualquier cosa que quiera preguntarle, preguntándole él si no cogió la cuenta a propósito, lo que ella le confirma, recordando él que ella gana más que él, aunque asegura que no lo hace por el dinero.

Le dice luego que si se queda embarazada, necesita saber que la persona con quien está la va a apoyar, pues es modelo y eso dura poco tiempo, por lo que solo podría ser la mujer florero de un marido rico.

Le dice también que además su relación es buena para los dos, pues ganarán seguidores en Instagram, aunque Carl asegura que hará que se enamore de él.

Parte 2: El yate

Desde un helicóptero lanzan al mar un maletín que recoge una lancha que lo lleva luego a un yate, llevándolo a la cocina, donde sacan varios tarros de Nutella.

En el yate, Paula, la jefa de personal, los reúne a todos y les dice que el éxito de un crucero de lujo depende del primer día y del último a bordo y si les impresionan en esas dos ocasiones, el crucero será un éxito.

Por eso necesita todo preparado, satisfaciendo siempre con alegría los deseos de los clientes por absurdos que sean para acabar consiguiendo una generosa propina.

En el crucero van también Carl y Yaya, tomando él fotos de ella para Instagram, aunque se siente celoso al ver que Yaya sonríe a un miembro de la tripulación que está en cubierta sin camisa.

Entra por ello y le cuenta a Paula que hay un miembro de la tripulación en cubierta descamisado, para que le llamen la atención, diciendo ella que lo hará.

Aprovecha para pedir que le muestren los anillos de compromiso, que ve son muy caros.

Paula va luego a buscar al capitán Thomas para un simulacro, aunque él dice, claramente borracho, que no se encuentra muy bien y que lo haga el primer oficial.

Más tarde, en el comedor, Carl le hace más fotos a Yaya, que simula comer pasta, aunque, al ver que en realidad no la come, otro comensal, Dimitry, un multimillonario ruso le pregunta si no come, a lo que le responde que es intolerante al gluten, pero se hace fotos porque es influencer, preguntándole si eso da dinero, a lo que dicen que más que dinero, consiguen cosas gratis, como ese crucero.

Dimitry, que viaja con su esposa Vera y con Ludmilla, le cuenta que él vende mierda, aclarando que en realidad se trata de fertilizante para la tierra con el que hizo un gran negocio en Europa del Este a finales de los 80 y dice que pueden llamarlo el rey de la mierda, y le dice que no puede dejar que el dinero descanse.

En otra mesa, un matrimonio británico, Winston y Clementine, tratan de entablar conversación con la mujer que comparte mesa con ella, y que va en silla de ruedas, aunque ven que no les responde.

Su marido, Uli, les dice que se trata de su mujer, Therese, que les entiende, pero no puede hablar, pues sufrió un ictus que le dejó con una discapacidad en el habla.

Carl puede ver cómo una lancha recoge al miembro de la tripulación del que Carl se quejó, viendo cómo se lo llevan.

Por la noche, en cubierta, Carl y Dimitry observan a un hombre que observa a Yaya y a Ludmilla en el bar, comentando el ruso que va a la caza.

El hombre, Jarmo, se acerca a ellas y les pide que le hagan una foto para la chica que iba a ir con él y que no pudo hacerlo en el último momento.

Ellas le proponen hacerse una foto en medio de las dos, diciendo el hombre que está muy agradecido y, tras contarles que es muy rico, pues vendió su empresa, les propone regalarles unos Rolex.

Yaya incluso lo invita a bailar con ella, que se resiste y no lo hace.

Paula sigue intentando hablar con el capitán, que sigue sin abrirle, para preguntarle cuándo podrán dar la cena del capitán, insistiendo en que está mal.

Por la noche le pregunta a Carl si está celoso, tras verla con Jarmo, haciendo un juego sexual en que él se hace pasar por un desconocido que va a buscar unas herramientas y, por el calor, se quita la camiseta.

Al día siguiente Vera, la mujer de Dimitry pide a una azafata, Alicia, que se bañe con ella el jacuzzi, aunque la muchacha se excusa diciendo que no pueden hacerlo en su jornada laboral, aunque Vera insiste, asegurando que su marido se comprará el yate y pide que no sea solo Alicia, sino toda la tripulación, la que se bañe.

Paula trata de evitarlo y va a buscar a Darius, el primer oficial, pues no encuentra a Thomas, el capitán, para que hable con la pasajera, pues, aunque le dijeron que la tripulación no puede bañarse, Vera dice que quiere oírlo de boca del capitán, aunque él le dice que es más fácil que se bañe toda la tripulación, negándose a actuar pese a que Paula le recuerda que tienen que preparar la cena del capitán y tienen poco tiempo, señalando que se trata de unos rusos muy ricos, insistiendo él en que se bañen.

Paula, ante la negativa de Darius trata de localizar nuevamente a Thomas, sin éxito.

Debe atender además a una pasajera que se queja de que todo era perfecto en cubierta hasta que se dio cuenta de que las velas estaban sucias.

En la cocina, donde suena la Internacional, reciben una llamada pidiendo a todos los de la cocina que suban a bañarse y a tirarse por el tobogán.

Finalmente, Darius se une a Paula para tratar de localizar a Thomas, que sale en batín y totalmente borracho justo cuando los altavoces indican que la cena del capitán será media hora más tarde, y cuando Darius le explica el tema del baño, aunque Thomas le dice que no quiere perdérselo, divertido, diciéndole Darius que es mejor que se cambie antes, aunque, pese a estar visiblemente borracho, asegura estar como una rosa.

Toda la tripulación se lanza, en efecto, al agua, por el tobogán.

El capitán baja finalmente con su traje, a la espera de que llegue el resto de comensales, que van pasando y saludándole, aprovechando ese momento la mujer que se quejó antes de la suciedad de las velas para decírselo al capitán, que le hace ver que se trata de un barco a motor y no tienen velas, recordando ella que en el catálogo tenía velas blancas, indicando el capitán que entonces limpiarán las velas.

Jarmo cena con el capitán al que cuenta que crea códigos para las aplicaciones.

Ese día, el barco se mueve más de lo normal debido a una violenta tormenta.

Carl y Yaya cenan con los ancianos británicos Winston y Clementine, que le cuentan que realizan productos de ingeniería de precisión, necesarios para preservar la democracia en todo el mundo, señalando finalmente que su producto estrella son las granadas de mano, haciendo antes minas terrestres cuando cambió la normativa.

El movimiento hace que algunos pasajeros se comiencen a marear.

Van sirviendo platos muy elaborados, excepto para el capitán, al que le ponen una hamburguesa con patatas.

Después de comer, muchos pasajeros comienzan a vomitar, debido a la comida, al movimiento del barco y a la visión de los demás, siendo todo muy desagradable, por lo que todos van abandonando el comedor menos el capitán y Dimitry.

Empiezan allí a recitar frases, el ruso contra el comunismo y el capitán contra el capitalismo, concluyendo la curiosidad de que estén juntos un ruso capitalista y un americano comunista en un barco de 250 millones de dólares.

Juegan luego a que Dimitry adivine el color de las cartas que él saca, y, cuando no adivina, bebe, acabando muy borracho.

Dimitry acaba controlando el micrófono que escuchan en todo el barco, y cuenta para que le escuchen todos, que vende mierda y dice luego que el barco se está hundiendo, mientras no para de moverse, diciendo que es una llamada de emergencia.

Algunos pasajeros salen con chalecos salvavidas enfadados y se caen con el movimiento, mientras escuchan a Dimitry diciendo que va a comprar el barco.

Llama a Thomas comunista, diciendo él que no es comunista, que es marxista.

Los pasajeros escuchan su cháchara política y cómo el capitán dice que muchos de los viajeros son evasores de impuestos, aunque él mismo no es un socialista respetable, pues tiene demasiadas cosas.

Paula y Darius tratan de que les abran, pues han asustado a los pasajeros.

Vera no para de vomitar en su camarote, empezando a salir un río de mierda, esta de verdad, de su taza al reventarse debido a la tormenta las tuberías.

Thomas sigue hablando y dice que nadie piensa al mirarse al espejo que es un monstruo, y, de hecho, los ricos se hacen filántropos para lavar su conciencia por no pagar suficientes impuestos.

Paula y el oficial hacen saltar los fusibles, pero el micrófono sigue funcionando mientras él sigue hablando de las guerras promovidas por su país.

Todos están tan mal que nadie se da cuenta que se acerca al yate un barco pirata.

Winston y Clementine, que están en cubierta ven de pronto una granada que no es de las que ellos fabrican y que explota acabando con ellos, explotando tras ello la nave.

Unas horas después…

En una playa pedregosa, Jarmo está sentado junto a Yaya que está tumbada, ayudando luego a otras personas que van llegando a la playa.

Therese, que solo sabe repetir "In den wolken" permanece en un bote, ya que nadie la ayuda a salir, y Dimitry pregunta a un hombre negro que está en Bermudas quién es, quejándose él de que le llame pirata solo por ser negro, diciéndole que trabajaba en la sala de máquinas.

Parte 3: La isla

Por la noche se oyen extraños sonidos de algún animal, asustándose todos al escuchar ruidos que parecen de algún animal, desperdiciando todas las bengalas tratando de pedir ayuda.

Carl se despierta al día siguiente en la playa junto a Yaya.

Todos corren al ver que llega a la isla un bote salvavidas, esperando encontrar allí agua, y descubriendo que dentro de este va una mujer de la limpieza del barco, Abigail, y con Paula reparten entre los sobrevivientes agua y algo de comida.

Luego todos observan cómo Abigail consigue pescar un pulpo, aunque ninguno sabe limpiarlo ni hacer fuego.

Abigail lo cocina y lo reparten, quejándose Paula al ver que Abigail se quedó un trozo más grande, diciendo que ello lo pescó, hizo el fuego, lo limpió y lo cocinó. Que todo lo hizo ella, pues los demás son unos vagos que no saben hacer nada.

Paula le dice que debe obedecerle, diciendo Abigail que ya no hay yate.

Dimitry le dice que le solucionará la vida, pero ella se ríe y les dice que en el yate es la encargada de los retretes, pero que allí es la capitana, y da más trozo de pulpo a todos los que digan que es la capitana, todos menos Paula.

Sugiere luego que los hombres se queden cuidando del fuego y cuidando de Therese y ella, Paula y Yaya irán a dormir al bote salvavidas, ofreciéndole los millonarios mucho dinero y sus relojes de lujo a cambio de que les permita pasar la noche dentro con ellas, aunque no cede.

Como se dejó fuera el bolso, Nelson, el marinero y Carl sacan unos palitos de pan para ellos y para Therese.

Al día siguiente comienzan a llegar a la isla el resto de los pasajeros, ya muertos, llevados por su salvavidas, entre los que Dimitry encuentra a Vera, llorando al verla, aunque luego le quita todas las joyas.

Cuando despiertan las mujeres, Abigail ve que los hombres se quedaron dormidos y se apagó el fuego y que además les faltan los palitos, por lo que Abigail les dice que no les va a traer comida, que deberán buscarla ellos.

Carl se queja, pero Yaya la apoya y le dice que su lenguaje visual es muy agresivo.

Abigail consigue pescar muchos peces para la cena, de la que excluyen a los dos chicos.

Esa noche Abigail pide a Paula que se quede vigilando el fuego, pidiendo a Carl que vaya con ella al bote.

Yaya le aconseja que alimente su ego y le ría las gracias pero que ponga límites y que no haya nada de sexo ni besos, solo le deja masajearle el cuello, dejando a Yaya con una bolsa de palitos que le dio.

Por la mañana Carl sale del bote y comparte más palitos con Yaya.

Se repite las siguientes noches lo mismo, burlándose los demás de él, e incluso Jarmo, que toca el silbato para llamarle como ella, para reírse.

Un día encuentran una burra y Jarmo decide matarlo de una pedrada en la cabeza, aunque debe darle muchos más para acabar con el animal, jaleándolo todos.

Yaya observa por la noche a Carl junto a Abigail y ve que la acaricia, aunque le dice que solo la tenía apoyada.

Como venganza, Yaya se acerca a Jarmo y le da un beso.

Una noche, Carl masturba a Abigail, pero le dice que no le gusta estar ocultándolo a todos, diciendo ella que entonces les contarán la verdad, que él le da algo y ella le da algo a cambio.

Él dice que, si fueran una pareja, nadie diría nada, y que quizá sería mejor hacerlo público y salir afuera y besarse delante de los demás o darse la mano y que él hablaría con Yaya, que también debe lidiar con los chismorreos.

Pero Abigail no quiere que la ponga entre ellos y recuerda que la primera noche él le dijo: "Yo te quiero, tú me das pescado", y esa es la verdad.

Dimitry insiste en preguntarle a Nelson si es pirata, diciendo él que sí, y que se lleva 3.000 euros por cada abordaje.

Un día Yaya dice que quiere salir por la montaña para ver si encuentra algo, decidiendo Abigail acompañarla, pues es muy peligroso y le dice a Carl que quiere pasar un rato con ella.

En el camino, Yaya le dice que está impresionada, pues ha montado un matriarcado y ha domesticado a todos los machos Alfa, diciéndole Abigail que deberían estar unidas.

Therese, que está sola, ve que llega un vendedor ambulante, aunque es incapaz de explicarle su situación, por lo que el hombre se marcha pensando que está loca.

Yaya se adelanta y comienza a gritarle a Abigail, pues se da cuenta de que han llegado a una parte de la isla donde hay un resort de lujo, y hay un ascensor que lleva desde esa playa a la parte de arriba, aunque Abigail busca excusas para no entrar.

Yaya le dice que estará deseando ver a sus hijos, diciendo ella que no los tiene.

Le dice, antes de entrar que tiene que ir a hacer pis, sentándose Yaya a esperarla, acercándosele Abigail por detrás sigilosamente, dispuesta a acabar con ella con una piedra.

Se queda parada y duda al escuchar cómo Yaya, que no la ha visto, le dice que quiere ayudarla y que podría trabajar siendo su asistente.

Entretanto, Carl corre por la montaña dañándose con las ramas mientras va a buscarlas.

Calificación: 4