El viento que agita la cebada
The Wind that Shakes the Barley (2006) * Irlanda / Gran
Bretaña / Alemania / Italia / España / Francia / Suiza
También conocida como:
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"El viento que acaricia el prado" (Argentina, Chile, Colombia)
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"Vientos de libertad" (México)
Género: Cine político / Drama
Duración: 127 min.
Música:George Fenton
Fotografía: Barry Ackroyd
Guion: Paul Laverty
Dirección: Ken Loach
Intérpretes: Cillian Murphy (Damien O'Donovan), Pádraic Delaney (Teddy O'Donovan), Liam Cunningham (Dan), Orla Fitzgerald (Sinéad Ní Shúilleabháin), Mary Riordan (Peggy), Mary Murphy (Bernadette), Laurence Barry (Micheál Ó Súilleabháin), Roger Allam (Sir John Hamilton), John Crean (Chris Reilly), Damien Kearney (Finbar), Frank Bourke (Leo), Myles Horgan (Rory).
Irlanda 1920
Un grupo de muchachos juega a hurling en un prado del Condado de Cork.
Uno de ellos, Damien O'Donovan, estudió medicina y se va a ir a Londres para trabajar en uno de los mejores hospitales del mundo y va a casa de su amigo Micheál Ó Súilleabháin para despedirse de su familia, y en especial de su hermana Sinéad.
Pero al llegar allí aparece de pronto un grupo de soldados del grupo Black and Tans que los colocan contra la pared y les dicen que por la Ley de Defensa del Reino están prohibidas las reuniones públicas, incluidos los juegos y les piden que se identifiquen, negándose Micheál a decir su nombre en inglés.
Piden a todos tras ello que se desnuden.
Micheál no solo no obedece, sino que además, cuando lo cogen de la solapa da un puñetazo al sargento al mando.
Los soldados se lo llevan adentro de la casa mientras Damien les grita que tiene solo 17 años, aunque no le escuchan y salen poco después con las manos ensangrentadas.
Ven todos que acabaron con él.
Velan el cadáver del joven mientras una anciana canta una canción tradicional, la del viento que agita la cebada.
Los amigos recuerdan a todos los jóvenes que han ido muriendo y le dicen a Damien que no puede marcharse, pues no basta con la fuerza, también necesitan la cabeza, aunque él les dice que hay al menos 10.000 soldados británicos y numerosas armas, y cuando le llaman cobarde asegura que no es una valentía dejarse matar por no decir el nombre en inglés.
Cuando acude a la estación para viajar a Londres, ve que hay un grupo de soldados británicos también dispuestos a coger el tren, enfrentándose a ellos el maquinista, que les dice que su sindicato les indica que no deben llevar a ningún soldado en el tren, y como insisten y él se sigue negando, lo golpean, y golpean al resto de los interventores que tratan de auxiliar a su compañero, no pudiendo arrancar el tren por ello.
Y no lo hace hasta que los soldados se marchan, pero Damien, que estuvo auxiliando a uno de los heridos no llega a subir.
Acaba jurando los principios del gobierno de Irlanda, uniéndose a la brigada que dirige su hermano Teddy.
Comienzan a hacer maniobras por las montañas, utilizando los hurleys, los steaks a modo de armas para entrenar y aprender a defenderse.
Reciben la visita de Sinéad, que llega en bicicleta a la montaña y les lleva unas instrucciones en que les indican que van a atacar un cuartelillo.
Sinéad le entrega a Damien la medalla de San Cristóbal de su hermano.
Por la noche, siguiendo esas instrucciones, atacan el cuartel de la Real Policía Irlandesa de un pueblo.
Debían lanzar un cóctel molotov, pero como le fallan, le descubren en la puerta, por lo que decide hacerse pasar por borracho, y cuando salen para echarlo de allí se cuelan en el cuartel y sorprenden a los miembros que estaban allí, y les advierten que si vuelve a morir alguno de los suyos, los matarán.
En el bar, y mientras juegan al billar, entra un grupo de cuatro soldados que los cachean y los insultan.
No les encuentran armas. Pero entonces llega Sinéad y les entrega unas pistolas con las que disparan a los soldados, acabando con ellos, llevándose también sus armas.
Ello supone represalias. Los soldados hablan con todos los hombres y entran en cada casa y los golpean para interrogarlos.
El hacendado Sir John Hamilton recibe a varios oficiales del servicio de inteligencia del ejército británico y hace llamar a uno de sus empleados, Chris Relly, que es quien cuida de sus vacas y pide que cuente a los militares dónde estaba el día de la emboscada, contando que estaba en el entierro de su tío.
Los militares le dicen que hablaron con su madre y no les dijo nada de ese funeral y que saben que se reúne con Teddy O'Donovan.
Gracias a la presión, consiguen hacerle confesar y los soldados ingleses consiguen sorprender durmiendo a la brigada de O'Donovan que se ocultaba en una casa en ruinas y los detienen a todos.
En la celda, Damien vuelve a ver a Dan, el maquinista del tren que no dejó subir a los soldados, acusado de ser una persona desleal y desafecta.
Cuando entran en el calabozo y preguntan quién es Teddy O`Donovan, Damien miente y dice que es él, aunque su hermano confiesa que es él.
Lo llevan a otro cuarto y lo atan a una silla y lo interrogan sobre el escondite de las armas, y, para que confiese, le arrancan las uñas.
Para no escuchar sus gritos y tratar de aguantar, sus compañeros comienzan a cantar.
Cuando lo devuelven a la celda, Damien trata de ayudarlo.
Se llevan tras ello al propio Damien, que exige ser tratado como prisionero político, al ser miembro del ejército republicano irlandés y ellos son una potencia que ha ocupado su país y deben dejarlo para que haya un gobierno democrático.
Piden a un soldado que le dispare en la sien pero el muchacho no se atreve, aunque indican a Damien que al día siguiente habrá un consejo de guerra y le ejecutarán por posesión de armas de fuego.
Johnny Gogan, el soldado que se negó a dispararle, decide abrirles la celda y dejarles escapar, diciéndoles que no quiere cargar con sus muertes en su conciencia.
Abren todas las puertas excepto una de la que no tienen las llaves.
Van a casa de Sinéad y Gogan les cuenta que es medio irlandés.
Sinéad le dice que sabe quién les delató, pues conoce a una chica que es mecanógrafa en el cuartel e hizo una copia de una carta que encontró.
Con la colaboración de una de las doncellas de la casa, los soldados liberados van a casa de Hamilton.
Lo detienen y leen la carta escrita a la inteligencia británica en que denunciaba que uno de sus trabajadores Chris Relly, estaba a las órdenes de Teddy O'Donovan.
Lo acusan de ser responsable del arresto de 11 miembros del IRA y, probablemente, de la muerte de tres de ellos, por lo que, si eso sucede, también le matarán a él.
Se llevan a Hamilton y a Relly hasta la montaña donde se refugiarán.
Damien, en ese momento al mando del grupo debido a la convalecencia de su hermano recibe la noticia de que ejecutaron a sus tres amigos tras torturarlos, junto con la orden de ejecutar a los delatores, pese a que algunos no están de acuerdo, pues es un civil y Chris es solo un crío.
Pero Damien señala que deben cumplir las órdenes, y, tras dejar a Hamilton escribir a sus allegados acaban con él.
Chris no escribe, solo pide que le prometan que no lo enterrarán junto a su patrón antes de morir, luego Damien acaba con él, sintiéndose muy mal al hacerlo.
Les informan que están pasando cosas muy buenas para Irlanda, pues hay huelga en los muelles y los ferroviarios siguen negándose a transportar soldados y tienen al ejército paralizado, pese a lo cual están empezando ya a contraatacar.
Crean un tribunal republicano en su pueblo, formado por varias mujeres, como Sinéad y Lily, al que someten los pleitos que surgen, como el de una mujer que no pudo pagar un préstamo y los intereses subieron más de un 500%. Declaran esos intereses abusivos y condenan al prestamista a pagar a la mujer 10 chelines y 6 peniques, aunque el hombre asegura que no pagará.
Pese a ello, Teddy se va con el prestamista, siendo afeada su conducta tanto por las miembros del tribunal como de otros republicanos que indican que no debe interferir en las decisiones del tribunal, a lo que Teddy les indica que con sus decisiones van a conseguir que se pongan en contra de ellos todos los hombres de negocios del país, y necesitan su dinero para comprar armas.
También Damien le dice que todo irá mal si no dejan que se cumpla la primera resolución y se enzarzan en una discusión entre quienes priorizan la guerra y quienes abogan por una justicia independiente para no ser como los ingleses a los que quieren echar.
Dan les dice que con su actitud no va a cambiar nada, pues el IRA, igual que los ingleses apoya a los terratenientes y aplasta a los pobres y ahora están apoyando al rico del pueblo en vez de a una madre pobre.
Damien le cuenta a Sinéad que fue a contarle a la madre de Chris lo de su hijo. Recuerda que de críos les hacía la comida a su hijo y a él y se limitó a mirarlo y le pidió que le llevara con su hijo, no diciendo ni una sola palabra durante las 6 horas que caminaron, y, cuando le enseñó la tumba, la mujer le dijo que no quería volver a verlo más.
Le dice que ya ha cruzado la línea y no puede volver atrás.
Sinéad le dice que quiere estar con él y lo abraza.
Cada vez más profesionalizados, la brigada avanza cantando por el monte y entre la niebla, y antes de desplegarse a lo largo de un camino, algunos se confiesan.
Se ocultan luego entre los matorrales, esperando su objetivo, un convoy militar de dos coches con soldados ingleses.
Los hace que se paren uno de ellos que simula que tuvo un problema con su moto, y, cuando lo hacen, dispara al conductor y a su acompañante y lanza una granada al coche, mientras luego sus compañeros, desde sus puestos disparan al otro coche.
Logran su objetivo, aunque tienen una baja y algunos se muestran muy afectados por esta, aunque sus mandos les recuerdan que son soldados, cogiendo las armas de los fallecidos, antes de retirarse.
La respuesta es inmediata. Otro destacamento ataca la población e interroga a las mujeres, a las que torturan.
Los soldados, pueden ver cómo las maltratan, pero como no les quedan ya balas, no pueden hacer nada, y, aunque Damien quiere salir, al ver cómo queman la casa, para hacerlas hablar, y cómo luego rapan la cabeza de Sinéad, su hermano se lo impide.
Cuando se marchan los soldados, Sinéad llora y pide a Damien que la saquen de allí, pues no quiere acabar como su abuela, que no desea marcharse de allí pese a que la casa está inhabitable, y quiere tener una vida.
Llega un muchacho con un mensaje para Teddy, en que les informan de que se ha declarado una tregua, y que las hostilidades acabarán a media noche.
Se abrazan felices al ver que lo consiguieron.
Bailan esa noche felices por la tregua, luciendo sus mejores galas.
Damien y Sinéad se besan felices luego y se acuestan.
Pero en el cine pueden ver, antes de la película, un informativo donde hablan del congreso de paz de Irlanda, y de un acuerdo que servirá para establecer un estado de Irlanda libre, aunque el nuevo estado seguirá bajo el dominio de Gran Bretaña y de hecho, se reúnen con el rey.
En el cine protestan, pues quieren un estado irlandés independiente, y se preguntan si para eso han estado luchando tanto.
Teddy les explica que les amenazan con una guerra inmediata y terrible si no ratifican el Tratado.
Se entabla una discusión, pues mientras algunos creen que no pueden ganar, otros piensan que no pueden parar hasta que logren ser libres y se sienten vendidos y creen que es una rendición, aunque Teddy les dice que para el Reino Unido ellos son solo un diminuto punto en el mapa y no van a permitir que se salgan con la suya, porque tendrían que hacerlo con los nacionalistas de la India y de África y el resto del imperio y nunca permitirían la independencia.
Pero Damien piensa que si lo ratifican destruirán los dos grandes logros de las últimas elecciones, la obtención de una libertad completa y un programa democrático que permita la preponderancia del bienestar público sobre el privado y el Tratado ratifica la opresión de los ricos sobre los pobres y habrá un gobernador general que manejará su parlamento.
Dan recuerda que el movimiento se fundó sobre la promesa de que ellos iban a ser los dueños de su país y todos sus hijos nacerían con los mismos derechos.
Observan a los soldados ingleses marchando para su retirada, con satisfacción.
Ven, tras ello a Teddy con el uniforme militar del estado libre.
Les informan que 7 de cada 10 voluntarios rechazaron el tratado, y los del estado libre están reclutando a todos los que pueden.
Los contrarios al nuevo estado libre vuelven a entrenar militarmente, siendo Damien uno de los instructores.
Se da cuenta, cuando una mujer le requiere como médico para ayudar a su hijo enfermo, de que todos sus males son por el hambre que están pasando.
Les informan desde Dublín de que los del estado libre destruyeron Fort Coast con cañones ingleses, y piensan que deben reaccionar, aunque algunos se niegan a atacar Fort Coast y a otros irlandeses.
Atacan un camión con soldados irlandeses del estado libre y matan a dos muchachos e informan a Teddy de que matarán a uno de ellos por cada muerto suyo, en vez de acudir al tribunal militar.
Teddy está convencido de que si no los detienen, volverán los británicos.
El sacerdote, favorable al Tratado, se pregunta en misa qué está ocurriendo, pues gracias al Tratado no están los británicos patrullando ya por allí y que toda la iglesia lo apoyó y el pueblo lo ratificó masivamente en las últimas elecciones, aunque Damien cree que no las elecciones no fueron libres, porque Inglaterra les amenaza con la guerra, por lo que no se trata de la voluntad del pueblo, sino de su miedo.
Lily dice que las elecciones se celebraron el mismo día en que se firmó la constitución del estado libre y nadie pudo leerla.
Los partidarios de la independencia acaban marchándose de la iglesia.
Teddy va a hablar con su hermano Damien, que le recuerda que tres de cada cuatro personas están en paro y hay familias enteras que se mueren de hambre.
Su hermano le dice que es un soñador.
Le pide tiempo y dice que más adelante combatirán a los ingleses, pero debe estar con él, aunque Damien le dice que el tratado le convierte en un lacayo del imperio británico.
Teddy pide a su hermano que no haga ninguna tontería, recordando él que lleva diciéndole lo mismo desde que tenía 12 años.
Realmente cambia poco, pues ahora, en vez de los británicos, son los soldados irlandeses los que acuden a casa de la madre de Sinéad, tratando de encontrar a los brigadistas, echándoles en cara la mujer que les acogió y les dio comida en numerosas ocasiones y se lo pagan así, actuando como los ingleses, aunque ellos se excusan diciendo que son órdenes del cuartel general, preguntando la mujer si esas órdenes son dar la espalda a los suyos.
Los independentistas acuden a uno de los cuarteles, auxiliados por uno de los soldados, antiguo camarada suyo, que les indica dónde pueden encontrar las armas.
Descubiertos, durante la huida se inicia un tiroteo en el que cae Dan abatido, por lo que Damien grita a los soldados que cesen el tiroteo, siendo él capturado por detenerse a auxiliarlo y se queja porque acabaron con un hombre desarmado y por la espalda.
Recluido en la celda que compartió con su hermano y con Dan, Teddy va a visitarlo y recuerda que en la anterior ocasión en que estuvieron allí, él se hizo pasar por él.
Le dice tras ello que debería estar en su casa con Sinéad y en el hospital enseñando, que es lo que siempre quiso desde pequeño.
Le asegura luego que él quiere la paz y poder quitarse ese uniforme, y, aunque nunca ha suplicado a nadie, le pide que le diga dónde están las armas y se acoja a la amnistía para poder regresar a casa y vivir la vida que le corresponde.
Él recuerda que mató a Chris por traicionar a la República y él no va a hacerlo.
Teddy se siente desolado, pero al ver la terquedad de su hermano le dice que será mejor que escriba sus cartas, aunque antes de retirarse vuelve a preguntarle una vez más dónde están las armas, pues de lo contrario morirá al amanecer.
Escribe en efecto a Sinéad.
Recuerda en esa carta que no quiso entrar en esa guerra y acabó de lleno en ella, y ahora intenta salir y no puede.
Dice que son criaturas extrañas. Que quería que sus hijos nacieran saboreando la libertad, pero tendrán que esperar todavía mucho y que, como decía Dan es más fácil saber a qué te opones, que saber a favor de qué estás, pero ahora que lo sabe, eso le da fuerzas.
Y le pide, para finalizar, que, en su momento, cuide de Teddy, aunque se teme que por dentro ya está muerto.
De madrugada le sacan para fusilarlo, y es atado a un poste.
Teddy le dice que aún no es tarde, preguntándole Damien para cuál de los dos.
Es el propio Teddy quien da la orden al pelotón para acabar con él, tras lo que rompe a llorar, encontrando, en su mano, al desatarlo, el medallón que le regaló Sinéad.
Teddy va a verla. Y esta, que regresa con la colada, ignorante de lo ocurrido, comprende todo, cuando le entrega la carta de Damien y el medallón.
Rompe a llorar y, enfadada, lo golpea y le pide que se marche de sus tierras, asegurando que no quiere volver a verlo nunca.