Te cuento la película

La bicicleta verde
La bicicleta verde

Wadjda (2012) * Arabia Saudita / Alemania

Duración: 98 min.

Música: Max Richter

Fotografía: Lutz Reitemeier

Guion y Dirección: Haifaa Al-Mansour

Intérpretes: Waad Mohammed (Wadjda), Reem Abdullah (Madre), Abdullrahman Al Gohani (Abdullah), Ahd (Señorita Hussa), Sultan Al Assaf (Padre), Nouf Saad (Profesora Qu'ran), Ibrahim Al Mozael (Vendedor juguetería), Rafa Al Sanea (Fatima), Alanoud Sajini (Fatin), Rehab Ahmed (Noura), Dana Abdullilah (Salma), Sara Aljaber (Leila), Noura Faisal (Abeer), Mohammed Zahir (Iqbal - Conductor).

Un grupo de niñas ensaya una canción en el colegio femenino de Riad al que acuden, pidiéndole la profesora a una de las niñas que salga y repita los dos primeros versos, a la ver que no canta, pidiéndole que se vaya si no quiere que escuchen su voz.

La niña, Wadjda, es la única de entre sus compañeros que en vez de zapatos lleva unas zapatillas deportivas.

Ya en su casa escucha música moderna con sus cascos mientras su madre se alisa el pelo con una plancha para su marido.

Por la mañana u chófer espera con su coche a la madre de la niña, que sale cubierta con el velo que solo permite ver sus ojos hacia su trabajo como profesora, quejándose el hombre de su lentitud, pues otras mujeres la están esperando en el coche y hace calor, amenazando con no esperarla la siguiente vez que llegue tarde.

Poco después sale Wadjda para ir al colegio, cruzándose con su padre, al que le pregunta dónde estuvo toda la semana, entregándole como regalo una piedra volcánica magnética.

Camino al colegio se cruza con Abdullah, un niño que bromea con ella quitándole el bocadillo, que luego ella recupera tras perseguirle, aunque luego él vuelve a alcanzarla gracias a su bicicleta y le arranca el velo.

Cuando llega a clase la directora, la señorita Hussa, le regaña por llegar con la cabeza descubierta, pidiéndoles además que no hablen alto, pues su voz no debe escucharse fuera, pues les dice que su voz es su desnudez.

De vuelta a su casa se acerca a ella de nuevo Abdullah, que le da un regalo para que se le pase el enfado, aunque ella le dice que no estarán en paz hasta que ella tenga una bici y le gane la carrera, diciéndole el muchacho que las chicas no montan en bici.

Más tarde observa un coche que lleva una bicicleta nueva encima, lo que llama su atención, viendo que la llevan a la tienda de juguetes, preguntándole al tendero su precio, que le dice es de 800 riales.

Cuando regresa su madre se queja de tener que ir tres horas hasta el trabajo en un coche sin aire acondicionado.

Wadjda le dice a su madre que quiere una bici para echar carreras con Abdullah, aunque su madre no le hace caso, por lo que decide comenzar a fabricar pulseras para poder conseguir dinero.

Una muchacha algo mayor, Abeer le pide a Wadjda que le lleve a su hermano un permiso de salida, accediendo ella a ayudarle a cambio de 20 riales, pidiéndole otros 20 luego al muchacho.

Ya en casa vuelve a insistirle a su madre con la bici, diciéndole que tiene ya 77 riales y que ella debe poner el resto, aunque no le hacen caso.

Juega con su padre también a la videoconsola.

La señorita Hussa la llama a su despacho y registra su mochila, en la que encuentra cintas con canciones de amor y las pulseras de fútbol que vende, siendo reprendida por llevar ese objeto, prohibido en el colegio.

Le cuenta tras ello que pillaron a Abeer con un muchacho que no es de su familia, estando segura de que ella estaba implicada, aunque no sabe cómo, por lo que finalmente no tendrá represalias, pero si Abeer, que es expulsada.

Su madre le regaña no pudiendo entender que interviniera para conseguir dinero para la bicicleta, asegurándole que nunca la tendrá mientras viva con ella, contándole además que van a casar a Abeer después de lo ocurrido.

Como la señorita Hussa le pidió que llevara zapatos como las demás y dejara las zapatillas, ella las pinta de negro mientras escucha discutir a sus padres debido a que él se plantea casarse con otra mujer debido a que ella no puede darle un hijo.

Wadjda acompaña a su madre al centro comercial donde esta se prueba un llamativo vestido rojo con el que espera impactar a su marido durante la boda del hermano de este, observando al pasar por la juguetería como el dueño de esta enseña la bicicleta a otra persona, por lo que al día siguiente va a la tienda y le dice al vendedor que no quiere que le venda su bici a nadie, llevándole a cambio una cinta grabada.

En el colegio convocan el concurso anual del Corán, que supondrá un premio de 1000 riales para la vencedora, yendo Wadjda a hablar con la directora y asegurándole que va a cambiar.

Y para conseguir mejorar sus conocimientos sobre el Corán compra en la juguetería un juego de preguntas para televisión.

Las discusiones con el chófer que la lleva al trabajo llevan a este a no seguir ofreciendo sus servicios a la madre, por lo que Wadjda decide ir hasta la casa de este, pidiéndole a Abdullah que la acompañe hasta el barrio donde este vive, preguntándole tras encontrar su casa por qué hizo eso, negándose él a escucharla, preguntándole entonces Abdullah, que le había dicho que él no iba a hablar, por su permiso de residencia, amenazándole con denunciarlo a su tío, el que él dice el del bigote grande, un político que se presenta a las elecciones y cuyos carteles están por toda la ciudad.

La discusión entre sus padres fue muy fuerte, decidiendo finalmente su madre llamar a su marido tras dos semanas de este fuera, tratando de convencerlo para que regrese.

Como las elecciones serán pronto, Abdullah, que participa activamente ayudando a su tío, pide permiso para que le permitan subir a la terraza de la casa de Wadjda, donde podrá instalar una iluminación para un mitin que dará enfrente de su casa, negándose la madre a darle el permiso, ya que el tío de Abdullah no es de su tribu y no piensan votar por él, pese a lo cual Wadjda decide darle el permiso, sin contárselo a su madre, a cambio de que le deje su bicicleta.

Cansada de tener que depender de los hombres para poder viajar hasta el colegio, y de lo lejano que está este, Leila, la anima a trabajar con ella en el hospital, que está mucho más cerca y donde no tiene problemas con el conductor, que la espera si es necesario, aunque ella está segura de que a su marido no le gustaría que trabaje con hombres.

Mientras Abdullah coloca las luces en su terraza Wadjda podrá utilizar su bici como acordaron, aunque se enfada con su amigo al ver que este le puso ruedines, debiendo el muchacho quitárselos para que se le pase el enfado, empezando ella a utilizar con grandes dificultades la bicicleta, aunque a fuerza de intentarlo comienza a dominarla.

Finalmente la intervención de Wadjda da sus frutos y el chófer vuelve a buscarla, lo cual no ablanda su postura respecto a la bicicleta cuando su hija le insiste en que le permita comprarla, pues le dice que si monta en bicicleta no podrá tener hijos.

Dos de sus amigas del colegio son sorprendidas mientras se pintaban las uñas de los pies, un acto por el que les obligan a firmar un compromiso para poder seguir en el colegio, señalándolas luego ante todas las alumnas, a las que les cuentan que las encontraron cometiendo un pecado y para que no se repita prohíben llevar flores al colegio, intercambiarse cartas de amor y admiración y darse la mano.

Abdullah continúa con las luces y Wadjda acaba aprendiendo a montar en bici, aunque entonces es sorprendida por su madre haciéndolo y se cae, haciéndose sangre, lo que asusta mucho a su madre, por si perdió su virginidad, señalando la niña que solo sangra porque se hirió en la rodilla, regañándola duramente por montar en bici y por subir a un niño a su azotea no estando su padre, tras lo que regaña a Abdullah por dejarle la bici.

La boda de una de sus compañeras de clase con un hombre de 20 años hace que haya una gran expectación entre el resto de las niñas, que miran sus fotos de boda.

Dispuesta a ganar el concurso del Corán, Wadjda estudia duramente, aunque su profesora le dice que debe mejorar su recitado.

Tras las clases, y pese a la regañina, Abdullah va a ver de nuevo a Wadjda y le deja su bici para que practique en una explanada donde no hay nadie, llevándole además un casco para evitar que pueda herirse.

Los estudios y el juego que se compró le permiten mejorar en su conocimiento del Corán, lo cual la anima mucho.

Con su madre va hasta el hospital donde trabaja Leila, para recoger la solicitud de trabajo, aunque cuando ve que Leila trabaja sin cubrirse la cara se excusa y no coge la solicitud, prefiriendo marcharse.

De nuevo en casa su madre le ayuda para que mejore con el canto del Corán, contándole tras ello que cuando su padre pidió su mano ella iba al instituto, y se sintió una mujer dichosa.

Llegado el día del concurso, van eliminando niñas según fallan las preguntas que les van haciendo, antes de llegar a la fase del recitado, para la que quedan tres finalistas, entre las que se encuentra Wadjda, que, aunque empieza titubeando se muestra luego muy segura, consiguiendo vencer a sus compañeras, siendo felicitada por la directora y puesta como ejemplo a las demás niñas por su perseverancia.

Le pregunta tras ello qué planes tiene para el dinero, respondiendo que se va a comprar una bicicleta, ante la hilaridad de todas sus compañeras, preguntándole entonces la Señorita Hussa si no cree que sería mejor destino para ese dinero enviárselo a sus hermanos de Palestina, pues la bicicleta no es un juguete apropiado para niñas y menos para niñas devotas que tratan de preservar su honor, imponiéndole finalmente la donación de ese dinero aunque le dicen que será recompensada por su generosidad, estando segura la directora de que su familia no le permitiría comprar la bicicleta, asegurándole que su estúpido comportamiento la perseguirá toda su vida, ante lo que la niña le pregunta a la directora si la perseguirá igual que a ella la persigue su guapo ladrón - ya que todo el mundo comenta que se coló en su casa un ladrón, que dicen, realmente lo que quería era verla.

A su salida Abdullah le pregunta cómo le fue y ella cuenta que ganó el premio, pero que no le entregaron el dinero que le obligaron a entregar a Palestina, diciéndole Abdullah que él le regalará su bici, diciéndole Wadjda que entonces cómo podrá competir con él, diciéndole el niño entonces que quiere casarse con ella cuando sean mayores.

Cuando llega a su casa encuentra a su padre preocupado porque su madre no le contesta al teléfono, no entendiendo el hombre por qué llora si es la ganadora, marchándose antes de pedirle que le diga a su madre que la ama.

También llama Leila que no consigue tampoco encontrarla.

Wadjda se queda dormida en el sofá, subiendo cuando despierta hasta la azotea, donde encuentra a su madre fumando, dándole esta la enhorabuena por ganar.

Desde allí ve mucho movimiento en casa de su abuela, pese a que la boda de su tío no es hasta el mes siguiente, diciéndole su madre que no es la boda de su tío, comprendiendo ella que es su padre el que se casa.

La niña le propone entonces ir a comprarse el vestido rojo e ir a buscarlo, pero su madre le dice que no hace falta, pues se gastó ya el dinero, mostrándole la bicicleta, que el hombre de la tienda guardó durante meses para una niña valiente, que su madre dice es lo único que tiene.

Al día siguiente Wadjda se acerca con su bicicleta nueva hasta el lugar donde están recogiendo lo de la fiesta del día anterior, yendo luego a ver a Abdullah, al que reta a correr contra ella, sintiéndose feliz con su bicicleta con la que le gana.

Calificación: 3