La casa de la esperanza
The zookeeper's wife (2017) * USA / G.B. / República Checa
También conocida como:
- "Refugio en el zoo" (Uruguay)
Duración: 124 min.
Música: Harry Gregson Williams
Fotografía: Andrij Parekh
Guion: Angela Workman (Novela: Diane Ackerman)
Dirección: Niki Caro
Intérpretes: Jessica Chastain (Antonina Zabinska), Johan Heldenbergh (Jan Zabinski), Daniel Brühl (Lutz Heck), Michael McElhatton (Jerzyk), Iddo Goldberg (Maurycy Fraenkel), Efrat Dor (Magda Gross), Shira Haas (Urszula). Val Maloku (Ryszard / Rys), Timothy Radford (Rys joven), Martha Issová (Regina Kenigswein).
Varsovia, Polonia. Verano de 1939
Hace un precioso día y Antonina Zabinski se acerca a abrir las puertas del zoo que regenta con su marido Jan.
Un día organizan una fiesta a la que acude como invitado Lutz Heck, director del zoo de Berlín, siendo su hermano director del de Múnich, al que le presentan a su amiga, la escultora Magda Gross.
Una de las asistentes se comporta de forma grosera y le pregunta a Antonina a qué se dedica mientras su marido juega con sus monos, diciendo que ella le ayuda, saliendo Heck a alabarla y decirle que cada día es más guapa, aunque la mujer contraataca y dice que parece una gata campestre, a lo que Heck apunta que la gata campestre es el animal con los sentidos más desarrollados y es más astuto que cualquier humano, tras lo que pide a Antonina que toque algo en el piano.
Les interrumpe Rys, su hijo porque la elefanta, Kasia tiene un problema, observando al llegar junto a esta que ha parido, pero su pequeño no respira, acercándose ella a ayudarla pese a la advertencia de Jerzyk, su ayudante, que teme la reacción de la madre, pese a lo cual ella trata de ayudarle a respirar, y consiguiéndolo al final, siendo aplaudida por todos los invitados.
Sale con Rys para comprarle las cosas para el cole, observando que empiezan a notarse ya los signos del avance del nazismo, pues los judíos trabajan como animales de carga.
Cuando se lo cuenta a su marido este le dice que cree que sería mejor que se fuera con Rys fuera de Varsovia a Zalesie, con sus primos, pues cree que allí corren peligro, pus que Hitler y Stalin firmaron un pacto, y solo Polonia está en medio.
Pero ella dice que no desea hacerlo, pues esa es su casa y su país.
1 de septiembre de 1939
Antonina se dispone a abrir el zoo cuando escucha los aviones nazis, por lo que regresa para buscar a Rys y pedirle que entre, viendo cómo de pronto las bombas empiezan a caer sobre el zoo matando a muchos animales y asustando a los demás.
Jan está en Plonks y Antonia decide hacer las maletas y partir, viendo al hacerlo cómo los soldados acaban con los animales que escaparon, matando sin piedad a los elefantes sin escucharla, pudiendo pese a todo algunos de los animales escapar y salir a la ciudad.
La gente se agolpa en la estación tratando de salir de la ciudad, pero por megafonía advierten que ese día no habrá trenes, siendo localizados allí por Jan.
Regresan al destrozado zoo donde sus ayudantes se afanan en reubicar a los animales que quedan vivos y a los que algunos ciudadanos les devuelven, mientras los soldados retiran los cadáveres de los que mataron.
Pronto los altavoces anuncian que los alemanes se harán cargo del país y piden a sus ciudadanos que los reciban con tranquilidad.
Jan se queja de la ocupación y de que usen sus jaulas como arsenales
Un día se presenta Heck y le explica a Antonina que van a desmantelar su el zoológico para contribuir a la guerra con la carne y la leña y jabón, pidiéndole, para evitar que acaben con los animales, que le permita llevar a los más valiosos a Alemania y cuando la guerra acabe se los devolverá, aunque ella teme que la guerra llegue a Alemania, algo que Heck ve improbable, pues, señala, las fuerzas aliadas son muy débiles.
Ella finalmente acepta con tal de salvar sus animales.
Su marido lamenta que no le esperara a él, aunque le dice que Heck no necesita su permiso, pues es el zoólogo de Hitler y ya controla de hecho su zoo.
Llega el duro invierno y el día de fin de año llega de nuevo Heck, ahora con uniforme de oficial nazi, con algunos soldados y ordenan acabar con los animales que quedan, convencidos de que no sobrevivirán al invierno.
Octubre de 1941
Los judíos son expulsados de sus casas y enviados al gueto, y entre ellos Maurycy Frankel, cuya tienda destroza.
Szymon, un amigo de los Zabinski va a verlos, junto con Magda, la novia de Maurycy, ambos asustados, queriendo el primero de ellos dejarles su colección de insectos, en los que trabajó toda la vida para que estén a salvo, ya que él tiene que irse.
Antonina le propone a Jan esconder a Magda, aunque este le dice que no pueden hacerlo pues pueden fusilarlos, incluso solo por ofrecerles un vaso de agua, aunque ella dice que no pueden cerrar los ojos y dejar que se vaya su amiga más querida.
Finalmente la acogen y le piden que no haga ningún ruido por la mañana hasta la 1, que se va la cocinera y podrá salir a medianoche, cuando se va la patrulla, pudiendo estar allí hasta que todo acabe, pues no tiene donde ir.
Por la noche Jan cuenta que ya recluyeron a todos los judíos y les dan poca comida y carecen incluso de leña para calentarse, y sabe que Maurycy está allí dentro ejerciendo como como abogado, aunque no sabe nada más, pues no puede entrar sin un pase.
Jan cuenta que algunos quieren usar el zoo como estación de paso. Un lugar donde ocultarlos mientras le buscan otro sitio, siendo ahora Antonina quien no lo ve claro, pero Jan le dice que hay mucha gente que se muere de hambre y deciden actuar.
Van a ver a Heck al cuartel general nazi, pues les dijeron que van a cerrar el zoo y quieren pedir que les ayude a salvarlo, habiendo pensado para ello utilizarlo como una granja de cerdos, darían así de comer a sus soldados y salvarían el zoo, habiendo pensado en darles de comer los deshechos del gueto.
Heck les cuenta que desea reproducir uros partiendo de bisontes, y así se lo planteó a Goering, algo que Jan cree imposible, pues se extinguieron tres siglos atrás, asegurando Heck que él es el mayor experto en la cría de animales y sabe que puede conseguirlo.
Consiguen los permisos y comienzan a criar cerdos, apareciendo también Heck con los bisontes, el poder conservar el zoo como granja le va a hacer conseguir poder llevar a cabo su experimento.
Jan puede entrar al gueto para conseguir comida y se siente descorazonado con lo que ve, pudiendo ver cómo dos soldados se llevan a una niña para violarla.
Consigue hablar con Maurycy, al que le lleva algo de carne y le da noticias de Magda, viendo que allí trabaja asesorando como abogado a otros judíos.
Ve también al Doctor Korczak, que con otros profesores dan clase a los niños, y le dice que puede sacarlo, pues es muy popular por sus libros, aunque él se pregunta qué será entonces de los niños, agradeciendo la carne que le entrega también.
Jan aprovecha sus viajes para ocultar y sacar a varios muchachos bajo los deshechos, y cuando se va a ir ve a la niña que violaron los soldados y la sube en la cabina, ocultándola bajo los pies de Rys que le acompañaba, consiguiendo salvar los controles.
Una vez en el zoo les explica a los muchachos que pasarán la noche en un túnel y les sacarán de Varsovia antes de que llegue la patrulla alemana por la mañana.
A la niña la atiende Antonina, y le entrega una palangana para lavarse y algo para cubrirse, aunque la chica no quiere hablar.
Trata de conseguir su complicidad, y por ello le cuenta que a su padre lo mataron en San Petersburgo cuando tenía la edad de ella y sabe que es difícil saber quiénes son los enemigos y en quién puede confiar y por eso quiere tanto a los animales, contándole que está viviendo en un zoo, dejándole un conejito que la niña coge y acaricia.
Poco antes de la llegada de la patrulla, los chicos son evacuados en una furgoneta y serán llevados hasta un lugar donde les esperan los soldados de la resistencia, sacando Jan desde ese momento gente del gueto.
Además, acogen a otra gente que empieza a vivir bajo la casa y que podrán subir a la casa cuando ella por las noches toca el piano, aunque advirtiéndoles que si lo oyen por el día deben esconderse, siendo la niña la única que no sube.
Heck va a visitarla en relación con su proyecto para decirle que en primavera cruzarán a los animales cuyo celo es muy corto, un día a lo sumo y al ir a marcharse Heck no termina de hacerlo, pareciendo querer besarla, y ella se abalanza sobre él y le coge la cara entre sus manos, algo que parece un gesto de cariño a él, pero que ella hace para que no escuche a uno de los niños que se despertó abajo llorando.
Se organizan para ayudar a quienes deben esconderse, consiguiéndoles documentación que parece legal y que realizan en una panadería, tras lo que les ayudan tiñéndoles el pelo para pasar desapercibidos.
La niña comienza a utilizar los lápices de colores y dibuja en la pared.
Los niños que duermen en la jaula vecina a la suya le piden que les deje su conejo y ella se lo acerca y le preguntan cómo se llama, diciendo ella que lo llama Piotr, como su hermano. Le preguntan cómo se llama ella, diciendo que Urzsula
Antonina llora al escucharla hablar por vez primera, y esa noche, cuando toca el piano, la niña sube por vez primera.
Aparece Heck que le pide ayuda, pues van a tratar de conseguir preñar a la búfala, debiendo sujetar entre ambos a la hembra y la coge, pudiendo ver luego Jan cómo el alemán le ayuda pasándole el jabón por las manos.
Un día se presenta en su casa el doctor Ziegler, que se encarga de los asuntos de empleo del gueto y que ha ido a buscar los insectos, pues, le dice, Szymon murió por una úlcera de estómago.
Pero tras ganarse su confianza les cuenta que el muro del gueto lo construyeron pegado a su oficina de trabajo y tienen dos puertas, una que da a la parte libre de la ciudad y la otra al gueto y él le dará papeles para que tenga acceso por cualquiera de las puertas.
Jan deberá sacar a los trabajadores y él se encargará de registrar su entrada.
Su mujer le pide entonces que saque a todos los que pueda.
Consigue sacar gracias a ello y pese a su delicado estado de salud a Maurycy, para alegría de Magda y preocupación de él, que les dice que si le acogen allí corren un gran riesgo, viendo entonces a toda la gente que sube cuando Antonina comienza a tocar el piano, ante lo que llora emocionado.
Jan le dice a Antonina que vio cómo le lavaba las manos, mientras él está trabajando por la libertad, habiendo estado a punto de ser pillados.
Tras la discusión, Antonina llora y Maurycy trata de consolarla, siendo sorprendidos por la cocinera, ante la que debe simular ser un médico que la visita.
Poco después habla con ella. Le dice que tuvieron que despedir a la mayoría de los guardias y deben prescindir de ella, que le dice que como han sido muy buenos con ella, ella lo será con ellos.
Poco después se anuncia la evacuación del gueto, por lo que piden a sus habitantes que recojan sus cosas y se preparen para el traslado.
5 de agosto de 1942
Empiezan a subirlos en trenes, tirando sus maletas antes de subir.
El Doctor Korczak va con los niños y trata de tranquilizarlos contándoles una historia, llegando hasta ellos Jan, que le pide al doctor que salga con él, aunque el doctor le indica que si deja a los niños entrarán en pánico y se niega a dejarlos, debiendo colaborar subiendo a los niños para su desesperación al no poder hacer nada.
Nace finalmente el pequeño búfalo y Jan ve cómo Heck acaricia a Antonina, echándoselo en cara, señalando ella que no sabe qué hacer, pues tienen un trato con él y les conviene, aunque Jan indica que no accedió a eso.
Ella le dice que le da miedo Heck. Que tienen la casa llena de gente y Heck va para asustarla cuando no está él, que nunca está, diciéndole Jan que mueren miles de personas cada día y ella está allí oculta en su casa tranquila, y mientras él trata de ayudarles a todos y se les mueren, mientras ella flirtea con Heck.
Ella le dice que le pertenecen y los tiene a su merced.
Luego hacen las paces en la cama.
Abril de 1943
Dos de las mujeres a las que ayudaron y que vivían en una pensión son descubiertas y dos soldados nazis las sacan de la pensión y les disparan sin compasión en la calle.
Antonina se pregunta si sería por el color de su pelo, ya que las tiñeron de rubias, diciéndole Jan que debieron delatarlas en la pensión.
Coincidiendo con el comienzo de la Pascua se anuncia el cierre total del gueto, viendo Rys y los refugiados desde su ventana lo que parece nieve, aunque realmente se trata de ceniza por la quema del gueto.
Esa noche, mientras el gueto sigue ardiendo, los refugiados celebran el Seder.
Un día Heck ve a Jan salir de la panadería en que preparan los papeles de los refugiados al ver que su hijo lo siguió hasta allí.
Heck entra cuando se van y ordena que le prendan fuego al local, yendo luego al zoo, donde le pregunta al muchacho por su madre, contándole este que está en el médico y su padre en Zalesie, donde dice lleva un mes, diciéndole entonces Heck que vio cómo le gritaba en la calle, diciéndole el niño que le regañó por haber salido del zoo, pues no le deja que lo haga.
Heck le pide que les diga que quiere hablar con ambos, a lo que el niño, olvidando lo hablado un momento antes vuelve a decirle que su padre está en Zalesie, colgándole Heck en la solapa una insignia con la cruz gamada, haciéndole gritar Heil Hitler, aunque cuando ya se marcha escucha como el niño grita un slogan que vio en la calle "Hitler ist kaput", debiendo taparle la boca Magda, que, escondida y temerosa fue testigo de toda la conversación.
Poco tiempo después Antonina tiene su segundo bebé, una niña, Teresa
1 de agosto de 1944
El ejército nacional polaco se alza contra los nazis y piden a sus conciudadanos que se unan a ellos, siendo Jan uno de los que luchan por la liberación, cayendo herido por un disparo que le alcanza el cuello, siendo llevado a un campo de prisioneros.
Enero de 1945
Los soldados conminan a abandonar Varsovia, pues no es ya una ciudad segura al haber comenzado ya la ofensiva rusa, esperándose la caída del ejército alemán.
Pese a su estado anímico, Antonina, se arregla y se pinta para ir a ver a Heck, el cual ya ordenó sacar los bisontes de Varsovia.
Cuando llega al cuartel general alemán encuentra gran actividad, pues lo están recogiendo todo deprisa y preparan su retirada.
Ella sube hasta el despacho de Heck, que también prepara las maletas al haber recibido la orden de regresar a Berlín y le pide ayuda para buscar a su marido, al que cuenta, se llevaron las tropas alemanas e ignora dónde le retienen.
Heck le pregunta qué obtendría él a cambio, comenzando ella a desnudarse.
Él la hace levantarse y le quita la cinta del pelo y le pregunta si Jan le ha ocultado secretos, pues su hijo dijo Hitler ist kaput y cree que pudo escuchárselo a su padre.
Heck la besa y luego le dice que ve en sus ojos que le miente, arrastrándola hasta su cama sin escuchar sus súplicas, y cuando está a punto de hacer el amor con ella le pide que le mire a la cara, diciéndole entonces ella que le da asco.
Sorprendido, Heck desiste y le dice que ha disimulado bien y se pregunta qué más le ha estado ocultando y a qué se ha dedicado en el zoo.
Tras dejarle Antonina corre de vuelta al zoo y le dice a, Jerzyk que saque a los refugiados, pues Heck va hacia allí, debiendo estos recogerlo todo y salir de forma apresurada, subiendo a un camión que se cruza con los de Heck y sus hombres, que lo toman por uno de los que están evacuando los animales.
Magda se lleva a Teresa, pero Rys se niega, haciendo ella que se oculte en el sótano.
Los hombres de Heck y él mismo registran el recinto, siendo él quien descubre y destroza la puerta que lleva al sótano, pudiendo ver así el lugar donde se ocultaron los judíos y los dibujos que estos hicieron en sus paredes, donde algunos de ellos dejaron sus nombres y pintaron estrellas de David.
Escucha ruidos y ve a Rys que corre por los túneles destinados a los animales hasta salir fuera, donde lo alcanza y le apunta con la pistola, cuando llega Antonina.
Jerzyk apunta a su vez a Heck, aunque los soldados le obligan a deponer su actitud.
Antonina se interpone y Heck le pregunta a cuántos escondió, diciendo ella que no sabe a cuántos, obligando a Rys a que la encierre en una jaula, desde la que Antonina puede ver cómo se lleva a su hijo, diciéndole a Heck que un hombre inteligente como él no puede disparar a un niño, pese a lo cual se lleva al muchacho, pudiendo escuchar un momento después un disparo, ante lo que ella llora desesperada, aunque cuando Heck se aleja llega el niño vivo y comprueba que no lo mató, debiendo sujetarla el niño cuando la saca de la jaula, pues del terror no le responden las piernas.
Antonina y Rys se unen a la caravana de ciudadanos que abandonan la ciudad, llevándose con ellos el pequeño búfalo, al que sueltan al llegar al bosque.
Varsovia. Septiembre de 1945
En la ciudad en ruinas los supervivientes tratan de aprovechar lo que pueden.
Un año después
Antonina regresa con Rys y con Teresa al zoo, ahora totalmente abandonado, encontrando allí a Jerzyk, que los recibe feliz.
Aprovechan los terrenos del zoo para plantar hortalizas junto con sus amigos judíos, que regresaron y viven con ellos.
Un día aparece un hombre en el que Antonina reconoce de inmediato a Jan, y corre a su encuentro, abrazándose emocionados, haciendo lo mismo poco después sus hijos.
Durante la ocupación de Varsovia fueron casi 300 personas las que se ocultaron en el zoo. Algunas se quedaron solo unas noches, otras durante años.
Dos de ellas fueron asesinadas en una pensión de Varsovia. Las demás sobrevivieron.
Dos décadas después los Zabinski fueron reconocidos como Justos entre las naciones por Israel.
Lutz Heck regresó a Alemania, donde su zoo había sido destruido por los aliados, fracasando su plan para revivir a los uros.
De Varsovia, arrasada primero por los alemanes, y luego por los rusos, quedó solo el 6% de la población, pese a lo cual los Zabinski lograron reconstruir su zoo.