Te cuento la película

María Candelaria (Xochimilco)

México (1943) *

Duración: 102 min.

Música: Francisco Domínguez y Rodolfo Halfter

Fotografía: Gabriel Figueroa

Guion: Emilio Fernández, Mauricio Magdaleno

Dirección: Emilio Fernández

Intérpretes: Dolores del Río (María Candelaria), Pedro Armendáriz (Lorenzo Rafael), Alberto Galán (Pintor), Margarita Cortés (Lupe), Miguel Inclán (Don Damián), Rafael Icardo (Sacerdote), Beatriz Ramos (Periodista), Julio Ahuet (José Alfonso).

Xochimilco. 1909, un famoso pintor es entrevistado por un grupo de periodistas, preguntándole una de las asistentes sobre un famoso cuadro que nunca quiso vender y que representa a una hermosa india desnuda, negándose él a hablar del asunto.

Cuando se van los periodistas, una de ellas se queda y le indica que, dado que está escribiendo su biografía, desea que le revele el misterio de ese capítulo de su vida, ya que todo el mundo conoce la existencia de ese cuadro y es indispensable para su libro que le hable de él.

Pero él dice que hay cosas que solo con tocarlas sangran y cada vez que piensa en ese cuadro lo hace con horror, porque fue causa de una tragedia.

Finalmente accede a mostrarle el cuadro, que indica, es una india de pura raza mexicana con la belleza de las antiguas princesas que sojuzgaron los conquistadores, hija de una prostituta a la que asesinaron los de su raza, habiendo estado su vida siempre ensombrecida por esa culpa de la madre como por una maldición, habiéndola tenido su pueblo siempre aislada como si fuera un animal dañino.

La india, María Candelaria, vivía allí en Xochimilco en una chinampa rodeada de flores.

Un día acudió a su chinampa un hombre enviado por el patrón, Don Damián, para exigirle el pago de lo que le debe, recordando ella que habían acordado que le pagaría con flores, diciéndole el enviado que ahora quiere su dinero, o, de lo contrario, le quitara su cerdita, diciéndole el hombre que es muy poco dinero y que con que saliera a vender flores conseguiría ese dinero o más.

Pero ella dice que los del pueblo no le permiten ir a vender flores, diciéndole el mandado que eso era antes, pero que han cambiado gracias a lo que les ha dicho el cura y lo ve injusto y le duele pues es amigo de Lorenzo Rafael, su novio.

Decidida a saldar su deuda, sale con su barca cargada de flores para venderlas, aunque al acercarse al pueblo la escuchan cantar y salen todos para impedirle venderlas, siendo la más beligerante Lupe, antigua novia de Lorenzo Rafael, al que esta le recrimina que la haya dejado por esa mujer, asegurándole que de tal palo, tal astilla.

Cuando se ven luego en la chinampa, él le pregunta por qué salió a vender flores, contándole que porque Don Damián les exige el pago de lo que le deben y amenaza con quitarles la marrana si no pagan.

Él le dice que no quiere que vuelvan a agraviarla y que deberían marcharse a otro lugar donde nadie los conozca, pero ella dice que allí nacieron los dos y vivieron siempre y es su tierra.

Pero él dice que los del pueblo no los quieren, lamentando ella que por su culpa los del pueblo la tomaran también con él, aunque asegura que nunca la dejará y que le pagará a Don Damián con las verduras de su chinampa, pues no pueden perder la marrana, pues es lo único con lo que cuentan para poder casarse.

Escuchan un fuerte ruido, observando que una piedra tiró un cuadro de la Virgen de Guadalupe, viendo al salir fuera a Lupe, y le dice que ella se merece más a Lorenzo Rafael y que ella no tiene la culpa de que sea lo que es, empujándola María Candelaria y tirándola al agua, ante lo que la muchacha la maldice.

Un doctor militar llega a la población y va a la hacienda de Don Damián al que le entrega la quinina que debe dar a sus hombres para evitar el paludismo.

Lorenzo Rafael va a ver en efecto a Don Damián con la barca llena de verduras, pero el patrón no quiere ni escucharle, comentando luego a su ayudante que después de llevarse a la india que más le gusta va a pedir limosna.

Debe regresar con sus verduras señalando que deberán ir a otro lugar a venderlas, diciendo María Candelaria que irá con él para no quedarse sola, pero él le dice que allí no los respetan y se aprovechan de ellos, aunque son los únicos que les compran flores.

Ella le dice que si es necesario irá con la cara llena de lodo para que no se fijen en ella, aceptando él llevarla, yendo cargados hasta la ciudad.

Allí es donde la vio el pintor por vez primera, cargada con su cesta de flores que parecían coronar su cabeza, ofreciéndose a comprarle todas las flores, aunque al ver Lorenzo Rafael cómo la mira se enfada, y, aunque el hombre trata de explicarse y le dice que es pintor y que si deja que pinte a su mujer les pagará, aunque él decide marcharse sin hacer la venta, aunque el pintor, que vio en la cara de esa mujer lo que buscaba, pide a un muchacho que siga a la pareja para ver dónde viven.

Lorenzo Rafael va a ver al sacerdote y le cuenta que Don Damián no quiere verduras ni flores, preguntándole el sacerdote cuándo se casarán, a lo que le responde que cuando la cerdita crezca y tenga muchos cerditos para poderle comprar a ella un vestido de boda.

El cura le recuerda que al día siguiente es el día de los animales y deben acudir con la marrana para que la bendiga y les de muchos cerditos y que pueda casarlos.

Cuando regresa, ve a su novia durmiendo ya y se retira a su chinampa, y toca su flauta, lo que despierta a su novia que lo escucha complacida y va a cenar con él.

La joven se extraña de que el cura quiera que vaya a la iglesia con el resto de la gente del pueblo y sueña con la posibilidad de poder vivir en paz con toda la gente del pueblo y no como animales y de que la saluden y tener amigas para hablar.

Esa noche hay luna llena, y como siempre que sale, la pareja sale a navegar por el lago, picándole a la muchacha un mosquito mientras pasean en la barca.

Al día siguiente la campana convoca a los lugareños a la misa, cruzando estos con su barca hacia la iglesia con sus animales.

Entretanto Don Damián decide ir a buscar la marrana de María Candelaria, llevándose a uno de sus hombres para que le ayude.

Esta y Lorenzo Rafael acuden, tal como les pidió el sacerdote con su cerdita, aunque cuando llegan ven que la gente se siente incómoda, indicando Lupe que tienen que echarla antes de que llegue el cura, pues si no se va, la bendición de sus animales no servirá de nada y acabarán muriéndose todos.

Afortunadamente llega el cura que les abronca por su actitud, asegurando que quien ofende a un hijo de Dios es como si escupiera en el agua bendita y les recuerda que ellos ya asesinaron a la madre de la chica, y, aunque era una pecadora, ya está juzgada por Dios y su hija sufre una gran humillación sin culpa y pide respeto para ella.

Se dispone luego a bendecir a los animales cuando llega Don Damián y sus hombres que hacen que los animales se alboroten, pidiendo a su hombre que le quite la marrana a María Candelaria, diciendo Lorenzo Rafael que solo tienen flores y verdura y Don Damián no las quiere aceptar, regañándole el cura, que le pide que no vuelva a ir a la iglesia cuando tenga que cobrar a alguien, diciéndole que le pagará él ese dinero en cuanto pueda, aunque Don Damián asegura que ese indio se lo pagará.

Algunos hombres se ríen luego del patrón, al que Lupe acusa de dejarse ningunear por esa india piojosa, asegurando que ella hará lo que sea necesario, aunque eso suponga matar a alguien, empezando por la marrana, para que no se casen.

Don Damián coge su carabina y pide a su ayudante que le siga.

Lorenzo Rafael se dispone a salir a vender, no yendo María Candelaria por estar enferma.

Don Damián ve cómo se aleja Lorenzo Rafael, al que no puede disparar, porque se mete en el maizal, pero entonces ve a la cerda y le dispara, acabando con ella.

María Candelaria la coge en sus brazos y llora amargamente diciendo que ahora ya no podrán casarse, regresando Lorenzo Rafael, que indica que fue Don Damián, pero que como es el patrón, puede hacer lo que quiera.

María Candelaria se desmaya, decidiendo Lorenzo Rafael ir a ver a la "huesera", que le dice que deben ser las fiebres, pero que no puede ir a verla, pues todo el pueblo se le echaría encima, por lo que debe esperar a la noche, preguntándole si no le dio la quinina, diciéndole él que no pudo dársela porque Don Damián no se la da a ello, diciéndole la huesera que vaya a pedirla, pues el gobierno se la da para que la reparta entre todos.

En efecto va a ver al patrón con la cerdita muerta para entregársela y pedir la quinina que les toca, asegurando el patrón que a ellos no les toca la quinina.

Pero le asusta que Lorenzo Rafael quiera vengarse y se asusta, por lo que le dice a su ayudante que se irá unos días de Xochimilco.

Entretanto, el pintor acude a ver a María Candelaria a su chinampa, pero esta no desea hablar con él, y, pese a estar enferma se esconde en el maizal, diciéndole el hombre, al ver que está enferma que regrese, que él se marchará, aunque le deja su dirección.

Esa noche, mientras fuera la tormenta arrecia, María Candelaria tiene pesadillas, primero con la marranita y luego con que se secan todos los canales y los animales del pueblo se mueren, y luego con llamas que se acercan y van a quemar la chinampa.

Lorenzo Rafael llora al verla sufrir y decide ir de nuevo al almacén esperando que le den algo para ella, aunque como no hay nadie y no le abren, decide romper uno de los cristales y se cuela por la ventana para coger varios frascos de quinina, y un vestido.

Regresa a la chinampa y le da la quinina a su novia y le muestra el vestido nuevo.

Pone luego una vela ante el cuadro de la Virgen de Guadalupe a la que le ofrece su vida a cambio de la de ella, pues es lo único que tiene.

Llega entonces un doctor, diciendo Lorenzo Rafael que no pueden pagarle, diciendo el médico que no es necesario, que lo envió el pintor, llegando también la huesera que dice que si el doctor le pone la mano encima a María Candelaria ella no se hace responsable de su salvación y asegura que lo castigará la Virgen.

El doctor dice que la salvarán entre los dos, que él le pondrá la inyección y luego la dejará en manos de la huesera, diciendo ella que lo harán al revés, que ella le cuidará los huesos y luego él le haga lo que quiera, aceptando.

María Candelaria finalmente sanó y "tomaron mano". Decidieron casarse.

Ella lucía feliz su vestido nuevo, aunque entonces apareció Don Damián con dos policías a los que pide que detengan a Lorenzo Rafael, acusándolo de haberle asaltado la tienda y diciendo que irá a chirona por ladrón.

María Candelaria le dice que Lorenzo Rafael no es capaz de robar a nadie, preguntando el potentado de dónde salió el vestido que ella lleva puesto, diciendo él que lo cogió solo para poder casarse con ella, diciendo Don Damián que también le robó las medicinas y el dinero, reconociendo él que cogió las medicinas, pero no el dinero.

Ella dice que devolverá el vestido y la medicina, pero que no se lo lleven, aunque Don Damián pide que se lo lleven, asegurando ella que ya no puede con su cruz, y preguntando a la Virgen por qué no le oye y por qué permite que les traten como a criminales. Que con ellos es dura y mala mientras que a los demás los ayuda y los ampara.

El sacerdote la regaña por hablar así a la Virgen, asegurando ella que no quiere hacerla llorar, que es la desesperación, por lo que se arrodilla luego y le pide perdón diciéndole que sabe que está muy ocupada, pues todos le piden, y ella después de todo es muy pequeña y está atrás del todo, por lo que todavía no le toca que la oiga.

Dice que no volverá a quejarse y que haga de ellos lo que determine.

Lorenzo Rafael es llevado ante el juez, que lo condena a un año de cárcel, pese a que sigue afirmando no haber robado más que la medicina y el vestido para casarse, siendo llevado a un lóbrego calabozo, donde cae una gotera permanente.

María Candelaria acude a verlo, llevando el vestido y la quinina para que le perdonen, aunque el policía con el que habla le dice que ya lo juzgaron y le recomienda que se busque un abogado que sepa hablar bien o que hable con Don Damián para que levante el cargo, aunque ella dice que eso no lo hará.

Tampoco dejan pasar a Lupe, que le dice a María Candelaria que ahora debe demostrar lo que quiere a Lorenzo Rafael sacándolo de allí.

María Candelaria decide ir a ver al pintor a la dirección que le dio, diciéndole la sirvienta que está en México, decidiendo ella esperarlo en la puerta.

Cuando este llega le cuenta que encarcelaron a Lorenzo Rafael por el robo de la medicina y que solo él puede ayudarlos.

Encuentran en el juzgado también al cura, que dice que también trató de conseguir el perdón, pero que el juez se fue de cacería y además él es muy pobre y no tiene para la fianza, pidiendo el pintor al secretario que fije el monto de la fianza, y él lo pagará para que salga, aunque el secretario indica que solo el juez puede dictar el auto y no volverá hasta dentro de 10 días, pidiéndole el pintor que al menos permita que ella lo vea, diciendo este que le dejará verlo e incluso que le lleve la comida, pues desde que está encarcelado no quiso probar bocado.

Mientras avanzan hasta el calabozo, deben escuchar los gritos de los demás presos.

Finalmente puede ver a Lorenzo Rafael al que le dice que en 10 días saldrá, pidiéndole él a María Candelaria que no llore, pues no lo aguanta, tratando ella de sujetarse.

Le dice que en cuanto salga irán a ver al cura para que acabe de echarles la bendición y le pregunta si le perdona lo que hizo, diciendo ella que sabe que le quiere más que a ella misma.

El pintor dice que ella es la esencia de la verdadera belleza mexicana y así lo sintió desde que la conoció, diciendo el sacerdote que tratará de convencer a Lorenzo Rafael para que le permita pintarla.

Rechazan el dinero que quiere darles, pues, aseguran, tienen comida en su chinampa.

Mientras ella va a hacerle la comida, el sacerdote y el pintor hablan con Lorenzo Rafael, asegurando el pintor que entiende su desconfianza, pues con ellos se cometieron muchos abusos, pero que allí le conoce todo el mundo, diciéndole el cura que no ve nada de malo en que quieran pintar a su novia, pues es un trabajo honrado y una distinción para ella, diciendo que también quiere pintarlo a él, diciendo que puede pintarlo a él cuando quiera, pero que prefiere que no lo haga con ella.

Pero, agradecida por su ayuda, María Candelaria acaba posando para el pintor, que para poder terminar el cuadro desea que pose desnuda, pidiendo a otras mujeres que traten de convencerla para que lo haga.

La otra modelo le dice que solo sin ropa podrá salir tan bonita como es, aunque María Candelaria se asusta y sale corriendo, negándose a hacerlo, diciendo el pintor que tenía la seguridad que iba a pasar eso.

Otra de las modelos indica que posará ella, pues su cuerpo es parecido, y el pintor acepta.

Una mujer de su pueblo va a la ciudad a vender flores, viendo desde la ventana del pintor, el cuadro de María Candelaria desnuda, por lo que regresa al pueblo, donde lo cuenta, apareciendo en todos los vecinos del pueblo, incluido Don Damián, que dice que es una vergüenza para todos los habitantes de Xochimilco y que es igual que su madre y deben echarla del pueblo y que no vuelva, tras lo que salen corriendo con antorchas, decididos a echarla de la chinampa.

La muchacha ve a la multitud dirigiéndose hacia allí, y asustada se lanza al agua y corre por los maizales para huir de la horda de vecinos, que la persiguen.

Lorenzo Rafael, en su celda escucha un grito desesperado de ella que pide que no la deje sola y ruega que le dejen salir, pero en vez de ello, el guardia lo golpea.

La chica huye desesperada y acaba agotada.

Desde su celda, Lorenzo Rafael ve cómo la persiguen y que van a matarla, escuchando cómo ella grita al pie de su celda que no ha hecho nada malo, diciendo él que lo sabe.

Allí la alcanzan sus perseguidores, que comienzan a lanzarle piedras.

Lorenzo Rafael con fuerza sobrehumana consigue derribar la puerta de su calabozo y salir.

Las pedradas de los vecinos hacen que caiga, llegando finalmente Lorenzo Rafael, que la toma en sus brazos, mientras ella repite que no ha hecho nada malo, antes de morir.

Llega el sacerdote, ya tarde, viendo cómo Lorenzo Rafael la lleva en sus brazos.

Hace sonar la campana mientras Lorenzo Rafael lleva a María Candelaria en su barca, con el cuerpo cubierto de flores.

Calificación: 4