Te cuento la película

Pinocho de Guillermo del Toro

Guillermo del Toro's Pinocchio (2022) * USA / México / Francia

Duración: 117 min.

Música: Alexandre Desplat

Fotografía: Frank Passingham

Guion: GGuillermo del Toro, Patrick McHale (Novela: Carlo Collod / Historia: Guillermo del Toro, Matthew Robbins)

Dirección: Guillermo del Toro

Cuando Geppetto creó a Pinocho ya había perdido a su hijo Carlo durante la Gran Guerra, con solo 10 años y parecía haberse llevado su vida con él.

Antes de eso, Geppetto le contaba cuentos para dormir, siendo uno de ellos sobre un mentiroso al que le crecía la nariz, contando a su hijo que las mentiras son como la nariz, pues crecen y crecen.

Geppetto creaba muñecos en su taller y Carlo lo acompañaba a todas partes, y a veces él le cantaba una canción de su madre.

También fue el encargado de crear el Cristo crucificado de la iglesia.

El carpintero y su hijo iban juntos al bosque para conseguir la madera para sus creaciones, preocupándose de seguir sembrando para que crecieran otros pinos.

Con la madera su padre le hizo unos zapatos nuevos.

Todos decían que era un ciudadano modelo y un gran padre y era muy popular en su comunidad, soñando su hijo con llegar a tallar sus propios juguetes, y para ello encontró una piña perfecta que deseaba sembrar para ver crecer el árbol que utilizaría para tallar.

Un día, mientras iba a retocar el crucifijo y a barnizarlo, escuchan aviones de guerra y bombardeos, por lo que deben marcharse, aunque Carlo regresa a por su piña.

Más tarde descubrieron que ese pueblo ni siquiera era el objetivo de los aviones, que estaban de regreso a la base y se deshacían de sus bombas para soltar lastre, impactando una de ellas en la iglesia donde estaba Carlo.

Triste, Geppetto plantó aquella piña que le costó la vida a su hijo.

Trabajaba poco y comía menos, y los años pasaron y el mundo siguió adelante, creciendo el pino plantado.

La historia la narra un escritor, en realidad un grillo viajero, Sebastian J. Grillo, que tras haber viajado por todo el mundo, habiendo vivido en la chimenea de un abogado en Cerdeña, o navegado por el Adriático en un pesquero o pasado un invierno en Perugia con un afamado escultor, decidió instalarse en el agujero de un árbol que quiso convertir en el hogar donde pensaba escribir sus memorias que iba a llamar "Tribulaciones de Juventud".

Estando en el hueco de ese árbol, el pino que plantó Geppetto, escucha a este hablando con su hijo y diciéndole que soñó que estaba otra vez con él, mientras bebe y llora.

Le conmovió el anciano.

Pero no era el único que vagaba por allí. Estaban también los espíritus que habitan en montañas y bosques y que, aunque no suelen involucrarse en el mundo de los humanos, a veces lo hacen.

Geppetto decide cortar con su hacha el pino, un trozo del cual lleva arrastrando hasta su casa, con el grillo incluido, que debe saltar para que no acabe con él.

El anciano comienza a tallar la madera y a crear con ella un muñeco articulado al que le coloca una gran nariz, aunque cansado y muy borracho lo deja sin terminar al irse a dormir, aunque es incapaz de llegar a la cama, cayendo por la escalera.

Sebastián ve cómo se acercan los espíritus, y aunque les pide que se vayan ve surgir un hada que toca al muñeco y le pide que se ponga de pie y recorra la Tierra.

Le dice que es una guardiana que cuida de las cosas olvidadas y de los perdidos.

Sebastián reclama que dejen su casa, pues vivía allí, indicándole la guardiana que, ya que vivía en el corazón del muchacho, debería ayudarla a cuidar de él y guiarlo para que sea bueno, aunque él protesta diciendo que él es un escritor, diciéndole la guardiana que en el mundo uno obtiene lo que da, y si acepta el encargo le concederá un deseo.

La guardiana dice al muñeco que le llamarán Pinocho y que debe ponerse en pie con el sol y recorrer la Tierra aportando alegría y compañía a ese desolado hombre, siendo un buen hijo y llenando sus días de luz para que nunca esté solo.

Cuando Geppetto despierta al día siguiente, tirado en el suelo y con resaca, vuelve a su mesa y no encuentra al muñeco, escuchando cómo corretea alguien arriba, por lo que se hace con un martillo y sube para ver de quién se trata, viendo que es el muñeco, que le da los buenos días, preguntándose el carpintero qué clase de brujería es esa, diciéndole el muñeco que él pidió que viviera y que se llama Pinocho y es su hijo.

Él le dice que no es su hijo, diciéndole Sebastián que el muchacho dice la verdad, aunque Geppetto lo toma por una cucaracha.

Todo es nuevo para el niño, que, investigando, rompe muchas de las cosas, como su reloj o algunas botellas que golpea con un martillo.

Pinocho está deseoso de aprender palabras, aunque aún es torpe y destroza las cosas sin querer, aunque luego se excusa y le dice que lo siente.

Geppetto decide ir a la iglesia, dejando a Pinocho encerrado, diciéndole Sebastián que debe obedecer a su padre, aunque él dice que no quiere obedecer, y va, como su padre, a la iglesia, donde se está celebrando una misa, sorprendiéndose los asistentes al ver al muñeco que se mueve y habla, llamando papá a Geppetto, pensando todos que se trata de brujería, debiendo decir él que es una marioneta, aunque la gente no ve sus hilos y preguntan quién lo controla.

Pinocho dice que es una persona, un niño real, viendo cómo su nariz crece.

El sacerdote le recrimina a Geppetto que haga muñecos mientras el Cristo sigue sin terminar y le pide que se lo lleve de allí, yéndose maldecido por todos.

En casa debe recortarle la nariz, preguntando el muñeco por qué le creció, diciéndole el padre que porque mintió, pues la mentira es tan fácil de ver como su nariz y cuanto más mientre, más crece.

Recibe tras ello la visita del sacerdote y de Podesta, un general fascista que gobierna el pueblo y que aparece con su hijo su hijo Polilla.

El fascista dice que debe asegurarse de que el muñeco no sea una amenaza para su comunidad, no debiendo dejar que esté correteando por el pueblo todo el día, asegurando Geppetto que lo mantendrá encerrado, ante lo que el muñeco asegura que no piensa quedarse encerrado, que romperá una ventana y saldrá, indicando el fascista que a ese niño le falta disciplina, pero que parece fuerte y fornido.

El muñeco asegura que se muere de hambre y le pide a su padre chocolate caliente.

Polilla le dice a Pinocho con maldad que se acerque más al fuego para calentarse y sus pies empiezan a arder, sin que Pinocho vea en ello una amenaza, debiendo meterlo en agua para que no arda entero.

Podestá indica que eso pasa por su mente indisciplinada y que debe enviarlo al colegio.

Geppetto le promete que le hará unos pies nuevos al día siguiente.

Sebastián escribió mucho aquella noche y no fue sobre él, como solía hacer, sino sobre padres e hijos imperfectos y sobre la pérdida y el amor.

Al día siguiente, Pinocho se muestra feliz, pues sus nueva piernas son mejores que las antiguas, y está dispuesto a obedecer e ir al colegio.

Pero enseguida se le olvida su entusiasmo cuando ve cómo anuncian la llegada de una feria a la población, llamando su atención el cartel, donde figura un muñeco parecido a él, también de madera, aunque con hilos.

Spazzatura, el mono blanco que colocaba los carteles, repara en ese muñeco sin hilos y corre hasta el circo para contárselo al Conde Volpe, el dueño, que ve enseguida el modo de devolver al circo su fulgor que perdió años atrás.

Geppetto regresa a la iglesia para reparar al Cristo, con la ayuda de Pinocho, que se pregunta por qué Jesucristo, que está hecho de madera, como él, le cae bien a todo el mundo y él no, explicándole su padre que a veces las personas temen las cosas que no conocen, pero que le irán conociendo y les caerá bien.

Le regala tras ello el libro que le compró a Calo para que vaya a la escuela, asegurando él que será como Carlo para que se sienta orgulloso de él, saliendo hacia la escuela.

Pero antes de que entre salen a su encuentro Volpe y Spazzatura, debiendo recordarle Sebastian que prometió a su padre ir al colegio, aunque Volpe le indica que ir al colegio no es comparable a descubrir el mundo con sus propios ojos y aprender de este.

Sebastián insiste en que vaya a la escuela, mientras el mono trata de aplastarlo con el libro, diciendo Pinocho que debe ir a la escuela, pero que irá al circo al día siguiente, diciéndole Volpe que al día siguiente ya no estarán allí y que si no va él buscarán a otro niño que quiera comerse todo su helado, palomitas y chocolate, logrando que, al oír hablar de chocolate diga que tal vez no pase nada si llega un poco tarde a la escuela.

Volpe despliega un largo contrato que Pinocho firma dibujando un sol, dado que no sabe escribir, mientras que Sebastián es finalmente aplastado por el mono bajo el libro.

El fascista y el sacerdote ven en la iglesia al Cristo, finalmente restaurado, aunque informan a Geppetto que su hijo no se presentó en el colegio y es un disidente, un pensador independiente y espera que al día siguiente esté en la escuela.

En el circo, el muñeco bebe y come sin parar, mientras el mono hace funcionar a las marionetas que él toma por iguales a él, asegurándole el conde que todos le adorarán y repetirán su nombre.

Resulta en efecto una gran atracción cuando le cortan los hilos y sigue moviéndose y canta, obteniendo Volpe una extraordinaria recaudación.

Entretanto Geppetto lo busca por todas partes, viendo su libro tirado y a Sebastián en muy mal estado, viendo a lo lejos las luces del circo, desde el que le llega la voz de Pinocho entonando una canción que no sabe cómo conoce.

Pinocho está feliz de ser una estrella, diciéndole a su padre que allí le quieren y le aceptan, recriminándole su padre por no haber cumplido su promesa de obedecer.

Le cuenta que iba a ir a la escuela, pero salieron 10 bandidos de entre unos arbustos y tenían un hacha y querían chocolate caliente, viendo cómo su nariz crece y crece.

Pero Volpe no está dispuesto a perder al niño que ha hecho crecer su negocio, peleándose con Geppetto por llevárselo, tirando ambos de él, consiguiendo que salga volando hasta mitad de la calle, donde es atropellado por un camión que lo destroza.

Pinocho despierta en el Más Allá, donde el grupo de conejos negros que lo llevó juega a las cartas, diciéndole al muchacho que debe hablar con la "Jefa", el Hada de la Muerte.

Cuando él le dice que es Pinocho, ella le reconoce como el niño de madera con el alma prestada y dice que es el capricho de su hermana, que es una sentimental que le dio la vida y por ello no puede morir del todo, aunque nunca será un chico de verdad como Carlo, y por ello no llegará a morir realmente.

Le explica que lo único que hace especial la vida y hace que merezca la pena, es su brevedad y él morirá muchas veces, pero no serán muertes reales, sino periodos de espera, debiendo cumplir las normas. Tendrán que esperar a que baje del todo un reloj de arena, y se quedará con ella en cada una de esas muertes con un reloj que cada vez será mayor, y por tanto más largo el tiempo de espera y luego le enviará de vuelta.

En esa ocasión el tiempo pasa de inmediato.

El médico que lo examinaba dice que no hay nada que hacer, aunque Volpe, dice que aunque esté muerto puede seguir actuando, para enfado de Geppetto.

Y de pronto ve vuelve a la vida, para alivio de todos.

Geppetto se dispone a llevárselo a casa, cuando Volpe despliega su contrato vinculante, por lo que debe actuar para él o le deberá 10 millones de liras.

Pero Podesta, ve de pronto un gran potencial en el muñeco. Al ver que es inmortal, llega a la conclusión de que es el soldado ideal y debe ser reclutado en el campamento juvenil, donde aprenderá a luchar y a ser un verdadero italiano.

Geppetto se lo lleva y dice que ya habrá tiempo para hablar de ello, diciendo Pinocho que irá a la guerra, y que será divertido, diciéndole su padre que las guerras no son buenas y que fue una guerra la que acabó con Carlo, pero que deberá ir por ley.

Pero está muy cansado ya de todos los problemas que le ha creado el muñeco y se pregunta por qué no puede ser como Carlo, para lo que lo creó, diciendo el muchacho enfadado que él no es Carlo, indicando el viejo que es solo una carga.

Al escuchar la dura crítica el muchacho se siente mal y le dice a Grillo que a su padre no le creció la nariz cuando dijo que era una carga porque lo piensa de verdad y él no quiere ser una carga ni que le vuelva a tratar así, diciéndole Sebastián que a veces se dicen cosas que no se desean.

Pero, decidido a dejar de ser una carga para su padre, decide regresar a la feria para ganar dinero, que le enviará a su padre, y así no tendrá que ir a la guerra, dejando al grillo encerrado en un vaso para que no pueda avisar a Geppetto.

Se presenta de nuevo a Volpe y le pregunta si se olvidará del dinero que le debe su padre si vuelve a trabajar para él y le enviará el dinero de sus ganancias, diciéndole el feriante que así lo hará, despertando a todos los feriantes para marcharse enseguida.

Sebastián, después de muchos esfuerzo a consigue librarse del vaso.

El viejo se despierta y ve que Pinocho no está en la cama y baja a buscarlo, aunque solo encuentra al Grillo, malherido al caer sobre él el martillo que Pinocho colocó sobre el vaso, contándole a Geppetto que Pinocho se marchó a la feria.

El anciano sale de inmediato hacia allí, solo para ver que ya no están allí.

Sebastián le dice que el chico le quiere, pero tiene muchas cosas que aprender y debe hacer como él y quererle como es y no como un viejo testarudo.

Sale a buscarlo haciendo autostop.

Pinocho parte hacia Alessandria, y aunque el éxito y los aplausos le acompañan, él echa de menos a su padre y canta tristemente.

Geppetto va siguiendo su rastro a través de los folletos que anuncian sus siguientes destinos, aunque siempre llega tarde.

Entretanto estalla la guerra y se llevan a Polilla al campamento juvenil.

En el circo Pinocho también hace loas a Mussolini, tal como le enseña Volpe.

Parten en un barco hacia Catania, donde actuarán para el Duce, al haber trascendido la fama del muñeco,

Geppetto, que llega para ver partir su barco, pide a un marinero que le ayude a cruzar el estrecho hacia Catania, aunque el marinero, que tiene un garfio como mano izquierda, le dice que el mar allí es un cementerio por culpa del tiburón ballena, del tamaño de 20 barcos y hambriento.

Spazzatura ve también triste a Pinocho y habla con él a través del resto de las marionetas, que le preguntan por qué no se va con su padre, diciéndole que tiene que seguir trabajando para enviarle el dinero, haciéndole ver que Volpe lo está utilizando y le miente, pues no mandó ningún dinero a su padre.

Pero Pinocho no quiere creerlo y cree que le dicen eso porque están celosos.

Adentrados en el mar, Geppetto y el marinero que le lleva ven de pronto frente a ellos la boca del gran tiburón ballena que se traga la barca con Geppetto.

El conde se enfada con el simio, al que golpea, por contarle todo a Pinocho, pues lo escuchó, defendiéndolo Pinocho, que dice que está pensando en volver a ver a su padre para ver si es cierto que no le envió nada de dinero.

Volpe le dice que hará lo que él le ordene hasta que su cuerpo de madera se pudra y lo use para calentar su chimenea, pues es su esclavo.

Dentro de la ballena, Geppetto vive e incluso pesca para poder cenar.

En el circo reciben al Duce mientras Pinocho le dice a Spazzatura que deben hacer que el espectáculo sea genial y que tiene unas ideas estupendas que le cuenta al oído.

Y sale a cantar, como cada día, aunque introduce algunas modificaciones.

Dice que el Duce es un bebé en pañal que le obliga a ir a formar y que apesta por detrás y que si va se zampará sus mocos y le pinta como una caca.

La gente ríe al escucharlo, pero Mussolini ordena a uno de sus soldados que mate a la marioneta y lo quemen todo luego.

Esa será su segunda muerte. Volviendo a ver al Hada, que dice que le han asignado una gran carga, pues una vida eterna puedo suponer un sufrimiento eterno, aunque él dice que no está tan mal y en cuanto regrese volverá a casa para ver a su padre.

Ella le dice que puede que no vuelva a verlo, pues aunque él goce de una vida eterna, la gente que le quiere no la tiene y cada momento de estar con un ser querido puede ser el último, pues nunca se puede saber cuánto tiempo te queda con alguien.

El nuevo reloj, algo más grande llega a su fin, y cuando despierta, Pinocho ve que está en una furgoneta en la que están Podesta y su hijo, indicando el primero que sabía que no había muerto y le dice que si sigue sus órdenes y aprende a obedecer será el soldado perfecto y volverá a su casa siendo un héroe y su padre se sentirá orgulloso.

Llegan al campamento militar en que entrenan a los niños para aprender a ser soldados.

Por la noche habla con Polilla. Sigue sin saber qué hacen allí, diciéndole este que les preparan para la guerra.

Pinocho recuerda que su padre dijo que la guerra era mala, diciendo Polilla que eso es porque su padre es un cobarde, lo que hace que se indigne, y diga que no lo es, diciéndole Polilla que allí conseguirán que él no sea un cobarde para poder caerle bien a su padre, repitiendo Pinocho las palabras de Sebastián, cuando le dijo que todos los

padres quieren a sus hijos aunque a veces se desesperan y dicen cosas que solo piensan en ese momento, aunque con el tiempo se dan cuenta de que no debieron decirlas, pero que en el fondo les quieren, y su padre también le quiere.

Polilla le pregunta si tiene miedo de morir, diciendo él que no, pues ya murió varias veces y no es tan malo.

Polilla acaba diciéndole que se alegra de que esté allí.

Al día siguiente Podesta les dice que tendrán su primer contacto con la torre.

Forma varios equipos, que deben colocar una bandera en la cima y el que gane se llevará la gloria, llevando balas y granadas que marcan con pintura a quienes disparan.

Polilla liderará un equipo y Pinocho el otro, disparando balas de pintura que van acabando con los enemigos hasta que quedan ellos dos solos, que suben a la torre, llegando a la cima a la vez, peleándose por colocar sus banderas, que se intercambian en la lucha, por lo que ríen, izando las dos juntas, orgullosos.

Pero Podesta no lo está. No acepta el empate y le entrega una pistola a Polilla y pide que dispare a la marioneta, observando el muchacho que es un arma de verdad.

En ese momento comienzan a sonar las alarmas anunciando un ataque aéreo, aunque Podesta insiste en pedir a su hijo que dispare a la marioneta, a lo que el muchacho se niega, recordándole que toda su vida ha estado intentando complacerle y nunca lo consigue, pues es endeble como una polilla, pero a pesar de todo su miedo se niega a obedecerle.

El padre lo llama cobarde y le dice que es débil y que no es su hijo, y lo lanza lejos, tras lo que le dice a la marioneta que se ponga en pie para enseñarle lo que se siente al servir a la patria, disponiéndose a disparar él a Pinocho, momento en que su hijo con una de las armas de entrenamiento lanza un disparo de pintura a los ojos de su padre, justo en el momento en que cae una bomba en el campamento acabando con Podesta y lanzando a Pinocho hacia el acantilado, tratando de buscarlo Polilla, aunque sin suerte.

Lo encuentra el conde Volpe, que le dice que lo perdió todo y él también lo hará.

Cuando vuelve en sí, ve que está atado a una cruz, recordándole Volpe que lo echó todo a perder y le pide a Spazzatura una antorcha para acabar con él, quemándolo, aunque Spazzatura decide ayudarlo y lo suelta.

Volpe se enfada y se pelea con Spazzatura se lanza sobre él, cayendo juntos al mar.

Entretanto las bombas caen sobre el fuerte y la roca en que estaba Pinocho cede y cae al agua.

Spazzatura y él logran salvarse sobre la cruz de madera con la que se acercan a una isla, sin darse cuenta de que esta, en realidad es el tiburón ballena que se los traga.

Al escuchar la canción que su padre cantaba, reconoce su voz, sintiéndose felices ambos de volver a estar juntos.

Preparan pescado para cenar, diciendo Pinocho que volverán juntos a casa, aunque el padre le dice que no hay forma de salir de allí, pues el monstruo solo sale a tomar el sol cada 10 años y pronto volverá a esconderse en las profundidades y los arrastrará.

Pero Sebastián tiene entonces una idea y pide que le sigan.

Deben subir a la parte superior, y para lograrlo, Sebastián le dice algo a Pinocho.

Este comienza a decir que odia a su padre y a Spazzatura y a Sebastián, comenzando a crecer su nariz de forma desproporcionada, pudiendo así escalar todos por ella, hasta su orificio, justo cuando la ballena se dispone a estornudar.

Aunque en el último momento Pinocho y su padre vuelven a caer, la potencia del estornudo de la ballena es tal que acaba expulsándolos hacia el mar.

Pinocho se sujeta a una mina flotante, viendo cómo la ballena vuelve a tragárselo, mientras su padre y Spazzatura lo observan sin poder hacer nada, mientras ven cómo la ballena se dirige también hacia ellos, que tratan de alejarse.

Para evitar que alcance a su padre, Pinocho provoca la explosión de la bomba acabando así con el monstruo y logrando que su padre y sus amigos salgan volando, mientras él regresa junto al Hada.

Él le pide que le deje regresar cuanto antes para ayudar a su padre a salvarse de morir ahogado, aunque ella le dice que debe cumplir las normas, pues si las viola para volver antes, se convertiría en un ser mortal y tal vez salve a Geppetto, pero morirá y esa será su última vida.

Pero él dice que no le importa y le pide que le devuelva, diciéndole ella que no puede hacerlo, que tiene que ser él quien viole las normas.

Pinocho rompe el reloj, diciendo ella que puede volver junto a su padre y aprovecharlo al máximo.

Vuelve así al agua, donde debe tratar de rescatar a su padre, que se hunde, consiguiendo sacarlo a la superficie con gran dificultad y consiguiendo que llegue a la playa, a la que, también, agotados, llegan Spazzatura y Sebastián.

Cuando el padre reacciona ve a Pinocho sin sentido y que no reacciona pese a sus abrazos, diciéndole que lo necesita, llorando.

Aparece entonces el Hada del bosque, que le dice que solo pretendía aportarle felicidad, diciendo Geppetto que lo logró y le pide que lo ayude volviéndolo a la vida, aunque ella le explica que, por salvarlo a él, se convirtió en un niño de verdad y los niños de verdad no regresan.

Sebastián le dice que no es justo, pues ella dijo que en el mundo uno recibe lo que da y el chico dio todo lo que pudo y le recuerda que le prometió que le concedería un deseo si convertía a Pinocho en un buen chico y lo guiaba por el buen camino, diciéndole que su deseo es que Pinocho vuelva a la vida.

El hada cumple con su promesa y le devuelve a la vida, como en la primera ocasión.

Geppetto dice que trató de convertirlo en alguien que no era, y le pide que sea quien es, no en quien él quiso transformarlo. Que le quiere tal como es.

El muñeco vuelve a la vida y le dice que entonces será Pinocho y él será su papá si le parece bien, diciendo él, abrazándolo, que le parece muy bien.

Regresan al hogar, donde viven todos juntos, asegurando el grillo que nunca volvieron a ver al espíritu de la madera.

Geppetto envejeció y se fue, pero el niño no.

Y una mañana de invierno también murió Grillo, lo metió en una caja de cerillas y lo lleva en el hueco de su corazón.

También Spazzatura envejeció y desapareció.

Pinocho se lanzó al mundo tras dejar flores junto a sus tumbas y no se sabe nada de él. Piensa que quizá murió, lo que pudo transformarlo en un niño real.

Grillo indica que lo que ocurre, ocurre, y luego nos vamos a los conejos negros.

Calificación: 3