
Soledad
Lonesome (1928) * USA
Duración: 69 min.
Fotografía: Gilbert Warrington
Guion: Edward T. Lowe, Tom Reed (Historia:Mann Page)
Dirección: Paul Fejos
Intérpretes: Barbara Kent (Mary), Glenn Tryon (Jim), Fay Holderness (Mujer de la montaña rusa), Gustav Partos (Hombre de la montaña rusa), Eddie Phillips (Hombre del autobús), Andy Devine (Amigo de Jim).
Nueva York despierta y trenes, coches y personas abarrotan la bulliciosa ciudad, donde la soledad es más notoria.
Entre la gente que se incorpora, está Mary, que sonríe al levantar la cortina y ver el sol, tras lo que se arregla para salir.
En otro piso, un hombre, Jim, se despierta entre papeles, dándose cuenta entonces de que se le olvidó poner la alarma y es muy tarde, por lo que debe arreglarse deprisa y salir corriendo sin poder afeitarse.
Mary desayuna tranquilamente en una cafetería a la que entra también Jim, que se toma un café, también corriendo, antes de entrar en el abarrotado metro, donde debe pelearse con otros cientos de trabajadores para poder entrar, terminando parte del desayuno durante el viaje.
También Mary acude en el metro a su trabajo.
Ambos llegan para realizar tareas repetitivas durante horas, ella como telefonista, encargándose de los cables, él atendiendo una máquina.
Terminada la jornada todos los trabajadores sonríen felices, pues llega el fin de semana.
A las puertas de la telefónica, Mary ve cómo muchas de sus compañeras tienen a sus novios esperándolos.
También Jim ve cómo a su amigo va a recogerlo su novia, y le cuenta que van a ir a navegar, preguntándole si quiere ir con ellos.
A él le parece un buen plan, pero entonces se fija en un pin que su amigo lleva en la solapa y en el que figura la frase: "Dos son compañía, tres son multitud" y rechaza la invitación, mintiendo y diciendo que tiene una cita con una chica.
Cuando llega a su casa, trata de escuchar música, pero no le apetece, por lo que se pone a leer el periódico, pero también le aburre.
Y de pronto escucha música y se asoma a la ventana, viendo en la calle un camión que lleva una banda que anuncia la feria de Coney Island del 3 de julio.
También Mary se aburre en su casa y tiene calor. Trata de leer, pero no le apetece, demasiado, asomándose también ella a la orquesta, que llama su atención, por lo que decide vestirse y salir.
También Jim decide hacerlo, y como no tuvo tiempo de afeitarse por la mañana lo hace, y se arregla, subiendo a un autobús que cobra un dólar por la ida y vuelta de la playa.
No puede evitar fijarse en Mary, aunque no le ocurre solo a él, también el hombre que está a su lado trata de conquistarla, acercando para ello su pierna demasiado a la de ella, que le muestra un imperdible, comprendiendo él que si sigue con su acoso acabará siendo pinchado por lo que separa su pierna.
En el Luna Park, el parque de atracciones de Coney Island hay un gran bullicio, lloviendo confeti y serpentinas sobre la gente.
Jim sigue a Mary, pese a lo complicado que es no perderla de vista entre el gentío, y más cuando un niño hace que se caiga al ponerle la zancadilla.
Cuando la ve parada frente al martillo de fuerza trata de llamar su atención mostrándole su fuerza, aunque entonces ella, en vez de quedarse a observar se marcha, dejando él el martillo sin golpear pese a haber pagado, llegando a perderla de vista.
Saca de una máquina una papeleta de la suerte viendo al leerla que le dice que está a punto de conseguir lo que desea, y al mirar en el espejo que está frente a la expendedora la vuelve a ver.
Se dirigen ambos a la playa, esperándola él, tras ponerse el bañador, en la puerta del vestuario y siguiéndola hasta el sitio en que ella se sienta, tratando de llamar su atención haciendo el pino.
Le habla luego, diciéndole que hace un día perfecto, como ella, y se congratula de haber salido de su yate, pues así pudo conocerla.
Le cuenta que colocó un pasamanos en el yate para que la gente no se cayera, y tuvo la idea en el metro mientras iba a trabajar a Wall Street, donde dice, posee 32 hectáreas, y si las tuviera en California los vendería para comprarle a ella el mundo entero.
Le dice tras ello que ahora tiene un perrito faldero y que la seguirá a donde vaya.
Tras ello van a bañarse juntos y juegan y se divierten en el agua.
Luego bromea y le dice que algunos amigos querían que fuera con ellos al Ritz, pero les dijo que no le gustan las muchedumbres.
Ella dice que le ocurre lo mismo y que dejó todas sus obligaciones y se escapó.
Pero tras ello le dice a Mary que no quiere que se lleve a engaño, contándole que es un trabajador normal y que está tan solo que no se aguanta a sí mismo.
Ella le confiesa a su vez que es solo una telefonista, diciendo él que parece que ese día han leído los dos la misma historia en el Saturday Evening Post, la historia de un joven que cree que ha encontrado a una duquesa y de una muchacha que cree haber encontrado a un millonario, aunque al final el joven se hace millonario.
Mary se da cuenta entonces de que ha perdido su anillo, algo, que, le dice, significa mucho para ella, pues es un anillo de boda, ayudándole él a buscarlo, aunque en la playa y entre tanta gente es muy difícil encontrarlo.
Pero. aunque parecía imposible, de pronto un niño, jugando con la arena lo encuentra, haciendo que ella se sienta muy feliz. Pero no tanto Jim, que se muestra muy serio, preguntándole ella qué le sucede, diciendo él que nada.
Ella le pide que lea la inscripción, viendo que dentro pone "A mi adorada esposa", diciéndole ella que tiene un gran valor sentimental, pues es el anillo de boda de su madre, mostrando él su alivio y su alegría al ver que no está casada.
Suena la campana anunciando el cierre de la sala de baños y la playa se va despejando, mientras ellos, felices, siguen tonteando sin enterarse, haciéndose de noche sin que se den cuenta hasta ese momento de que están solos.
Ella le dice que siente pena de que acabe ese día, pero él le promete que no estará sola nunca más, tras lo que reflexiona y dice que cómo se puede ser un chico solitario rodeado de un millón de personas.
Le cuenta que siempre soñó con tener una casa blanca alejada con tejas azules, diciendo ella que no le gustan las tejas azules, diciendo él que podrá elegir ella el color de las tejas.
Vuelven tras ello al parque de atracciones, y ahora se divierten juntos en diversas atracciones, consiguiéndole él una muñeca tras lanzar pelotas a unas figuras de gatos.
Se hacen también fotos en una máquina, saliendo él con un gesto raro, lo que les hace reír, llevándose cada uno la foto del otro.
Acuden también a un vidente que le dice que ve riquezas, viajes y un matrimonio con un hombre apuesto que la hará feliz.
En un túnel en que entran en un carro, él le dice que es la muchacha que él siempre soñó encontrar y poco después bailan al son de la orquesta, muy felices, creyendo que bailan en las nubes ellos solos frente a un palacio de oro.
Van luego hasta la montaña rusa, donde dos trenes compiten en velocidad, pero un hombre se sienta junto a Mary, no pudiendo ir juntos, debiendo él ir al tren contrario con la mujer del compañero de Mary.
En la montaña rusa se divierten hasta que de pronto la rueda del vagón de ella se prende fuego y debido al humo y al susto ella se desmaya.
Atendida por la gente de la atracción y por varios policías que tratan de evitar que la gente se agolpe, no permiten que Jim pueda acercarse a ella, deteniéndolo además por resistencia a la autoridad.
Ella recobra el conocimiento y abraza con cariño a su muñeca, aunque entonces se da cuenta de que no está Jim al que trata de encontrar sin suerte.
Él, en la comisaría, le cuenta al sargento de guardia, que no obedeció al policía que le detuvo porque la chica herida era su pareja, aunque cuando el sargento le pregunta por su nombre solo puede decir que se llama Mary, ignorando su apellido, pues le dice, se conocieron ese día, preguntándole el sargento si era una profesional.
Él protesta debido a esas insinuaciones, diciéndole el sargento que está acusado de ir con prostitutas y resistirse al arresto.
Jim le dice que aunque no sabe su nombre está enamorado y se va a casar con ella y teme perderla si no la encuentra, diciéndole al sargento que está tan acostumbrado a tratar con gente mala que él mismo se ha vuelto malo y no sabe distinguir a un hombre honrado y sincero de quien no lo es.
El sargento le dice tras ello que puede ir a buscar a Mary, pues le estaba tomando el pelo.
Regresa en efecto al parque de atracciones, donde ella continúa asustada, gritando su nombre, y como no lo ve sale corriendo, tratando de encontrarlo, por lo que cuando llega él al lugar donde la dejó no la encuentra ya, contándole la mujer que la atendió en la atracción que Mary se acababa de marchar y parecía buscar a alguien.
Se buscan mutuamente entre la alborotadora muchedumbre, encontrando ella otros pretendientes, pero no a Jim.
En un momento determinado llegan a estar juntos, cada uno apoyado a cada lado de una valla, desesperados, sin verse, mientras el cielo amenaza tormenta.
Comienza de pronto una terrible tormenta y todos corren desesperados de un sitio para otro tratando de refugiarse, mientras cierran todas las atracciones.
Ya sin ningún tipo de esperanza regresa a la ciudad en el autobús. Llorando desesperado.
También Mary logra llegar a su casa donde llora abrazada a su muñeca, que accidentalmente se le cae y se rompe, debiendo recoger los pedazos, tras lo que la abraza, más triste aún.
Jim llega también a su apartamento y lee con rabia la nota que le auguraba que estaba a punto de encontrar lo que su corazón anhelaba.
Coloca en el tocadiscos "Always", la canción que bailaron juntos, mientras la recuerda.
Mary, en su apartamento escucha la canción y, desesperada, golpea la pared, pues no desea escuchar esa música que le recuerda su pérdida.
Él escucha los golpes que da su vecina en la pared y sale corriendo, para ver que, pese a que lo ignoraban, son vecinos de piso, abrazándose felices tras su reencuentro.