Techo y comida
España (2015) *
Duración: 90 Min.
Música: Daniel Quiñones, Miguel Carabante
Fotografía: Manuel Montero, Rodrigo Rezende
Guion y Dirección: Juan Miguel del Castillo
Intérpretes: Natalia de Molina (Rocío), Mariana Cordero (María), Jaime López (Adrián), Mercedes Hoyos (Antonia), Gaspar Campuzano (Alfonso), Montse Torrent (Ani), Natalia Roig (Belén), Manuel Tallafé (Nacho).
Jerez de la Frontera, 2012
Rocío, una joven da vueltas en la cama angustiada sin poder dormir.
Al día siguiente se reúne con una trabajadora social a la que le cuenta que vive sola con su hijo Adrián de 8 años en un piso de alquiler que lleva 8 meses sin pagar, llevando 3 años y medio en el paro y careciendo de familiares que le puedan ayudar, no percibiendo tampoco prestación alguna, consiguiendo solo dinero del reparto de publicidad que hace varios días al mes a cambio de 20 Euros.
La trabajadora social le ayuda a solicitar un salario social de unos 550 Euros y un cheque alimentario por otros 120, ambos por 6 meses, aunque le advierte que el cheque tardará unos 6 meses y el salario un año en llegar.
Tras recoger al niño en el colegio va a comprar pan y deja una copia del curriculum en una panadería, viendo al marcharse cómo lo rompen.
María, una vecina viuda les lleva unas croquetas y le comenta que acudió un hombre a preguntar por ella.
Mientras hablan baja Ani, otra vecina que tiene problemas para andar y que siempre trata de venderles papeletas para un sorteo, y que le dice a Rocío que debe arreglar lo de la luz, aunque María dice que no importa y que hasta que se arregle puede seguir enganchándola a su casa, y además le regala una de las papeletas que le compró a Ani por si hay suerte.
Por la noche no se puede dormir y vuelve a dar vueltas en la cama, por lo que se levanta, quedándose luego dormida en el sofá, estando por ello Adrián a punto de llegar tarde al cole.
Ella se va a repartir papeletas de una casa de compra de oro, regañándole su jefe por llegar tarde.
A la salida va al supermercado donde compra lo más barato, varios paquetes de salchichas, siendo sorprendida por el de seguridad que le obliga a devolver un bote de champú que había robado.
Recibe la visita de Alfonso, el dueño de la casa, al que no le abre, gritando este que no se va a quedar quieto si sigue sin pagarle el alquiler, amenazando con volver con una escopeta de cartuchos.
Por la noche Rocío y Adrián duermen juntos para estar más calientes.
Un día mientras se ducha le falla el gas, y además un hombre llama a su puerta, aunque no le abre.
Acude a una entrevista de trabajo en una empresa de limpiezas junto a varias mujeres más, aunque cuando llegan les dicen que no ha podido ir el gerente, aunque les aseguran que están a punto de conseguir la limpieza de una cadena de supermercados muy importante y podrán contratarlas a todas.
Ilusionada acude a casa de su casero, aunque quien baja es Antonia, su mujer, que le dice que no pueden seguir así, pues ellos también necesitan el dinero, ya que su hijo también está en el paro, diciéndole Rocío que va a conseguir trabajo limpiando pronto y podrá pagarles, aunque Antonia insiste en que no podrán seguir así.
Finalmente un día al entrar en el portal es abordada por el hombre que a menudo va hasta su casa y que le dice que lleva para ella una demanda por el impago de la vivienda que ella se niega a recoger, aunque él la da por notificada.
Acude con su hijo a una procesión de Semana Santa, aunque deben regresar a su casa al observar que el niño tiene fiebre.
El hambre y la penuria le lleva a buscar comida en los contenedores de basura por la noche, como hacen otros pobres, aunque consigue así que su hijo se cure, aunque entonces tiene otro problema, pues le cortan el agua, por lo que deben ir a llenar garrafas a las fuentes públicas.
Les ve María a la que le dice que tuvieron una avería, diciéndole la mujer que suba a coger agua a su casa siempre que lo necesite.
Su niño discute con sus amigos porque lo llaman bastardo por no tener padre, lo que le lleva a regañarle por decir palabrotas, dejándolo unos días sin consola.
Tratando de evitar que la vean repartiendo los folletos sus caseros se aleja de la zona comercial, siendo vista por su jefe, que la despide al enfrentarse con él.
Se pasa parte de la mañana rebuscando en un vertedero y recogiendo cosas que aún están en buen estado y que luego trata de vender en la calle, consiguiendo vender varios cómics antiguos antes de que llegue la policía y deban huir.
Además su esperanza se viene abajo cuando ve que la empresa de limpieza que creía que la contrataría cerró sus oficinas estando su local en alquiler.
Un día sube a casa de María a coger agua y mientras está en el baño le coge un poco de champú y unos bastoncillos.
Antes de irse, ve que María, que hablaba por teléfono mientras ella recogía el agua está llorando, pues le acaban de informar que lo de su hermana era algo malo.
Pese a ello y antes de marcharse le ofrece otro tupper con comida.
Un día, Rocío encuentra al niño en el suelo y sin conocimiento, consiguiendo reanimarlo, aunque debe ir al hospital a que lo examinen.
Coincide allí con su vecina Ani, que había ido a una revisión de su pierna y que trata de venderle un cupón y que al ver a otra muchacha evidentemente drogadicta le dice que es una lástima lo que le pasó, que tenía un niño pequeño que se lo quitó la Junta debido a su situación.
El médico que ve a su hijo le receta unas vitaminas, no encontrando que tenga nada grave.
Esa noche tiene una pesadilla en la que su casero se lleva al niño.
Rocío acaba acudiendo a un convento donde le entregan la comida del día para ella y su hijo como a otras decenas de pobres o de inmigrantes, siendo vista mientras recoge la comida por Belén, la madre del mejor amigo de Adrián, que siempre le insistía en que saliera con ella y con otras madres a tomar café, viendo cómo Rocío siempre se negaba.
Al regresar a su casa ve en su puerta una bolsa con comida y un bote de champú y bastoncitos, lo mismo que le cogió unos días antes a María.
Recibe finalmente una buena noticia. Le llaman para decirle que le van a dar un cheque para comida.
Pero al volver a casa encuentra un sobre bajo la puerta que le dejó Antonia, la mujer de Alfonso, la cual aprovechó que no estaba en casa y que está a punto de ser sorprendida al hacerlo, por lo que sube al piso de arriba para evitarlo.
Pero prefiere no abrirlo, decidiendo antes ir a recoger su cheque de comida que le permitirá llevar por fin algo bueno a su hijo, comiendo, esta vez los dos, hamburguesas con patatas, sobrándole además dinero para regalarle unas zapatillas con las que podrá jugar al fútbol.
Ya por la noche se atreve a abrir la carta que le dejó Antonia, llorando tras leerla.
La encuentra así llorando Adrián y le lleva agua para calmarla.
Acude al día siguiente con la carta a un abogado que le explica que en la carta le informan de la ejecución tras una demanda por impago del alquiler de una vivienda.
Le explica también que prescribió ya el plazo para hacer alegaciones, fijando ya el juez en la carta la fecha del lanzamiento, diciéndole el abogado que ha acudido a él ya demasiado tarde y tendrá que irse del piso antes del 2 de julio, no pudiendo hacerse nada ya para ayudarla.
Acabado el curso Adrián se despide de su amigo tras haber jugado su último partido de fútbol en el colegio.
De regreso a su casa, Rocío ve a Alfonso en el supermercado, y no pudiendo remediarlo entra en el mismo y se lanza contra él empujándolo y haciéndolo caer mientras le recrimina querer echarla de su piso, debiendo sujetarla el encargado de seguridad que la echa del establecimiento.
Rocío está muy triste y sin saber qué hacer, encontrándose con su vecina María que va con la maleta, y que le dice que se va a Barcelona a ver a su hermana, regalándole antes de marcharse a Adrián una camiseta de la selección española.
Cuando llegan a su casa tienen otro problema. Se les estropea la instalación eléctrica, lo que hace que Adrián se enfade mucho, pues no podrá ver la final de la Eurocopa, diciéndole a su madre si no puede ser una madre normal, echándole en cara que él no tiene ni padre y la llama loca cuando enfadada ella al escucharla tira la tele y sus videojuegos y le da una bofetada, haciendo que el niño, enfadado se escapa de casa.
Arrepentida por lo sucedido, Rocío sale a buscar al niño por los bares de su barrio, donde la gente se agolpa para ver el partido, escondiéndose el niño de ella cuando la ve, hasta que más tarde la ve sentada en la calle, y ve su estado de tristeza y desesperanza, por lo que va hasta ella, que le pide perdón.
El niño le dice que está muy rara, debiendo ella explicarle que tendrán que abandonar el piso al día siguiente porque el dueño del piso los echó.
Lloran abrazados mientras tras ellos toda la gente salta de alegría ante la victoria de España en la final.
Tras recoger todas sus cosas abandonan el piso a primera hora.
Cuando el dueño llega acompañado de los funcionarios judiciales y policiales encuentran la casa ya vacía.
Rocío y Adrián, cargados con sus maletas se alejan con sus bolsas hacia el horizonte.
526 personas perdieron su vivienda cada día durante 2012, en que la tasa de paro estaba en el 26%.
Se rescata a la banca con 100.000 millones, y a ti, quién te rescata?