Te cuento la película

Última noche en Milán

L'ultima notte di Amore (2023) * Italia

Género: Suspense

Duración: 124 min.

Música:Santi Pulvirenti

Fotografía: Guido Michelotti

Guion y Dirección: Andra Di Stefano

Intérpretes: Pierfrancesco Favino (Franco Amore), Linda Caridi (Viviana), Antonio Gerardi (Cosimo Forcella), Francesco Di Leva (Dino Ruggeri), Emiliano Brioschi (Fulvio), Matilde Vigna (Nureyev), Camilla Semino Favro (Daria Criscito), Martin Montero Baez (Ernesto), Carlo Gallo (Tito Russo).

Todos parecen muy animados mientras preparan una fiesta en un piso a la que se une, por videollamada una joven, la hija de la dueña del piso y bromean con ella sobre el discurso de su padre, en que repiten todos que la suya es la historia de un honrado policía que en 35 años de servicio, nunca tuvo que disparar a nadie, y dicen que llamándose Franco Amore no podía esperarse otra cosa.

Uno de los asistentes, Cosimo, primo de Viviana, la mujer de Franco dice que debe marcharse, tras recibir una llamada.

Viviana pide a un niño que mire por la ventana y les avise cuando vea llegar a Franco para apagar las luces.

Consiguen así sorprenderlo, cuando llega de correr y le regalan una chaqueta y, emocionado, llora, mientras todos brindan con champán, sorprendiéndose al ver a su hija, que le dice que siente no haber podido ir a Italia, pero que no quería perderse su fiesta y vuelven a bromear con su discurso.

Recibe también una llamada de su jefe, el comisario Sarno, aunque no es para felicitarlo, sino para solicitar sus servicios pese a que se jubila al día siguiente.

Llega hasta un túnel acordonado por la policía, donde lo recibe su jefe, que le pregunta qué hacía su compañero Dino allí, aunque le asegura que él no sabe nada.

Sarno le cuenta que recibió tres balazos en el pecho y una le seccionó la aorta, por lo que fue una muerte rápida, y al escucharlo, Franco no puede reprimir las lágrimas.

Ve el coche calcinado y la científica le impide pasar.

Diez días antes.

Franco trabaja en su tiempo libre para Cosimo, el primo de su mujer, como guardaespaldas y conductor, y aprovecha las esperas para redactar su discurso de jubilación en que recuerda que la primera vez que se puso el uniforme tenía 20 años y que, tras 35, se siente orgulloso de su elección.

Mientras lo espera en uno de sus destinos recibe una llamada del propio Cosimo porque el hombre con el que estaba negociando, de nacionalidad china está muy mal y teme que le pase algo, pues es un capo chino y si muere acabarán con él.

Pide a Cosimo que llame a una ambulancia mientras él le da masajes y pide a las prostitutas que estaban con ellos que se marchen.

Acude al día siguiente a ver al jefe chino Zhu Zhang, agradecido porque le salvó la vida, llevando a Viviana, con la que suben al piso 29, domicilio del oriental y Viviana le regala una parmesana que cocinó ella misma, y Zhang, a su vez le regala una carpa dorada, símbolo de buena suerte y le presenta a toda su familia.

Zhang desea hablar con Franco porque sabe que va a jubilarse y le dice que cuando lo haga le gustaría que trabajara con ellos en su servicio de seguridad, como hace con Cosimo, pero a una escala superior.

Le explica que, mientras esté convaleciente será su yerno quien dirija el negocio.

Franco habla por ello con el joven y le expone sus reglas: no transporta a gente con antecedentes penales o con armas, y no protege a gente que robe o tome drogas, aunque el yerno de Zhang le asegura que su empresa opera legalmente.

Que generan mucho efectivo, pero eso es una piedra en su camino y que es él quien le pide que no haga nada ilegal para no crearles problemas.

Le explica luego que esperan el siguiente envío en una semana y le piden que lleve a un colega, aunque él le dice que no esperaba empezar a trabajar con ellos tras su jubilación, pues teme que le dejen sin pensión a solo unos días de jubilarse.

Cosimo le dice que se trata de un viaje de solo una hora y que no debería perderlo, pues serían 5.000 euros, lo que equivale a tres meses de trabajo.

También Viviana lo anima, pues ha estado años quejándose, mientras brindan luego con champán en un restaurante con Cosimo, al que pregunta si es peligroso, a lo que este le dice que en absoluto.

Le cuenta que los chinos tienen un negocio de importación de piedras preciosas de África y necesitan a gente de seguridad.

Pero Franco se muestra remiso, pues en una semana todavía no se habrá jubilado y si les paran llevando a los chinos no podrá ponerles ninguna excusa, aunque Cosimo le pregunta cuándo fue la última vez que la pararon para hacer un control en todos esos años, pese a lo cual se muestra receloso.

Llega al restaurante también Tito Russo, otro primo de Viviana, momento en que Franco sale a tomar el aire mientras y Tito se queja de que nunca le saluda y ella le pide que deje de meterse con él.

Mientras guarda sus cosas, el comisario le pregunta si ya tiene preparado el discurso.

Observa que sus compañeros detuvieron a un muchacho chino y su amigo Dino le dice que normalmente no se oye hablar de la mafia china, pero que el chico ese, pese a su juventud llevaba ropa de marca y le hizo pensar en lo de su trabajo, aunque Franco le dice que Zhang no es así, pues es de la vieja guardia.

Dino le pregunta cuánto le dará, y le dice que 800, aunque él le pide 2.500, ofreciéndole finalmente 2.000 y le entrega parte del dinero y un teléfono, y le pide que deje el suyo en casa y le explica que también les dejarán el coche.

Acuden al aeropuerto a recoger la mercancía y mientras esperan, él sigue con su discurso para tratar de explicar por qué se jubila antes de tiempo.

Explica a su amigo que los familiares de Viviana siempre han hecho esos negocios.

Reciben a una pareja china. La mujer se presenta como Feifei y Franco se queja, pues le hablaron de un solo pasajero con un maletín, aunque ella le dice que el hombre es Chun-Ba, su prometido y se niega a ir sin él, aunque los registra Dino.

Feifei se esposa el maletín a la muñeca antes de salir.

Franco va atento a todos los coches y Chun-Ba dice que no le da buena espina y cree que algo no va bien y Franco se fija en un Alfa Romeo blanco.

De pronto pinchan, pero Feifei le pide que no pare y que siga y pide a Dino que se dirija hacia una estación de servicio donde los vigilarán las cámaras, aunque Feifei le dice que si se paran están muertos.

Como van por el arcén, los para un coche policial, y Franco les pide que ellos no hablen.

Sale y dice a los agentes que son compañeros. Que están de servicio y llevan a unos turistas chinos a comisaría para interponer una denuncia por robo.

Una agente le dice que deben verificar su identidad y Feifei le pide que arranque, aunque él le dice que todo irá bien.

Observa cómo la agente y otro compañero se colocan los chalecos antibalas y les piden luego que les muestren los documentos de los ocupantes, pues no consta que ese coche esté de servicio, a lo que les responde que se lo acaban de autorizar.

Feifei le dice que es imbécil, que esa gente no es policía y ven cómo los adelanta el Alfa Romeo, por lo que Franco pregunta al policía de qué comisaría son ellos, aunque este no le responde y pide que le muestren el maletín.

A su vez, Franco les pide que le muestren las placas, aunque él dice que solo desea ver el maletín, ante lo que Feifei se pone nerviosa y le dice que cree que están todos compinchados y por eso no hacen nada.

Ella abre la puerta pidiendo socorro mientras su compañero saca un arma y dispara, haciendo lo mismo la policía que les dio el alto y que alcanza a Dino.

Chun-Ba trata de disparar a la policía, pero Franco trata de evitarlo y se enzarzan en un forcejeo en que Chun-Ba trata de dispararle a él, aunque da a Dino en el cuello.

Franco sale y ve a la supuesta agente en el suelo, también herida y trata de auxiliar a Dino, que le dice algo al oído.

Trata de pedir ayuda a otros coches, mientras la policía persigue a Feifei, que grita pidiendo ayuda.

Dino finalmente cae muerto.

Franco escucha disparos a lo lejos. Uno de ellos sirvió para desatar el maletín de la muñeca de Feifei, el otro para acabar con ella.

Franco corre hacia ellas y ve cómo la mujer policía huye con el maletín malherida.

La encuentra agonizando y murmura cuando llega junto a ella que les dijeron que no dispararían.

Llama desde el teléfono de ella para pedir ayuda y le dice que enseguida llegarán refuerzos, aunque ve que murió ya y que tiene en su mano una bolsa con diamantes que él lanza a lo alto de un puente antes de regresar hasta el coche, que limpia de huellas y aparta luego a Dino antes de hacer que el coche explote, tras lo que huye.

Llama a Viviana, que está recibiendo en ese momento a los invitados a su fiesta y le pide que vaya a buscarlo a una estación de servicio y que lleve una botella de agua, jabón y su chándal y zapatillas de deporte.

Cuando llega, le pregunta por Dino y él le cuenta que llegó un montón de gente e iban preparados, y dice que será mejor que se entregue y lo confiese todo, aunque Viviana le dice que lo meterían en la cárcel y lo perderán todo y debe pensar en su hija y le pregunta quién se va a llevar esos diamantes, diciéndole él que se lo quite de la cabeza.

Ella le propone ir a cogerlos y escapar a un sitio donde nadie pueda encontrarlos, aunque él le dice que ve demasiadas tonterías en la tele y que a los que huyen a una isla desierta los encuentran enseguida y les disparan.

Dice que debe ir a ver a Zhang y a Sarno, el comisario y contar la verdad y solo así y si tiene suerte, vivirá.

Le pide que le pare en la comisaría mientras Viviana regresa a casa, donde recibe una llamada del comisario y le dice que Franco salió a correr y se dejó el teléfono en casa, y lo invita a la fiesta, aunque él le dice que lo llame cuando llegue.

En ese momento también Cosimo recibió la llamada tras la que dijo que tenía que marcharse y que tiene que irse, y pide que le llame también a él Franco cuando llegue.

Entretanto, Ernesto, el hijo de Dino dispara a todos con su pistola de juguete y Viviana le pide que vigile para avisar cuando llegue Franco.

Este, aparca su coche y se echa gua encima para simular que ha estado corriendo.

Al llegar se cruza con Cosimo al que le cuenta que la cosa fue mal. Que tuvieron un problema y 5 personas resultaron muertas, tres de un bando y dos del otro.

Cosimo le pregunta si la bolsa se la llevaron los que los atacaron.

Desde abajo observa cómo se apagan las luces de su casa para darle la "sorpresa" y debe simular sentirse feliz con la sorpresa, aunque se siente fatal al ver a Ernesto.

Llama entonces Sarno y va hasta el lugar de los hechos, donde se muestra atribulado por la pérdida de su amigo ante sus compañeros, y ve que yace en el suelo con un arma en la mano, arma que en realidad empuñaba Chun-Ba.

Le llama el yerno de Zhang, al que pregunta quiénes eran los que le metieron en el coche, aunque a aquel solo le interesa la mercancía, porque le dice que quiere hablar con su suegro, a lo que este se niega. Él le dice que no sabe dónde está la mercancía.

Continúa andando y ve a Feifei y, al otro lado a la policía, ambas muertas.

El comisario le dice que es raro que Dino no llevase su pistola reglamentaria y Franco le dice que llevaba 20 años trabajando con él y nunca se habría metido en esas cosas, pues tenía un hijo que criar, aunque el comisario le dice que pudo dejarse tentar por el dinero y le pide que espere allí la llegada de la fiscal para hablar con ella.

Llama a Viviana y le cuenta que pusieron el arma que disparó, en manos de Dino.

Ella le dice que Dino le diría que acabara esa última noche sin contratiempos, aunque él cree que le tienen en el punto de mira, decidiendo ella que irá hacia allí.

Sus amigos policías lo abrazan al verlo y le preguntan si sabía que Dino estaba metido en algo.

Él pide a una compañera que averigüe quién fue el primero en llegar al túnel.

El comisario les habla de los muertos, entre ellos dos carabineros que parecían estar efectuando un control rutinario, aunque no informaron a comisaría.

Franco busca en el móvil de la carabinera muerta sus últimas llamadas y marca la última mientras observa entre la gente que está en el túnel para ver quién coge el teléfono.

Más tarde, policías frente a carabineros, los primeros dicen que Dino era una persona honesta, y un carabinero dice muy airado que Daria es su hermana.

Él dice a sus compañeros que desea saber si hay un Alfa Romeo en el servicio.

Vuelve a marcar y ve finalmente a un hombre que lo coge, y reconoce en él al hombre que conducía el Alfa Romeo blanco.

Entretanto, Viviana sale con Ernesto, el hijo de Dino, y ve que fueran están sus primos Cosimo y Tino, y el primero le dice que deben rendir cuentas a los chinos, pues faltaba la mercancía y le dicen que ellos pueden hacerse cargo de ella, aunque ella dice que no sabe nada de eso.

Mientras espera que le lleven a declarar ante la fiscal ve que el tipo del Alfa le devuelve la llamada y le dice que sabe que ha perdido un amigo, pero él a dos y le pide que tenga cuidado con lo que va a decir, pues lo arrastrará con él y se ahogarán los dos.

La fiscal le preguntan cuándo habló por última vez con Dino, diciendo que esa mañana, pues patrullaron juntos.

Le preguntan si conocía el doble trabajo de Dino, asegurando él que no.

Le preguntan si le habló de problemas económicos, diciendo él que con 1.800 al mes llevaba una vida complicada porque tenía un hijo, aunque asegura que nunca haría nada ilegal, pues era el policía más honesto que conoce.

Le preguntan luego que hizo él esa noche entre las 7 y las 9'30 y les cuenta que salió a correr y al regresar vio que su mujer le había organizado una fiesta sorpresa y se enteró de todo por el comisario.

Dice que le esperaban esa noche en su casa para su fiesta y se marcha enfadado y les dice que al día siguiente pueden interrogarlo en comisaría, pues ahora quiere despedirse de su hermano Dino.

Lo llama Zhang, que también está allí y que le dice que sigue confiando en su palabra y en que hará la entrega.

Llega también Viviana, que para que le permitan pasar la barrera policial cuenta que es pariente de Dino y que el comisario Sarno la autorizó a ir.

Consigue pasar, aunque deja a Ernesto en el coche mientras ella se acerca al lugar de los hechos y llama a Franco, que le pregunta qué hace allí y le dice que tiene miedo y deben hacer algo para que no acabe como Dino.

Le pregunta dónde están los diamantes y le explica que los tiró al puente al fonde del túnel, decidiendo ella subir hasta arriba.

Dice que va a subir para hacer una buena foto y pide a una chica que está cerca que la avisa si va la policía.

La compañera de Franco le cuenta que en la comisaría de Moscova tiene un Alfa Romeo blanco, el del teniente Attili.

Viviana se cuela y busca la bolsa en el puente, y Franco le pide que apague la linterna.

Entretanto, Ernesto sale del coche y corre hacia el lugar donde tienen a su padre y reconoce sus zapatillas.

Los chinos lo ven mirar hacia arriba y suben, por lo que Viviana debe salir corriendo con las piedras, perseguida por los chinos.

Consigue llegar junto a su marido, que recogió al niño y que le pide que se marche por la circunvalación y que no vuelva a casa y consigue que pueda salir de allí sin que los chinos puedan, entre tanta policía, hacer nada.

El niño le dice a Viviana que ese hombre llevaba las zapatillas de su padre y ella no puede evitar el llanto al escucharlo.

Franco se encuentra con su mujer en una gasolinera y le pide que lleve al niño con sus abuelos, que viven en un pueblecito de Pulla donde su abuela es costurera y le pide que olvide los diamantes, como si no existieran y que no le cuente a nadie, ni a sus familiares, que los tiene, y se abrazan antes de que ella se marche.

Franco llama luego a Cosimo para contarle que lo recuperó todo y lo cita.

Ve a Cosimo esperando frente a su joyería, donde se citaron, pero no se dirige a él, sino a otro coche en el que está Tito con otro hombre, y a los que encañona y les pide que le entreguen las armas y tiren los teléfonos a la parte trasera.

Recoge luego en el coche a Cosimo, al que apunta para obligarle a subir.

Este le dice que siente mucho lo ocurrido, pero que él no tuvo nada que ver, pese a lo cual Franco lo golpea duramente y luego le obliga a bajar al llegar a casa de Zhang.

Cosimo le dice, mientras suben en el ascensor, que recapacite, pues los va a matar a los dos.

Los recibe Zhang en batín, ante el que Cosimo reconoce que Franco no sabía nada, y que eligieron ese trabajo porque era imposible que saliera mal, pues todos lo tienen por un débil que no dispara y que fue su primo Tito quien envió a los carabineros tras ser informado por él del envío, aunque la verdadera idea fue de su yerno.

Este se subleva y dice que es mentira, pero Cosimo asegura que fue su yerno quien les contó que él se estaba muriendo y él quería tomar el control de Milán.

Franco le da los dos teléfonos que requiso, el de Tito Ruso, que explica es miembro de la mafia calabresa y el de un carabinero corrupto del cuartel de Moscova.

Zhang le pregunta por sus diamantes y Franco le dice que se quedará con ellos, pues ya le avisó que no quería a gente armada en su coche y el tiroteo comenzó por culpa de su guardia.

Dice que sabe que le pillarán tarde o temprano por lo ocurrido y le quitarán la pensión y lo encarcelarán y quiere que su mujer y su hija estarán tranquilas para siempre, y que, como también le quitarán la pensión a su amigo muerto, él tiene que hacerse cargo de su hijo, que todavía es pequeño.

Además, quiere tener la satisfacción de ser como Robin Hood. Robar a un rico para dárselo a un pobre imbécil que toda su vida tuvo la ambición de ser una persona honrada, y se marcha tras ello, dejando allí a Cosimo que le pregunta cómo se atreve a mirar a su prima a la cara y dejarlo allí, pues van a matarlo.

Franco se retira caminando frente al Duomo hacia su coche mientras comienza a amanecer, cuando solo le queda una hora de servicio antes de su jubilación.

Saluda a sus compañeros por radio en su última comunicación, pues termina en ese momento 35 años de servicio honrado y todos sus compañeros encienden sus sirenas para despedirlo, pues fue un gran compañero.

Se le saltan las lágrimas mientras los escucha, aunque en ese momento llama su atención un hombre que se acerca.

Calificación: 3